sábado, 25 de mayo de 2024

¿TE CASARÍAS CON UNA PROSTITUTA? - OSEAS 1



La historia de Oseas es una de las historias de amor más trágicas, extrañas y asombrosas de la Biblia. Dios le dice a Oseas: "Ve, tómate una mujer fornicaria..." (Os.1:2). ¡Qué pedido más extraño! 


Es cierto, algunas veces Dios pide cosas extrañas. A Abraham le pidió que entregue a Isaac en sacrificio, a Gedeón le dijo que pelee contra el enemigo con solo 300 hombres y despida a los demás a sus casas. Pero este pedido es muy extraño. Si yo hubiera sido Oseas no le hubiera aceptado a primeras. Como todo joven soltero, imagino que Oseas soñó casarse con una buena mujer, soltera y de buena reputación. No lo creo, yo estoy seguro de que Oseas oraba por una esposa virtuosa. ¡Cómo Dios podía pedirle tal cosa! 


Imagino a Oseas diciendo: "Señor, disculpe, no escuché bien, ¿podrías repetir lo que dijiste?... Señor, pero yo he esperado toda mi vida por una mujer virtuosa como escribió Salomón en los proverbios: "Mujer virtuosa ¿ quién la hallará?" (Prov. 31:10).


Oseas, no obstante, acepta el pedido de Dios y obediente se casa con Gomer, la mujer fornicaria (v.3). Imagino lo que la gente hablaría a espaldas del profeta. Sin embargo, él la llegó a amar mucho. La amó mucho a pesar de todas las tragedias que le tocó vivir al lado de esa mujer. Tuvo hijos y también los amó, ellos fueron: Jezreel, Lo-ruhama y Lo-ammi (v.4-8). El nombre de sus hijos, en realidad, son mensajes que describen son los sentimientos y acciones de Dios para con su pueblo (Israel).


¿POR QUÉ ISRAEL SERÍA COMPARADA CON GOMER?

Con Jeroboam II, Israel llegó a tener éxito económico y militar. Se cree que en este periodo, Israel tuvo su “pico” como reino con su capital en Samaria. Sin embargo, moralmente fue todo lo contrario. La prosperidad económica y militar era totalmente era contrariamente a la pobreza y degradación moral. La idolatría superaba a lo iniciado con Jeroboam I. Eran idólatras a más. 


Tristemente, Israel, desaparecería de la faz de la tierra como reino, años después por mano de los Asirios tal y como Dios lo había profetizado a través de Oseas (y los nombres de sus hijos).


¿POR QUÉ LE MANDÓ A CASARSE CON UNA “MUJER FORNICARIA”?

El texto no dice “prostituta” directamente como algunos han propuesto, sino “mujer fornicaria”. Hay comentaristas bíblicos y estudiosos que consideran que muy probablemente Gomer no fue prostituta desde el inicio sino que se volvió prostituta. Pero partiendo de la idea de que Oseas representaba a Dios y Gomer al pueblo de Israel, el pueblo siempre tuvo un comportamiento de “prostituta”. Ese era su gran “talón de Aquiles”, esa era “la piedra que siempre solían tropezar”. La idolatría era un pecado frecuente y triste.


Sin embargo, el hecho de que sea fornicaria ya indica que Oseas sabía sus inclinaciones, sabía que tendría esa tendencia. Algunos sugieren que era una mujer conocida por estar con varios varones o ser una libertina sexual, aunque soltera. El hecho es de que Oseas le pidió matrimonio, ella aceptó (o su familia), y se casaron. Ella cambió su vida de mala reputación, para ser la esposa de un profeta, un varón de Dios. Oseas (nombre que significa “SALVACIÓN” viene de la raíz  hebrea “Hoshea” al igual que el nombre de Josué y Jesús) le dio un nombre, un apellido, una nueva vida a Gomer. 


Eso es lo que Dios hizo con Israel. El pueblo de Israel no era un pueblo perfecto, sino que era un pueblo con “malas costumbres”. Habían vivido como esclavos por 400 años en Egipto. Allí muchos se olvidaron de Dios para adorar a los dioses egipcios, tuvieron una vida muy lejana a lo que Abraham, Isaac y Jacob vivieron. Sus vidas eran totalmente opuestas al plan de Dios, y Dios los rescató para llevarlos a la tierra prometida. Tristemente el pueblo de Israel fue rebelde a pesar del amor de Dios.


De manera similar, es lo que Dios hizo con nosotros. Nosotros estábamos caminando lejos de Dios, haciendo cosas desagradables delante de la voluntad divina. Pero un día, Cristo nos alcanzó, se casó con nosotros y hoy vivimos una vida diferente. ¿Qué actitud vamos a tener? ¿Seremos como Israel para ir tras dioses falsos y para servirles? ¿Seres infieles tal como lo fue Israel? La decisión es solo tuya.


