viernes, 25 de febrero de 2022

DIOS HARÁ, SEGÚN SU VOLUNTAD Y A SU TIEMPO - GÉNESIS 27


“Isaac respondió y dijo a Esaú: He aquí yo le he puesto por señor tuyo, y le he dado por siervos a todos sus hermanos; de trigo y de vino le he provisto; ¿qué, pues, te haré a ti ahora, hijo mío?” (Génesis 27:37).


Uno podría imaginar que una familia que busca a Dios en oración cada día, que leen su Biblia en los cultos, que van a la iglesia  y devuelven los diezmos fielmente, están libres de conflictos como la mentira, el engaño, la envidia y demás. No. Las mejores familias también tienen “techo de vidrio”, esto quiere decir que son familias normales, de seres humanos simples, con defectos y errores. En el capítulo 27 podemos notar claramente que tanto padres como hijos estaban haciendo las cosas mal.


Isaac, Rebeca, Esaú y Jacob, padres e hijos, yendo contra la voluntad de Dios. A continuación, algunas lecciones que podemos destacar:


1. Isaac, el padre. Dice la Biblia que “Esaú era amado por su padre”. Isaac, siempre supo que la promesa le correspondía a Jacob, aún antes de nacer (Génesis 25:23). Solo que, muy probablemente, su fascinación por la buena comida, por el espíritu cazador de su hijo le llevaron a amarlo más, concluyendo a demás que JACOB NO MERECÍA LA BENDICIÓN, sino Esaú. En otras palabras decía: “ES INJUSTO, Jacob es menor y no puede llevar la bendición de primogenitura”. Por eso, le pide a Esaú, que prepare un delicioso potaje, como celebración de la bendición. Hay cosas que no vamos a entender fácilmente, pero Dios sabe siempre lo que es mejor. 


2. Rebeca, la madre. Ella había escuchado directamente de Dios, que Jacob sería el bendecido, y “no podía permitir” que Isaac cambie el rumbo de lo que Dios había dicho. Entonces, en su afán de “ayudar” a Dios, recurrió a la mentira y el engaño. Rebeca conocía a sus hijos. Y no es que ella no amaba a Esaú, no. Rebeca amaba a su hijo mayor, pero lo conocía y sabía que no era digno de llevar la bendición porque era un hombre guiado por su vida carnal. 


3. Esaú y Jacob, los hijos. Aunque mellizos, con los mismos padres y viviendo en la misma casa, eran muy diferentes. Mientras que Esaú era un hombre guiado por sus pasiones carnales, y no le importaban las cosas espirituales que “como hijo mayor” debían importarle; Jacob, sin embargo, era un hombre preocupado para que las promesas de Dios se cumplan. Y estaba dispuesto, tristemente, a hacer todo lo posible, para “ayudar” a Dios a cumplir sus promesas. Loco error del ser humano, el querer hacer las cosas a nuestra manera. Tranquilo, no te desesperes, Dios hará. Solo espera. Dios cumplirá lo que prometió contigo o sin ti. 


¿Dios podía haber cumplido su promesa sin la ayuda de Rebeca y Jacob? Por supuesto que sí. Dios es Dios, eso tienes que entenderlo. Dios sabe hacer las cosas a su manera y en su tiempo. No te desesperes, y una vez más lo decimos, no te afanes… Dios hará, solo espera con fe. 


¿Qué es lo que trajo como consecuencia el hecho de que Isaac quiera bendecir a Esaú a pesar de lo que Dios había dicho? ¿Y qué trajo como consecuencia el hecho de que Rebeca trate de ayudar a Dios, recurriendo incluso al engaño y la mentira? Solo dolor, lágrimas… la familia se quebró. La familia jamás pudo volver a estar completa y en paz. Esas son las consecuencias de la desobediencia de Isaac y Esaú, y la incredulidad de Rebeca y Jacob. 


Hoy es un nuevo día, espera. Dios hará, no dudes de ello. Dios cumplirá su promesa.


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 



Si deseas recibir Mensajes de Esperanza cada día, únete a nuestro grupo de WhatsApp https://chat.whatsapp.com/Bj8AV5Sthtj6hNjdM0ujKG


#rpSp #MensajesDeEsperanza #PrimeroDios

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...