Pedro y Juan llegaron a una de las puertas para acceder al Templo de Jerusalén, la puerta se llamaba “La Hermosa”. Probablemente sea la que se construyó de bronce corintio y que según Josefo ‘superaba grandemente a las que solo estaban recubiertas de plata y oro’. Allí encontraron a un cojo de nacimiento que era llevado para pedir limosnas. De esta experiencia podemos rescatar cinco lecciones sobre trabajar de dos en dos en favor de la gente que aún no sigue a Jesús:
1. Pedro y Juan, amigos de oración. Ellos subían al templo a la “hora novena”, a las tres de la tarde. Si deseamos éxito en el evangelismo, necesitamos entender que la oración no es opcional, es una necesidad. Pedro y Juan iban al templo a orar.
2. Pedro y Juan, guiados por el Espíritu Santo. Si somos personas de oración seremos sensibles a la voz del Espíritu Santo, y veremos oportunidades misioneras cada día. Pedro y Juan vieron en un cojo de nacimiento la respuesta de Dios a sus oraciones.
3. Pedro y Juan, intencionales en su misión. Le dijeron al cojo: “míranos” (v.4). Intención, propósito y dirección. Ellos harían un milagro en la vida de aquel mendigo, pero él debía entender que Dios no quiere solo sanarlo, sino que quiere salvarlo.
4. Pedro y Juan, una pareja misionera. El mendigo debía entender que la iglesia no es una beneficencia pública, sino que es un hospital. La tarea de una pareja discipuladora no termina haciendo “acciones solidarias”, no. ¡Llevan personas a los pies de Cristo!
5. Pedro y Juan, discipuladores. El hombre que había sanado ingresó al templo saltando y alabando, y todo el pueblo lo vio (v.9). Es necesario recordar que el propósito final de todo trabajo misionero es que sea un ciudadano del cielo. No estamos afanados en llenar las bancas de la iglesia, queremos llenar el cielo de discípulos.
“Era el propósito del salvador que los mensajeros del Evangelio se asociaran de este modo. En nuestro propio tiempo la obra de evangelización tendría mucho más éxito si se siguiera fielmente este ejemplo” (Deseado de todas las gentes, p. 316). Como discípulos modernos somos tentados a “inventar” tal o cual “plan”, que muchas veces resulta complicado realizar. Elena G. de White pregunta: “¿Por qué es que nos hemos apartado del método de trabajo que fue instituido por el gran Maestro? ¿Por qué es que los trabajadores en su causa hoy en día no son enviados de dos en dos?” (El evangelismo, p. 59).
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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