El capítulo 21 inicia contando el acto extraordinario de una mujer viuda, la convocaron perfecta para ser una desventurada mujer. Esta historia dice que una viuda que dio como ofrenda, dos pequeñas monedas en el templo, acto que llamó la la atención de Jesús. Destacó que su sacrificio fue un grande porque dio "todo lo que tenía para vivir", y no lo que le sobraba. Acá hay muchas lecciones pero quisiera destacar tres:
1. DIOS MIRA EL CORAZÓN, NO LA CANTIDAD
Jesús no se conmovió por las grandes sumas de dinero que algunos ricos daban, sino por el espíritu de la viuda que le dio dos pequeñas monedas. Para las personas, su devoción puede parecer insignificante, pero para Dios es un acto de fe y devoción total. A menudo estamos más preocupados por "cuánto" damos, cuando a Dios realmente le importa "cómo" damos. Él mira nuestros corazones y nuestros motivos.
2. LA VERDADERA GENEROSIDAD ES DAR DESDE MA NECESIDAD Y NO DESDE MA ABUNDANCIA. En lugar de darle lo que le sobraba, la viuda le dio lo que necesitaba para vivir. Es confianza total en Dios. Con demasiada frecuencia pensamos que la generosidad se mide por la cantidad de cosas que podemos dar sin afectar nuestro bienestar, pero Jesús nos muestra que cuando damos incluso nuestras necesidades y confiamos en que Dios proveerá, ocurre la verdadera generosidad.
3. DIOS SE AGRADA DE LA ENTREGA TOTAL. Dios se complace con nuestra completa devoción. La viuda pone en manos de Dios "todo lo que necesita para vivir". Es un acto de entrega total, confiando en Dios como el sustentador de tu vida. Este pasaje nos dice no sólo que demos lo que nos queda, sino también que nos entreguemos completamente a Dios, sabiendo que todo lo que tenemos le pertenece a Él. Cuando vivimos de esta manera, experimentamos una dependencia total de Él, y esta es la vida que Dios nos llama a vivir: una vida de fe, confianza y devoción total.
El ejemplo de la viuda nos muestra que el valor de nuestros ofrendas no está en la cantidad, sino en el intención del corazón. Dios quiere que confiemos en Él completamente, sabiendo que cuando dejemos todo en Sus manos, Él se hará cargo de nuestras necesidades. La fe, la generosidad y la entrega total son signos de una vida verdaderamente entregada a Dios.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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