lunes, 25 de julio de 2022

LA FE ES OBEDECER A DIOS “SIN DUDAS NI MURMURACIONES” - JOSUÉ 6



“Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía. Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra” (Josué 6:1, 2).

La vida cristiana es una caminata de fe. Y fe es, en simples palabras, VER lo INVISIBLE, CREER lo INCREÍBLE y RECIBIR lo IMPOSIBLE. La frase anterior es twitteable, digna de un post para nuestras redes sociales. Sin embargo, la fe va más allá de lindas palabras y citas bonitas. La fe requiere de valentía y sobre todo de seguridad en quién es Dios.


El capítulo de hoy es impresionante. Tendrías que ponerte los zapatos de los israelitas para entender la historia. Imagínate ser parte de Israel en la conquista de Jericó. El texto empieza  diciendo: “Jericó estaba cerrada, bien cerrada”. Jericó era una ciudad amurallada, esta fue la ciudad que los espías, 40 años atrás, habían visto. Estas murallas eran enormes y fuertes. ¿Cómo entrar en una ciudad “infranqueable”? Humanamente era imposible. Los israelitas no eran un pueblo guerrero, no. Ellos eran un pueblo de agricultores, pastores, etc. ¿Cómo harían tal conquista? 


La Biblia dice que Dios, sabiendo que su pueblo era incapaz de conquistar Jericó con fuerzas y espada, les dio un plan. Imagina el cuadro. Todos atentos al plan de Dios. ¿Mandaría un rayo? ¿Dios ocasionaría un terremoto de grandes escalas? Si fue capaz de abrir el Jordán, ¿qué cosa portentosa haría ahora? Pues bien, Dios les explica su plan: 


Paso 1: Armar un ejército con todos los hombres de guerra más siete sacerdotes con cuernos y el arca de Jehová se alistarán para dar vueltas.

Paso 2: Dar una vuelta al rededor de la ciudad por seis días.

Paso 3: Dar siete vueltas al rededor de la ciudad en el día séptimo. 

Paso 4: Tocar los cuernos en la séptima vuelta del séptimo día y gritar con todas sus fuerzas.

Paso 5: Poseer Jericó.


Imagino a los más “cuerdos”, preguntándose si realmente ese era un plan. ¿Qué habrán dicho los más educados de los israelitas? ¿Ese plan estaría validado? ¿Hay coherencia en ese plan? ¿Cómo conquistaría solo haciendo esas caminatas simples? 


Ahora, piensen en qué pasaría por las mentes de los israelitas cuando daban vueltas cada día mientras los atalayas o vigías de Jericó los observaban desde sus muros altos. Puedo imaginar a algunos israelitas avergonzados de dar vueltas y vueltas. Por ello empecé siendo que para entender la historia de hoy a plenitud habría que estar en los zapatos de los israelitas. No se trata solo de dar vueltas, no. Los israelitas necesitaron fe, una gran fe para OBEDECER A DIOS, aunque no se entienda, aunque parece ilógico, incoherente. La fe es OBEDECER A DIOS SIN DUDAS NI MURMURACIONES. Así de simple.


Muchas veces vamos a sentir que Dios nos pide imposibles, cosas ilógicas, que no tienen “ni pies ni cabeza”, pero solo tienes que creer y obedecer. Únicamente así podrás ver caer los muros de Jericó que tiene tu vida. No porque dar vueltas y gritar, parece sencillo, deja de ser un milagro extraordinario de Dios. Solo piénsalo.


Feliz día. 


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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