martes, 13 de julio de 2021

NO HAY DISCIPULADO SIN LA PALABRA DE DIOS - JUAN 8:31

Si queremos permanecer en Cristo, debemos estar estrechamente relacionados con su Palabra, la Santa Biblia. Podemos hacerlo estudiándola con diligencia y esfuerzo, al punto de ser personas que la manejen con destreza y habilidad (2 Timoteo 2:15), pero no basta con eso. La Biblia es la guía para un discipulado real. No hay otro modo. Podríamos aprender todo tipo de teorías y filosofías humanas, pero jamás podrán compararse a la misma Palabra de Dios.


No puede haber comunión sin Estudio de la Biblia. Un discípulo es un seguidor, un aprendiz, un alumno que aprende de Jesús. Por lo tanto, un discípulo que no aprende cada día a los pies de su Jesús, no puede ser discípulo verdadero. Jesús dijo: “Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos” (Juan 8:31). Un discípulo que no permanece en la Palabra es un discípulo falso. Aunque suene duro y poco popular, es lo que la Biblia quiere decir: “si vosotros permanecen en mi Palabra serán VERDADERAMENTE mis discípulos”. Por contraste, podríamos decir: “SI NO PERMANECEN EN MI PALABRA, serán discípulos FALSOS”. Claramente, la diferencia la hace el hecho de permanecer en la Biblia. 


Fernando Canale enfatiza que “Sin permanente estudio de la Palabra de Dios y meditación en ella, los cristianos no pueden esperar la salvación [...] Sin una comprensión continua de Dios no podemos ejercer una fe duradera. La salvación fluye de una relación continua con Dios a través del conocimiento y la fe” (¿Adventismo secular?, 76, 77). Definitivamente, el estudio de la Biblia hace la diferencia.


Las Escrituras conforman el cimiento sólido en el proceso de discipular. ¿A dónde ir si deseamos aprender a los pies de Jesús, sino es a la Biblia? El discípulo de Jesús debe entender que la comunión se basa en la Biblia: “Ningún hombre, mujer o joven podrá lograr la perfección cristiana si descuida estudiar la Palabra de Dios” (Consejos sobre la obra de Escuela Sabática, 23). En ese sentido, el discípulo adventista tiene que estar conectado al estudio sistemático de la Biblia: Cada uno de nosotros, en la primera hora de cada mañana, todos los días. En otras palabras, “cada día, cada uno, cada mañana... alimento para la vida”, ¿amén?


Elena G. de White enfatiza “aquel que no posea el conocimiento de la Palabra de vida, no tiene derecho a intentar instruir a otros en el camino al cielo” (Obreros evangélicos, 262). No podemos pretender ser maestros o discipuladores si nosotros no somos alumnos de Cristo, a través de su Palabra. Si queremos ser discipuladores debemos ser, antes, discípulos de Cristo. Nadie puede dar lo que no tiene.


Hoy es un nuevo día. No inicies tu día sin la búsqueda de la verdad que libera (Juan 8:32), LA PALABRA DE DIOS. ¿Amén?


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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