lunes, 6 de octubre de 2014

NAHUM 3: CUANDO DIOS PERMITE EL DOLOR


"Todas tus fortalezas serán cual higueras con brevas, que si las sacuden, caen en boca del que las ha de comer" (Nahum 3:12).

Cuesta creer que Nínive, "la ciudad sanguinaria y toda llena de mentira y robo y saqueo" (Nah.1:1), es la misma ciudad a la que predicó Jonás en donde se arrepintieron todos, desde el más niño hasta el más anciano y hasta el rey y los animales. Dios los perdonó, pero ellos se olvidaron de Dios y siguieron en sus caminos corruptos. Ahora, el profeta les dice que su destrucción es inminente. Y todas sus fortalezas tan famosas, "serán como higuera", una planta de higos maduros que ante la fuerza de alguien, es sacudida y deja caer sus frutos en la boca del quien la sacude. En otras palabras, son tan débiles e indefensos que sus enemigos las comerán fácilmente. En el año 612 a.C. los medos y los babilonios sitiaron la ciudad por tres meses para luego, con mucha facilidad, devastarla fuertemente.

Los ninivitas se sentían seguros por sus carros, por su ubicación geográfica que era estratégica para afrontar cualquier ataque enemigo, por sus provisiones de alimentos, por sus cisternas que estaban llenas de agua que venían desde las colinas a unos 40 kilómetros y sobre todo por sus fortalezas gigantescas que eran, según ellos inpenetrables... Todo era cierto, pero cuando Dios no está con nosotros, nada ni nadie nos podrá defender. Y es más, cuando Dios permite es mucho peor. El profeta Jeremías declara lo siguiente, "¿Por qué ha sido derribada tu fortaleza? No pudo mantenerse firme, porque Jehová la empujó" (Jer. 46:15).

Y es que  así comos sin Dios. Débiles, indefensos, solos y tristes. El enemigo puede hacernos daño fácilmente, y no hay nada ni nadie quien pueda defendernos cuando Dios no es nuestro defensor.

Nínive es el típico cristiano que un día es impactado por el poder del evangelio, acepta con gozo y alegría a Jesús, se compromete a vivir con Él, a caminar con Jesús... canta, asiste a la iglesia, predica su fe a otros... pero un día, vuelve a su vida pasada, vuelve a cometer los mismos y peores errores de su vida, se siente mal, pero poco a poco le parece normal. Y cuando un día alguien le habla de Jesús dice que no lo necesita, que es feliz y vive mejor de lo que vivía con Jesús... Tal vez si o tal vez no. Pero un día, eso debes saber, un día Dios quitará la protección de amor que rodea tu vida, y cuando eso suceda será tu fin... no es que Dios te "castiga", eso dice Nahum pero debes entender que su mente y lenguaje humano trata de explicar de esa forma lo que Dios le da como mensaje para ti.

Dios no castiga, Dios permite que coseches lo que siembras. Dios no castiga, Dios permite que sufras las consecuencias de tus actos. ¿Acaso Dios fue a dicirles a los medos y babilonios, vayan a Nínive y hagan lo que quieran? No. Los Asirios o ninivitas eran crueles, malos y corruptos con las demás naciones, y esas naciones un día se aliaron, se prepararon para vengarse. Entonces, los ninivitas solo cosechaban lo que habían sembrado.

Dios permite, Dios no causa el dolor. Nunca olvides eso. Jamás creas que por el hecho de haberte alejado de la iglesia, de Dios ahora estás sufriendo esa enfermedad, ese problema, no. Dios no te castiga, Dios permite que sufras las consecuencia de tus actos. Y cuando Dos permite, no hay quien nos defienda. Sin embargo, estás vivo. Aún tienes oportunidad. Si Nínive se hubiera arrepentido nuevamente de seguro Dios los hubiera perdonado como nos perdona hoy. Entonces, ¿por qué no ir a los brazos de Jesús?

Pr. Heyssen J. Cordero Maraví

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