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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jueves, 23 de mayo de 2024

LOS 1290 DÍAS, LOS 1335 DÍAS Y LA RESURRECCIÓN ESPECIAL, ¿QUÉ SIGNIFICAN? - DANIEL 12



El libro de Daniel expresa “En aquél tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que protege a tu pueblo. Y será tiempo de angustia, cual nuca fue desde que hubo gente hasta entonces. Pero en ese tiempo será librado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el Libro. Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados. Unos para vida eterna y otros para vergüenza y confusión eterna” (12:1, 2).  
  

Según la cronología profética, esto correspondería a la salida de Jesús (Miguel) del Lugar santísimo del Santuario Celestial. Donde se quita las vestiduras de sumo sacerdote universal y se manifiesta como el Arcángel Miguel. Aunque no se puede precisar fechas, es claro que este evento será antes de Su segunda Venida, y definitivamente será para “el tiempo del fin” (12:4). 
 

Pero Daniel no nos deja a ciegas, sino que dejó registrado la explicación de la profecía, al menos en parte. Después de decirnos el tiempo de “terror del cuerno pequeño”, 1290 días o años (12:11), nos dice: “Bienaventurado el que espere y llegue a 1335 días” (12:12).  
 

Según esta datación profética, 1335 días es igual a 1335 años (con el principio día por año Nm. 14:34; Ez. 4:4-6), esto llegaría a 1843-4 iniciando la datación desde el 508 d.C, los acontecimientos que rodean esta fecha, tales como la conversión a la fe católica de Clodoveo, rey de los francos, y la victoria sobre los godos, un importante paso en el establecimiento de la supremacía de la Iglesia Católica en el Occidente. 
 

Es importante hacernos una pregunta, ¿porqué son bienaventurados los que esperen y lleguen a 1335 años, o a 1843-4? Simple, el nacimiento de un pueblo según la profecía de Apocalipsis 10, a la que se le dijo: “Es necesario que profetices otra vez a muchos pueblos y naciones, pueblos y reyes” (10:11). La encargada de predicar el mensaje profético de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-11. 
 

Los felices (o bienaventurados) de Daniel y Apocalipsis 
 

Entonces, es tiempo de ir al texto “llave Apocalipsis” que refiere: “Y oí una voz del cielo que dijo: “Escribe: ¡Dichosos los que de aquí en adelante mueren en el Señor! Cierto-dice el Espíritu, descansarán de sus fatigas, porque sus obras les siguen” (Ap. 14:13) y compararlo con el “candado Daniel”, “Bienaventurado el que espere y llegue a 1335 días” (12:12)
 

Con todos los textos citados, es imprescindible entender que hay algo maravilloso y extraordinario para los que “lleguen y esperen”, según Daniel, y “los que de aquí (1844) en adelante, mueren en el Señor”, según Apocalipsis. 
 

Todo adventista sabe que esta fecha es conocida como un “chasco”, sin embargo, aunque fue una experiencia triste para los pioneros adventistas, es necesario saber que hay “un regalo que les aguarda a este grupo de personas”, los que murieron y viven, vivirán o morirán; amando, anunciando, apresurando y aguardando la Segunda Venida de Cristo Jesús.  

¿Y cuál es ese regalo o en qué consiste? La resurrección especial. La resurrección especial precede, repetimos, al Segundo Advenimiento. En palabras de Elena G. de White:


“Todos los que hayan muerto en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley. «Los que le traspasa ron» (Apocalipsis 1: 7), los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes” (Elena G. de White, El conflicto de los siglos, 695). Ellos se levantarán en esa ocasión. 
 

¿En qué momento se dará la resurrección especial? 
 

La resurrección especial se dará, antes de que Jesús aparezca en las nubes de los cielos. Pues, después de esto (de la resurrección especial), Elena G. de White dice:  
 

“Desde el cielo se oye la voz de Dios que proclama el día y la hora de la venida de Jesús, y promulga a su pueblo el pacto eterno. Sus palabras resuenan por la tierra como el estruendo de los más estrepitosos truenos. El Israel de Dios escucha con los ojos elevados al cielo. Sus semblantes se iluminan con la gloria divina y brillan cual brillara el rostro de Moisés cuando bajó del Sinaí. Los malos no los pueden mirar. Y cuando la bendición es pronunciada sobre los que honraron a Dios santificando su sábado, se oye un inmenso grito de victoria. 
 

