jueves, 3 de septiembre de 2015

El primer campo misionero de todo evangelista es su casa - Éxodo 4:24


"Y aconteció en el camino, que en una posada Jehová le salió al encuentro, y quiso matarlo” (Ex. 4:24).

El primer campo misionero de todo evangelista es su casa. Ojo al guía. No podrás hacer una obra conforme al corazón de Dios si has descuidado tu "iglesia principal", tu familia. Moisés lo entendió con dolor. Después de presentar “razones” y “argumentos”, del porqué no era el más indicado para libertar el pueblo de Israel de manos de Egipto, y ver cómo Dios le refutaba con mucho amor; finalmente el yerno de Jetro aceptó ir a Egipto. En la vida cristiana muchas veces ocurre lo mismo, nos resistimos a cumplir lo que Dios con tanto amor nos pide, presentamos “argumentos” increíbles: “no tengo tiempo suficiente”, “no soy capaz de hacerlo”, “soy muy joven”, “ya no tengo las fuerzas”, etc. No obstante, Dios siempre nos dirá “¿qué tienes en tus manos?” porque para Él eso es lo único que importa, y con eso que “tienes” sea mucho o poco, Dios hará maravillas. ¿Amén?

Rumbo a Egipto, Moisés, Séfora (su esposa), Gerson y Eliezer (sus hijos), en el camino mientras pasaban la noche, se les presentó Dios en forma amenazadora. La Biblia dice que Dios quiso matarlo (Ex.4:24) sin explicación alguna. Al ver este cuadro, Moisés recordó que algo no estaba bien en su vida. Recordó que había desestimado un mandato divino, por influencia de su esposa, no había circuncidado a su segundo hijo. Al ver esto, Séfora, entendiendo que ella era la responsable de esta omisión; pues se había opuesto por pena al dolor que sufriría Eliezer, por restarle importancia a algo que, probablemente ella no compartía ni entendía por ser madianita, no lo pensó dos veces y con sus propias manos circuncidó a su menor hijo.

Dios no podía hacer maravillas a través de Moisés sino hasta cuando su vida esté completamente a cuentas con Él. Moisés y Séfora entendieron que Dios les pedía el 100% de su vida, no un 50%. Todos los que aceptamos a Cristo fuimos elegidos para cumplir una misión al igual que Moisés, la misión de libertar de Egipto a muchas almas, pero antes de ello, debemos estar a cuentas con Dios.

Hoy es un nuevo día, ¿qué es lo que Dios demanda de tu vida, tu familia, tu ministerio y aún no lo has hecho? ¿Hay algo que sabes que debes hacerlo y no lo hiciste por influencia de tu esposa, tus amigos, tus familiares? ¿Estás a punto de iniciar una obra sagrada y no estás a cuentas con Dios? ¿Crees que nadie lo sabe, que son cosas personales y que no importa? Moisés y Séfora entendieron con dureza, que a Dios hay que servirle completamente. Sin lugar a dudas, a Eliezer le tocó la peor parte. Ser circuncidado en el desierto, sin las mejores atenciones.

Los líderes deben ordenar su casa antes de salir a liberar a los oprimidos. Podemos hoy como Josué decir: “yo y mi casa serviremos a Jehová” (Jos. 24:15). Vayamos a Egipto a cumplir la misión, pero a cuentas con Dios. Nunca debemos olvidar que la misión se cumple también, y en primer lugar, en casa.


Buen día!

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¡Dios te bendiga mucho!

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