“Así ha dicho Jehová: En esto conocerás que yo soy Jehová; he aquí yo golpearé con la vara que tengo en mi mano el agua que está en el río, y se convertirá en sangre” (Éxodo 7:17).
Éxodo 7 registra el relato de la primera plaga que Dios envió sobre Egipto, es decir la conversión del agua del río Nilo en sangre. El Nilo era fuente de vida y objeto de adoración. Para los egipcios, el río Nilo no era solo un río más, no, era su dios viviente. Lo llamaban Hapi, el dios del Nilo, el que traía fertilidad a la tierra con su desbordamiento. Ellos dependían del Nilo para el agua, para la agricultura, para el comercio. El Nilo era su seguridad, su sustento… y tristemente, también su ídolo. No obstante, aquí entra en escena el Dios verdadero, Jehová de los ejércitos. Y lo primero que hace no es enviar fuego del cielo, ni un terremoto. No. Dios toca lo que el hombre ha puesto en el lugar de Dios. Golpea su ídolo. Golpea la fuente de su confianza. Podríamos destacar, entre muchas, dos lecciones:
- Un golpe a la idolatría. Cuando Moisés, obedeciendo la orden divina, toca las aguas con su vara, el río se convierte en sangre. ¡Imagínate eso, hermano querido! El agua que daba vida ahora da muerte. El pez muere, el agua apesta, y los egipcios no pueden beber. ¿Qué estaba diciendo Dios con esto? “Yo soy el único Dios verdadero. No pongas tu fe en lo creado, sino en el Creador.” El Nilo había usurpado el lugar de Dios en el corazón de los egipcios, y Jehová no comparte su gloria con nadie.
- El poder limitado y engañoso de los hechiceros. Dice el texto que los hechiceros de Egipto también hicieron lo mismo con sus encantamientos (v. 22). Ellos no podían revertir la sangre en agua. Solo podían repetir el milagro con engaño. Su poder era limitado. Mientras Dios convertía el agua en sangre como juicio, ellos solo imitaban superficialmente la obra divina. El enemigo puede imitar, pero no puede transformar. Puede engañar, pero no puede salvar. Puede aparentar poder, pero no tiene autoridad sobre la vida. En Apocalipsis 13, leemos que en los últimos días Satanás hará “grandes señales”, y muchos serán engañados. Pero no te confundas. Como en Egipto, el poder del enemigo es limitado, y el que confía en Jehová, el Dios de Israel, no será jamás avergonzado.
Hoy es un nuevo día. Te pregunto, ¿cuál es tu “Nilo”? ¿En qué estás confiando? ¿Es tu trabajo, tu cuenta bancaria, tu salud, tu reputación? ¿Hay algo que ocupa el lugar que solo Dios merece en tu vida? Dios, en su amor, muchas veces permite que nuestros “Nilos” se tiñan de sangre para recordarnos que Él es nuestra única fuente de vida. No lo hace para castigarnos, sino para despertarnos. Para que le miremos, nos volvamos a Él, y reconozcamos que solo en Él hay salvación.
Hoy, Cristo te dice: “Ven a mí, y te daré agua viva” (Juan 4:14). Esa agua no se convertirá en sangre, ni se agotará. Es eterna, pura, y satisface el alma para siempre.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
Si te gustó este post, o ayudó comparte con tus amigos, vecinos y familiares 📲
Si deseas recibir un Mensaje de Esperanza cada día, únete a nuestro grupo de WhatsApp en el siguiente link 🔗 https://chat.whatsapp.com/E1KNXwPwFxT7h93DfDHFb2
#MensajesDeEsperanza #PrimeroDios #rpSp