martes, 16 de noviembre de 2010

¿QUÉ PODEMOS PREDICAR?


“Que prediques la Palabra, que instes a tiempo y a destiempo. Convence, reprende y anima, con toda paciencia y doctrina” (2 Tim. 4:2).


Un pastor distrital fue invitado a predicar a pastores, en su nerviosismo tal vez, preguntó a un pastor de más años sirviendo al Señor, qué podría predicar. El pastor de experiencia, lo miró fijamente a los ojos y con mirada triste le dijo: “¿Hay algo más que podemos predicar que no sea la Palabra de Dios?” Los tiempos de Pablo eran complicados en cuanto a unidad de doctrinas y vida cristiana, hoy, la realidad no es distinta. Las iglesias protestantes en general se afanan por “ganar almas” para Cristo poniendo en riesgo muchas veces los principios bíblicos, sus prédicas están infestadas de superación personal, prosperidad a cambio de un verso fuera de contexto matizados con experiencias jocosas, chistes y marketing por doquier. Todos esos tópicos resultan interesantes y entretenidos, pero jamás lograrán la transformación espiritual que Dios demanda. Como pastores debemos ser consientes de ello.
¿Qué podemos predicar? La Palabra de Dios. Predicar la Palabra no siempre es fácil, a veces los mensajes bíblicos resultan ofensivos para algunos, Cristo mismo experimentó la resistencia de no pocos, sin embargo, Pablo mismo dijo: “No te avergüences del evangelio porque es poder de Dios para salvación” (Ro. 1:16), pues muchos cristianos de seguro se avergüenzan del mensaje bíblico. Sin duda.
¿Cuándo predicar la Palabra? La predicación de la Biblia no tiene lugar ni tiempo, es a tiempo y fuera de tiempo, en todo lugar a toda hora, la predicación de la Palabra debe estar en el corazón del ministerio pastoral. Esa predicación debe convencer al no adventista, exhortar al adventista que está caminando mal, y animar al adventista y no adventista. No debe estar limitada al púlpito, sino en visitas a casas, campamentos, retiros, etc.
¿Cómo predicar? Con paciencia y doctrina. Un ministro de Dios, debe caracterizarse por la paciencia y enseñanza conforme a la Biblia. La impaciencia y enseñanza superficial no es una predicación al agrado de Dios. Pablo está seguro de ello.
El pastor distrital finalmente, predicó con poder frente a casi cien pastores, después de su intervención, fue hacia el pastor de experiencia y le dijo: “Hace un buen tiempo no predicaba la Palabra” ¿Qué, cuándo y cómo estás predicando como pastor? Cumplamos nuestro ministerio.

Pr. Heyssen J. Cordero Maraví

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