El ser humano se olvida con facilidad, su mente frágil olvida las tantas veces en que Dios hizo milagros. ¿No te ha pasado? Oraste a Dios por un milagro, Dios te respondió de manera extraordinaria. Agradeciste, te gozaste mucho. Y después de algún tiempo, ante un nuevo desafío dudaste, tambaleaste y no depositaste tu confianza en Dios.
Ahora, el pueblo de Dios, la nueva generación de israelitas habían visto un milagro apoteósico: cruzaron el Jordán en seco. Antes, sus abuelos y padres les habían contado que un día cruzaron el Mar Rojo en seco. Toda una vida escuchando historias sobre esta hazaña divina, pero ahora la historia era suya. Ya no era un relato de los padres, hoy era su propia historia. Imagino a los israelitas, a las nuevas generaciones felices, Dios hizo un milagro parecido a lo que hizo con sus padres, abrió el Jordán para que pasen en seco. ¡Alabado sea Dios!
Sin embargo, Dios no quería que esta nueva generación se olvide su poder. Por ello, les pidió que erijan un altar de 12 piedras, una piedra por cada tribu como recordatorio del poder de Dios. El texto dice: “declararéis a vuestros hijos, diciendo: Israel pasó en seco por este Jordán. Porque Jehová vuestro Dios secó las aguas del Jordán delante de vosotros, hasta que habíais pasado, a la manera que Jehová vuestro Dios lo había hecho en el Mar Rojo, el cual secó delante de nosotros hasta que pasamos; para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Jehová es poderosa; para que temáis a Jehová vuestro Dios todos los días” (Josué 4:22-24).
Podríamos finalizar destacando por lo menos tres pensamientos:
1. Dios es poderoso
2. Dios no quiere que nos olvidemos
3. Dios quiere que nuestros hijos sean mejores
4. Dios siempre hace milagros
5. Dios quiere hacer un milagro en tu vida
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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