miércoles, 19 de noviembre de 2014

Mateo 18: ¿QUÉ NOS ENSEÑAN LOS NIÑOS?


Uno nunca sabe cuando y cómo aprender de un niño, es sorprendente. Jesús sabía que los niños no solo son hermosos, chistosos , bonitos, tiernos; sino que  además son importantes; pero su importancia no solo radica en el  aprecio que podamos tener por ellos; sino también en lo que ellos nos enseñan con sus pequeñas vidas. 
I. Nos enseñan a seguir aprendiendo (v. 2) "Y llamando Jesús a un niño,  lo puso en medio de ellos"
Tenemos a Jesús con sus discípulos en Galilea, específicamente en el poblado de Capernaum, cuando una discusión se desato entre los seguidores de Cristo; unos les decía al otros, que eran superiores y preferidos del Señor, otros argumentaban que eso no era cierto; así pues la discusión llego al punto en el que los discípulos deciden preguntar directamente a Jesús ¿Quién era el mejor de ellos? La discusión surgió porque tiempo atrás 3 de los seguidores de Jesús habían compartido un evento muy importante y el resto no había sido  invitado. La transfiguración en el monte había sido una bendición para  Pedro, Juan y Jacobo; pero estos mismos la habían convertido en una causa para pelear. Ya estando delante del Maestro, éste busca enseñarles algo a través de un ejemplo vivido; para eso nos dice Mateo en su evangelio que Jesús mando llamar a un niño que andaba por allí (v. 2) la respuesta de niño no fue de desconfianza; pues al parecer respondió inmediatamente a la orden de Jesús. ¿Qué quería enseñar Cristo con esto, al usar un niño?
En primer lugar que los niños siempre tienen la disposición a aprender; el niño va inmediatamente cuando el Señor lo llama; pues hemos de presuponer que el niño conocía y sabía quien era Jesús; pues de lo contrario hubiera huido; pero la actitud del niño fue la de ir, a ver que le enseñaba el Maestro Jesús. Así pues nosotros los que ya no somos niños debemos imitarlo; pues Dios siempre tiene algo que enseñarnos y nosotros no podemos, ni debemos negarnos a aprender. Hay un refrán que dice así: "Perro viejo, no aprende trucos nuevos" y así es como muchos viven su etapa de adulto, una completa cerrazón a aprender; pues consideramos que ya sabemos lo suficiente y que además ya hemos perdido la capacidad de aprender. Hay quienes olvidan que la vida cristiana es un constante aprendizaje, nadie puede jactarse de saber mucho. Recuerdo a una persona ya muy mayor que ya falleció, en una ocasión cuando presentaba un curso sobre como compartir la fe, esa persona llego al templo, al verla me acerque a ella y le invite a integrarse; su respuesta fue: "Ah, todo eso ya los sé, he tomado muchos cursos, he sido alumna de muchos pastores y he asistido a muchos talleres; no necesito aprender más" Olvidamos que Jesús siempre tiene "algo" que enseñarnos, olvidamos que Jesús siempre usara a alguien para enseñarnos.
Es triste andar por la vida con la actitud de "todo lo sé y a mi nadie me puede enseñar nada." Pero Jesús nos dice a través de esta historia que debemos ser como un niño que siempre esta dispuesto a aprender algo. Por otro lado hay quienes creen que ya es tarde para aprender, que el tiempo ya se les fue y por lo tanto no están dispuestos a aprender como niños. Sin embargo un especialista en construcción del entendimiento, Ángel Cintrón Opio afirma que "el cerebro humano tiene una capacidad increíble para aprender, sin importar la edad." En su artículo "Nunca es tarde" el Dr. Cintrón dice que a menos que su cerebro sufra una atrofia bioquímica o un trauma emocional, su cerebro con serva la capacidad para aprender lo que sea. Pero usted dirá "eso no es cierto, mi abuelita es muy aferrada a sus ideas  y no quiere aprender lo nuevo." Para muchos, si no es que para la mayoría de las personas la idea de "ya es tarde para aprender" es una gran limitante; pero según el Dr. Cintrón el "ya es tarde" es un mito social y que carece de base científica, ya que mayormente las personas adultas dejan de aprender por no enfrentar el juicio de la gente; expresiones como "ya viste al ruquito que viene a la escuela" o "ya esta grande para esas cosas" son armas poderosas que detienen el deseo de seguir aprendiendo.
