Jesús estaba por ingresar, junto a sus discípulos y más seguidores, a Naín, una pequeña ciudad cerca a Nazareth. Mientras ellos entraban a la ciudad, el cuadro se interrumpió por una triste escena. Una viuda llevaba a enterrar a su único hijo, llevaba el féretro al cementerio a las afueras de la Ciudad. Definitivamente era penosa escena. Ya ser viuda representaba una situación lamentable, pero perder a su único hijo significaba una tragedia de escala mayor. Todas las esperanza de la viuda se habían depositado en su hijo al quedarse viuda, pero ahora, al perder a su hijo por la muerte, la mujer solo esperaba vida miserable o la muerte pronta. A Jesús le conmueve la escena y actúa prontamente.
Jesús sabe todo, y entendía el sufrimiento de aquella mujer. Ya había sufrido demasiado, ahora perdía a su único hijo. Jesús se compadece de nuestros pesares, de nuestras angustias. Es por ello que obra un milagro extraordinario en la vida del muchacho difunto. La Biblia dice que lo sanó y entregó al joven a su madre y todos se maravillaron.
Acá podemos hacer una aplicación interesante en base a la escena o figura leída. Muchos jóvenes son llevados a la muerte por sus propios padres. Los padres aman a sus hijos, pero ese amor es cegado muchas veces por los afanes de este mundo. Dan licencias a sus hijos para hacer cosas que saben que están mal, pero que por “su amor” moderno, su compresión errónea de la educación, incitan a sus hijos a tomar decisiones que los llevan directamente a la muerte. Muchos hijos hoy, están yendo directamente a la muerte espiritual por las decisiones e influencias de sus propios padres. Esto es para analizar de manera cuidadosa. ¿Cómo estamos educando a nuestra hijos? No cedamos a la presión moderna, a las filosofías “interesantes” que lo único que quieren es alejarnos de la verdadera educación bíblica.
Gracias a Dios, este cuadro puede ser restaurado por el único que puede, Jesús. Jesús es la vida para restaurar hijos mal encaminados, por jóvenes que van sin rumbo y dirección. Muchachos que caminan directamente a la muerte. Ve a Jesús, ora y pídele que restaure la vida de tus hijos. No es tarde, todo tiene solución para Jesús.
Siempre se nos ha enseñado que todo tiene solución, menos la muerte. Y sí, es cierto. Sin embargo, al leer los evangelios, podemos ver que para Jesús, todo tenía solución, incluso la muerte. Esto me recuerda un anécdota del gran predicador D.L Moody. Cuenta la historia que un día se le pidió a Moody, que predicara en un funeral. Como un predicador bíblico, Moody, comenzó a buscar en la Biblia historias de Jesús en un funeral para predicar sobre ello. Al final de su búsqueda decidió cambiar su sermón pues todos los funerales en donde Jesús asistió terminaron en resurrección.
Jesús hoy sabe lo que sientes. Sabe tus luchas y preocupaciones, entiende la tragedia que ha batallado tu vida, pero no se queda de brazos cruzados, Él quiere resucitar tus sueños rotos, tus planes quebrados. Quiere hacer un milagro en tu vida. Entiéndelo bien, todo tiene solución, incluso la muerte para los que creen en Dios. Quizás pueda sonar muy fanático, pero Jesús ya lo hizo, y lo hará otra vez pues no hay nada imposible para Él.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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