viernes, 4 de octubre de 2024

AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR - LUCAS 20:25, 26



Lucas relata cómo los principales sacerdotes y sacerdotes seguían a Jesús, tratando de encontrar error en sus enseñanzas. Es interesante notar las palabras que usa el doctor Lucas: “asechaban” y “espías”. Ambas palabras son más profundas de lo que parecen, y están relacionadas con muerte y maldad. Por ejemplo, la palabra “espías” tiene la idea de alguien que se oculta para preparar una emboscada. Es decir, los espías no tenían el objetivo solo de seguir a Jesús y ver lo que hacía para luego contar a sus jefes, sino que los espías ponían “trampas” para que Jesús “caiga”. De manera interesante, tal como se ve en Jesús sabía sus intensiones y les dará una respuesta extraordinaria.


Cuando Jesús pronuncia estas palabras, está dando una lección profunda que aún hoy tiene mucho que enseñarnos. Los fariseos intentaban atraparlo en una trampa con una pregunta sobre los impuestos, pero Jesús, con su sabiduría, les mostró una verdad que va más allá de las leyes terrenales.


¿En qué consistía la trampa? La pregunta demandaba una respuesta definitiva. Sí o no. Si Jesús respondía que “no” era lícito dar tributos al César, habría configurado como rebeldía ante la corona romana, y debería ser juzgado por Roma como un opositor. No obstante, si Jesús decía que sí, configuraba como un promotor de dar tributos al César, que “debería, según los judíos, ser considerado un enemigo”. 


La respuesta de Jesús es categórica. Y tiene lecciones extraordinarias para todos los tiempos.


Cuando los líderes religiosos intentan atrapar a Jesús con una pregunta sobre los impuestos, su respuesta es profundamente sabia. Jesús les recuerda que los seres humanos vivimos en dos realidades: la terrenal y la espiritual. Hay cosas que pertenecen al “César”, es decir, al gobierno, a las autoridades terrenales, y esas cosas debemos cumplirlas porque Dios nos llama a ser ciudadanos responsables. El cristiano tiene deberes en la sociedad, y debemos ser ejemplo de rectitud, honestidad y respeto a las leyes.


Sin embargo, la enseñanza más importante en este versículo está en la segunda parte: “Dad a Dios lo que es de Dios”. Aquí es donde Jesús nos invita a reflexionar sobre lo que le pertenece a Dios. Todo lo que somos, nuestra vida, nuestro corazón, nuestros talentos, todo eso es de Dios. Mientras que las autoridades terrenales pueden reclamar cosas materiales, solo Dios puede reclamar nuestro ser más íntimo, nuestra devoción y nuestro amor.


Este pasaje nos llama a equilibrar nuestras responsabilidades como ciudadanos de la tierra y ciudadanos del cielo. No debemos permitir que las cosas terrenales ocupen el lugar que solo pertenece a Dios en nuestra vida. Hoy en día, es fácil distraernos con las preocupaciones del mundo, pero nunca debemos olvidar que nuestra mayor lealtad es con el Creador.


En resumen, este versículo nos enseña a ser fieles en nuestras responsabilidades terrenales, pero a nunca olvidar que nuestra verdadera fidelidad y obediencia le pertenece a Dios. Cuando damos a Dios lo que es de Él, es cuando realmente experimentamos la paz y el propósito que Él tiene para nuestra vida.


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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