Raros, pero inspiradores son los ejemplos de personas que deciden aprender sin importar la edad que tengan. Evelyn Figueroa aprendió a andar en bicicleta a la edad de 35 años, y todo porque de niñas, sus padres le cuidaban de los peligros que representaban los adoquines y las pendientes del lugar en donde vivía; Myriam Lugo aprendió a andar en patineta a los 60 años de edad; y ya no es raro ver a esta mujer mayor en su escooter por las calles de su colonia; pero si esto ejemplos le parecen lejanos, nuestra hermana Imelda Ferrer compartía que en la universidad en donde ella estudia su licenciatura su compañera más grande es una maestra de 72 años. Como pueden ver siempre podemos seguir aprendiendo; Jesús nos exhorta a nosotros a ser como los niños, estar dispuestos a su llamado a aprender, como lo hizo el pequeño que llamó para enseñarles a sus seguidores cosas importantes. Nunca pierda  la disposición de aprender; pues se puede estar perdiendo de grandes bendiciones de parte de Dios.
II. Nos enseñan a ser como ellos (v. 3) "...si no os volvéis y os hacéis como niños..."
Cierto día en una clase universitaria, un profesor interrumpió el largo  silencio de un examen para preguntar a sus alumnos lo siguiente: "¿Saben ustedes por qué sólo los niños son plenamente felices?, nadie respondió; pero el profesor dijo: "porque ellos viven el momento, viven despegados del pasado y despreocupados del futuro." ¿Qué debemos aprender de los niños? No solo a seguir aprendiendo; sino además ser como ellos, como los niños. Jesús ante la pregunta de sus discípulos, manda llamar a un niño; este responde y Jesús lo pone en medio de ellos (v. 2), y entonces les dice: "si no cambian y vuelven a ser como niños, no podrán entrar al Reino de los Cielos" (v. 3 BLA).
Con el paso de los años las personas cambiamos, crecemos; pero al mismo tiempo experimentamos grandes perdidas, y dentro de estas grandes perdidas podemos contar aquellas que nos identificaba como niños. Nos convertimos en seres preocupones, soberbios, temerosos, incrédulos, aferrados a nuestras ideas y creencias; en una palabra nos convertimos en adultos. Fue Juan Jacobo Rousseau quien dijo: "El niño nace bueno, pero la sociedad lo corrompe." Todos nacemos siendo niños; pero no solo en el aspecto físico, sino también en lo emocional y en lo intelectual; pero el mismo proceso de la vida nos lleva a crecer; y por consecuencia a dejar a tras ciertas cosas que son de niño. Jesús nos dice que para poder entrar en la dimensión de su reino debemos ser como niños; pero Jesús no se esta refiriendo a ser infantiloides; es decir no nos pide que seamos niños emocionales o intelectuales, sino a que seamos niños en nuestra manera de ver la vida, justamente como ellos, los niños la ven y la viven. ¿Cómo son los niños? ¿Cómo es la actitud de un niño?
No se necesita ser un experto para conocer la actitud de un niño; pues  podemos decir que convivimos con niños prácticamente todos los días.  Jesús nos dice sean como niños; ¿pero como quiere el Señor que seamos? ¿Haciendo berrinches, juguetones, tierno,chistosos? ¡No! Se refiere más bien a las cualidades de estos niños. ¿Cómo es un niño? Un niño es un ser dependiente de sus padre, se dice que todos lo mamíferos el bebe humano es el más indefenso; además que su gestación requeriría de otros 9 meses para poder salir como lo hacen los animales (caminando, etc.); Dios quiere que usted dependa de Él como sus hijos pequeños dependen de usted, que viva en confianza en fe, como los niños confían y creen en los adultos que los aman y prometen cuidarlos. ¿Cómo es un niño? Un niño es explorador; un niño se aventura y experimenta cosas nuevas, no se queda con un solo estilo o forma, sino que se atreve a intentar siempre cosas nuevas; los expertos dicen que un niño nace sin el sentimiento de temor; un niño no teme a la oscuridad, a las alturas, a las texturas diferentes, a los sabores raros; somos los adultos quienes nos prejuiciados con nuestras malas experiencias y temores; pero Jesús  quiere que no atrevamos a ser nuevos cada día. ¿Cómo es un niño? Un niño vive el presente; pues los niños tienen una idea del tiempo muy diferente a la de los adultos; para los pequeños entender el mañana les resulta difícil; mientras que muchos de nosotros estamos preocupados por el futuro y mucho menos se la vive rumiando por el pasado. ¿Cómo es un niño?
