sábado, 19 de marzo de 2022

LAS PRUEBAS DE DIOS - ÉXODO 15


“E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua” (Éxodo 15:22).


El pueblo de Israel fue liberado por Dios de manera milagrosa. Ellos lo reconocieron y alabaron. El cántico de Moisés y María revela de manera extraordinaria lo que significó que de hecho portentoso. Sin embargo, tres días después, el pueblo empezó a quejarse. Habían caminado por el desierto de Shur, y no habían encontrado un lugar donde haya agua.


El texto dice: “Y llegaron a Mara, y no puedo beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara” (Éxodo 15:23). Imagino al pueblo de Israel caminando cansados, y a lo lejos ven una especie de oasis, y en medio de ese oasis fresco un lago de aguas limpias y frescas. Debió ser un momento de emoción y alegría. Todos corriendo a la gana gana. Incluso puedo imaginar a los más atrevidos, zambulléndose para beber. No obstante, el agua es amarga. ¡Qué terrible! ¡Amargo!


Una persona puede sobrevivir solo de tres a cinco días sin agua, en algunos casos las personas han sobrevivido hasta una semana. Una vez que el cuerpo se ve privado de fluidos en las células, los órganos en el cuerpo comienzan a deteriorarse. La presencia de agua en el cuerpo podría significar la diferencia entre la vida y la muerte. El pueblo de Israel quizás haya tenido un poco de reserva. Pero habían niños, ancianos y hasta animales en toda la multitud. Sentían sus cuerpos debilitarse, sentían que sus fuerzas ya no daban más. Y pensando que habían hallado agua en aquel oasis, la decepción fue tan dura.


A veces pasamos por situaciones de dolor, circunstancias críticas en la vida en algún aspecto. Y de pronto, comenzamos a buscar soluciones, y las encontramos, pero al acercarnos más, nos damos cuenta que son amargas como Mara. Pensamos que esa era la respuesta, la solución, pero solo fue un “espejismo”, no había solución. Era una falsa promesa. ¿Cómo nos hemos sentido? ¿Como te sentiste cuando la ayuda que pensaba que recibirías de tal o cual, en realidad no fue ayuda? 


Entonces, ¿era entendible que después de tres días caminando por el desierto, ellos empiecen a preocuparse?  ¿Tenían razón en murmurar contra Moisés por no tener agua? Somos seres humanos de carne y hueso. Renegamos, nos estresamos y hasta nos deprimimos. ¿Qué podemos hacer cuando vemos a nuestros hijos enfermos y nosotros sin dinero para poder costear medicina o alimentos? ¿A dónde ir cuando los bancos o usureros llaman y llaman para cobrar y nosotros no tenemos con qué? 


Lo más triste es que todo esto puede acontecer cuando recién, “hace tres días”, cruzamos el Mar Rojo; es decir, fuimos bautizados. Alguien me dijo: “pastor Heyssen, desde que fui bautizado veo que mis problemas se han acrecentado, tengo más problemas, todo me sale mal, nada me sale bien…”. ¿Y qué pensabas? ¿Alguien te dijo que bautizándote ibas a tener una tarjeta VIP que te libre de problemas? Jesús jamás dijo que no tendríamos problemas. No. Jesús dijo que estaría contigo siempre. 


Y cuando el oasis lindo y hermoso solo daba agua amarga que decepciona. Entonces, Jehová Sanador, hace un milagro, otro milagro: LAS AGUAS SE ENDULZARON. Me emociono al leer la Biblia. Solo Dios puede cambiar las cosas. Tu matrimonio y vida amarga en algo dulce. Dios puede endulzar tu amargo corazón, tu amarga situación financiera. SOLO TIENES QUE CONFIAR. Por todo esto es una prueba:


“Y allí los probó” (Éxodo 15:25). Dios quiere que tu seas un cristiano excelente, y lo excelente solo será posible cuando seas purificado. Y es que somos como El oro rústico, con escorias e imperfecciones que necesitan pasar por el horno de fuego refinador para que el oro sea, oro de calidad excelente. Cuanto más tiempo pasa en el fuego a altas temperaturas, más oro refinado tendremos. ¿Amén?


El pueblo de Israel necesitaba entender que el cambio rumbo a Canaán no será sin piedras. El camino a Canaán tienen sus “bemoles”, sus altos y bajos, y si queremos llegar allá, es necesario aprender a confiar en Dios: “y dijo [Jehová]: “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” (Éxodo 15:26). 


Hoy es nuevo día. Las pruebas deben acercarnos más y más a Dios, acercarnos con fe. Esperar porque Dios es Jehová Sanador. Ya te demostró tantas veces, solo debes esperar confiadamente, obedeciendo sus mandamientos. ¿Amén? 


¡Feliz día!


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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