martes, 11 de noviembre de 2014

Mateo 10: INSTRUCCIONES PARA LA MISIÓN


Jesús era un evangelista. Era un maestro que sabía su trabajo. Y es que debemos entender que Jesús no solo vino a predicar el evangelio, sino que vino a preparar hombres y mujeres, discípulos que se hicieran cargo de la magna obra después de que Él vaya al Padre. Es así que al notar su ministerio a través de los evangelios vemos claramente su gran interés en entrenar a sus discípulos con énfasis bien marcado en lo práctico más que en lo teórico.

Después de haber puesto a luz el problema de la gran multitud, de la iglesia en los tiempos de Jesús, que estaban desamparadas y dispersas, y después de haber dicho dónde inicia la solución (en la oración ferviente por líderes, por obreros, por pastores que sean capaces de pastorear un pueblo así) para una iglesia así ahora les dice: "así se hace". ¿Cómo? Oras, pero también haces. Llamas a los discípulos, los organizas, los entrenas y los envías. Así, y solo así se podrá cumplir la misión de evangelizar al mundo. ¿No crees? Mira qué dice Pablo a los Romanos: "... de vuestra fe se habla en todo el mundo" (Ro.1:8). ¡Impresionante! Con un puñado de hombres sencillos y corrientes, Jesús hizo una transformación mundial. Pero esto no fue el resultado de laboratorio, de papeles y cuadros estadísticos. Tampoco fue de la noche a la mañana, fue de la experiencia, la práctica, un proceso de tres años y medio. Jamás pensemos que hacer la misión es una obra "loca y vaga", de la emoción y de última hora. No. La obra de evangelismo es una ciencia, la ciencia de ganar almas.

El plan misionero (Mt. 10:1-4).
El plan de Jesús era simple. Lo primero que deben saber los llamados es que tienen autoridad. No era una simple autoridad dirigencial sino una autoridad divina sobre las enfermedades, sobre el mal y sobre las debilidades del ser humano. Notemos que Jesús le da la seguridad de que ellos no son predicadores comunes ni corrientes. Jesús les da autoridad sobre lo que se ve y no se ve. En segundo lugar, después de mostrarles la gran importancia de su llamado divino, ahora les presenta el segundo paso importante para hacer una obra con creces: organización. La oraganización que Jesús plantea es interesante. Un grupo de trabajo subdividido en  seis parejas misioneras. Este principio organizacional es la forma en que Jesús entrenó y alcanzó éxito. Finalmente, a ese grupo con autoridad y bien organizado les da una obra concreta que debían hacer: predicar y sanar. Una obra de hechos y no solo de palabras. Hablen, pero hagan. Podríamos decir que Jesús estaba interesando en que las personas no solo encuentren la paz espiritual sino también la paz física. Como nuestro creador, Jesús sabe que nosostros somos seres integrales, completos que sentimos, pensamos y necesitamos de ese modo que nuestras necesidades sean suplidas con el poder del evangelio.

La estrategia misionera (Mt.10:5-15).
Todo lo que nos distraiga es contrario a la misión. Es por ello que Jesús desde el principio les dice qe no entren a ciudades gentiles ni samaritanas. Y les dice eso no porque Jesús tomaba en menos las vidas de aquellas personas sino porque quería evitar conversaciones apologéticas, controversiales y en vez de ello debían ir a las ciudades judías para avanzar la obra. Si los judíos se convierten la obra avanzará más y mejor pues ellos serán de gran ayuda. Y así fue.

El mensaje que Jesús les dice que lleven es un mensaje de amor. Ese mismo mensaje que Juan el bautista llevó, el reino de los cielos se ha acercado y está aquí. Los discípulos tenían que imitar el trabajo de Jesús. Y para ello debían no solo llevar la Palabra de Dios, el evangelio hablado sino el practicado. Debían sanar toda enfermedad. 

Jesús les presenta la gran necesidad de realizar Obras de misericordia que ayudarían a preparar el terreno para la semilla del evangelio. Si las personas notan nuestro interés en ayudarles, y de dejan ayudar tendrán la mitad del evangelio dentro de sí, ahora solo faltará la Palabra hablada.

Vivan como vive el pueblo. No lleven oro, ni plata, ni cobre en el cinturón, les dijo Jesús. No debían llevar esas cosas. No la necesitarían. Pues ellos eran digno de salario. La gente les daría lo que necesitaran. El evangelista no debe parecer de otro "planeta", tampoco paracer menor o inferior. Es un evangelista, uno enviado por Dios con autoridad. Necesita estar con el pueblo con el publico que escuchará el mensaje de salvación.

¿Dónde vamos a dormir? Hospédense en casa de una familia digna. No solo debían comer y vestir como el pueblo, también debían vivir como vivía el pueblo. Nada mejor para esto que vivir con el pueblo. Por siglos los misioneros seguían éste principio. Comían y vestían como el pueblo vestía y comía. Cuando estaban en viajes se hospedaban con personas creyentes que los recibían en sus casas. No hace mucho tiempo que esto cambió. La modernidad trajo cambios. Afectó también a los cristianos. Los evanvelistas deben hospedarse en casas de personas dignas. El principio es estar y convivir con el pueblo a quien predicaremos.

Recomendaciones (Mt. 10:16-31).
Hacer la obra evangelística no es una tarea sencilla. Nos ha enviado como ovejas entre lobos. Por ello Jesús dice que debemos ser prudentes como la serpiente y mansos como las palomas.
No confíen en los incrédulos v. 17,18
No se preocupen v. 19,20
Perseveren hasta el fin v. 21,22
Huyan de ciudad en ciudad v. 23
Sean como su maestro v. 24,25
Actúen sin temor v. 26-31

Hay mucho por hacer. La obra de Dios se logrará realizar con éxito en la medida que sigamos los pasos de Jesús. 

Pr. Heyssen J. Cordero Maraví

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