Un niño es moldeable; hace un momento hacia referencia a un pensamiento del francés Juan Jacobo Rousseau quien nos dice que los niños nacen buenos; pero es la sociedad, el ambiente quien interviene a su favor o en su contra. Cuando el niño es pequeño tiene un enorme potencial de aprender y moldeo; pues citando nuevamente a los expertos; estos afirman que lo que suceda durante los primeros 4 años de vida; estos pueden determinar el futuro; pues sus mentes y corazones con como arcilla fresca en manos de los padres; así mismo el creyente debe ser barro en manos del Señor y estar dispuesto a dejarse moldear por su hacedor. ¿Cómo son los niños? Los niños son humildes; un pequeño no se avergüenza por no saber algo; esto podemos verlo en esta etapa cuando su pregunta más habitual es ¿Por qué? Y admiten su ignorancia, pero con la visión de saber la respuesta; sin embargo los adultos nos volvemos en soberbios creyendo saber todas las respuestas; más cuando se es padre; pues hay quienes consideran que llegar a ser padres los hace infalibles; pero tenemos que reconocer que si bien nadie nos enseña a ser padres, muy pocos, hacen algo al respecto. Prefieren esconder su ignorancia de la vida tras la mascara soberbia "de todo lo sé"; pero además nos ensordecemos cuando vivimos independientes de Dios, creyendo que somos nosotros quienes determinamos las cosas; un niño e s humilde pues se deja guiar, reconocer sus limitaciones y nunca busca avergonzar a nadie. Tiempo y espacio nos falta para seguir describiendo la actitud de un niño; pues lo niños además son espontáneos sinceros, divertidos, etc. Sin embargo lo que ya hemos descrito nos lleva a saber que es lo que Jesús decía a sus discípulos cuando les dice con un niño en el centro "si no cambian y vuelven a ser como niños, no podrán entrar al Reino de los Cielos" (v. 3 BLA). Aprenda de un niño y cambie; porque solo así entrará en el reino de Jesús.
III. Nos enseñan la verdadera grandeza (v. 4) "...ése es el mayor en el reino de los cielos."
Un hombre llevó a su pequeña hija a un parque de diversiones y ella inmediatamente corrió a un quiosco y pidió un algodón de azúcar. Cuando  el dependiente le entregó una inmensa bola de algodón, el padre le preguntó: «Cariño ¿Estás segura que puedes comértelo todo?» «No te preocupes, papá» le respondió ella. «Soy mucho más grande por dentro que por fuera». Los discípulos de Jesús estaban convencidos de que eran grandes, por el simple hecho de haber presenciado la transfiguración; a sus ojos Pedro, Juan y Jacobo, se sentían con el derecho de decirles a los 9 apóstoles restantes que ellos eran inferiores. Pero Jesús les dio una sopa de su propio chocolate, al responder, tomando a un pequeño niño en su brazos y colocándolo en el centro de la discusión y afirmar que "cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos" (v. 4).  Jesús les esta diciendo a estos soberbios adultos, que tiene que ser como un niño, que deben que tener la grandeza de un niño. Tenemos que saber que aunque en la cultura hebrea, los niños eran considerados bendiciones, dones y herencia de Dios (Sal. 127) en la praxis de su vida, los niños como las mujeres eran estimados por muy poco; tan es así que cuando se pensaba en términos de contar, las mujeres y los niños no contaban en sus listas.
En nuestros días la voz de los niños todavía no es escuchada por muchos, algunos sueñan con el día que el niño diga sus primeras palabras, pero cuando ya habla queremos que se quede calladito. Si, Jesús les dice que los niños son más grandes que los adultos, su actitud y su posición delante de Dios es aún más grande que la de cualquier adulto. ¿Qué debemos aprender de los niños? Su grandeza; si porque como lo dice la niña de la historia, son más grandes por dentro que por fuera; esas personitas que a veces menospreciamos en sus comentarios, y opiniones, tienen más grandeza que muchos de nosotros. Los niños son grandes porque aman sin medida, los niños son grandes porque creen sin medida, los niños son grandes por que su corazón guarda grandes y preciosos recuerdos, los niños son grandes porque saben perdonar, son grandes porque saben vivir, son grandes por así los hizo Dios. Jesús les da una gran enseñanza a sus discípulos, quienes pensaban que la grandeza se lograba con experiencias y oportunidades; la grandeza se logra con una actitud de niño. Lo interesante es que los niños no alardean con esto, ellos son  grandes y nada más, fue pascal quien dijo: La grandeza de un hombre está en saber reconocer su propia pequeñez. ¿Que es lo que agrada a Dios? ¿Cómo podemos acceder a las ricas bendiciones del cielo? ¿Cómo vamos a recibir de Dios sus dones maravillosos? Cuando reconozcamos que ante Él y los demás somos pequeños. Khalil Gibran dijo: "Protegedme de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe y de la grandeza que no se inclina ante los niños." ¿Quieres ser grande, como aquella vieja película de Tom Hanks?; empieza a ser como niño y conocerás la  verdadera grandeza.

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