“Pronto aparece en el este una pequeña nube negra, de un tamaño como la mitad de la palma de la mano. Es la nube que envuelve al Salvador y que a la distancia parece rodeada de obscuridad. El pueblo de Dios sabe que es la señal del Hijo del hombre. En silencio solemne la contemplan mientras va acercándose a la tierra, volviéndose más luminosa y más gloriosa hasta convertirse en una gran nube blanca, cuya base es como fuego consumidor, y sobre ella el arco iris del pacto. Jesús marcha al frente como un gran conquistador. Ya no es «varón de dolores,» que haya de beber el amargo cáliz de la ignominia y de la maldición; victorioso en el cielo y en la tierra, viene a juzgar a vivos y muertos. «Fiel y veraz,» «en justicia juzga y hace guerra.» «Y los ejércitos que están en el cielo le seguían.» (Apocalipsis 19: 11, 14, V.M.) Con cantos celestiales los santos ángeles, en inmensa e Innumerable muchedumbre, le acompañan en el descenso. El firmamento parece lleno de formas radiantes,- «millones de millones, y millares de millares.» Ninguna pluma humana puede describir la escena, ni mente mortal alguna es capaz de concebir su esplendor. «Su gloria cubre los cielos, y la tierra se llena de su alabanza. También su resplandor es como el fuego.» (Habacuc 3: 3, 4, V.M.) A medida que va acercándose la nube viviente, todos los ojos ven al Príncipe de la vida. Ninguna corona de espinas hiere ya sus sagradas sienes, ceñidas ahora por gloriosa diadema. Su rostro brilla más que la luz deslumbradora del sol de mediodía. «Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.» (Apocalipsis 19: 16.)” (Elena G. de White, El conflicto de los siglos, 698).
 

Y continúa diciendo Elena G. de White: 

“Entre las oscilaciones de la tierra, las llamaradas de los relámpagos y el fragor de los truenos, el Hijo de Dios llama a la vida a los santos dormidos. Dirige una mirada a las tumbas de los justos, y levantando luego las manos al cielo, exclama: «¡Despertaos, despertaos, despertaos, los que dormís en el polvo, y levantaos!» Por toda la superficie de la tierra, los muertos oirán esa voz; y los que la oigan vivirán. Y toda la tierra repercutirá bajo las pisadas de la multitud extraordinaria de todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos. De la prisión de la muerte sale revestida de gloria inmortal gritando «¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿dónde, oh sepulcro, tu victoria?» (1 Corintios 15: 55.) Y los justos vivos unen sus voces a las de los santos resucitados en prolongada y alegre aclamación de victoria. Todos salen de sus tumbas de igual estatura que cuando en ellas fueran depositados. Adán, que se encuentra entre la multitud resucitada, es de soberbia altura y formas majestuosas, de porte poco inferior al del Hijo de Dios. Presenta un contraste notable con los hombres de las generaciones posteriores; en este respecto se nota la gran degeneración de la raza humana. Pero todos se levantan con la lozanía y el vigor de eterna juventud. Al principio, el hombre fue creado a la semejanza de Dios, no sólo en carácter, sino también en lo que se refiere a la forma y a la fisonomía. El pecado borró e hizo desaparecer casi por completo la imagen divina; pero 703 Cristo vino a restaurar lo que se había malogrado. El transformará nuestros cuerpos viles y los hará semejantes a la imagen de su cuerpo glorioso. La forma mortal y corruptible, desprovista de gracia, manchada en otro tiempo por el pecado, se vuelve perfecta, hermosa e inmortal. Todas las imperfecciones y deformidades quedan en la tumba. Reintegrados en su derecho al árbol de la vida, en el desde tanto tiempo perdido Edén, los redimidos crecerán hasta alcanzar la estatura perfecta de la raza humana en su gloria primitiva. Las últimas señales de la maldición del pecado serán quitadas, y los fieles discípulos de Cristo aparecerán en «la hermosura de Jehová nuestro Dios,» reflejando en espíritu, cuerpo y alma la imagen perfecta de su Señor. ¡Oh maravillosa redención, tan descrita y tan esperada, contemplada con anticipación febril, pero jamás enteramente comprendida! 
 

“Los justos vivos son mudados «en un momento, en un abrir de ojo.» A la voz de Dios fueron glorificados; ahora son hechos inmortales, y juntamente con los santos resucitados son arrebatados para recibir a Cristo su Señor en los aires. Los ángeles «juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro.» Santos ángeles llevan niñitos a los brazos de sus madres. Amigos, a quienes la muerte tenía separados desde largo tiempo, se reúnen para no separarse más, y con cantos de alegría suben juntos a la ciudad de Dios. 
 

“En cada lado del carro nebuloso hay alas, y debajo de ellas, ruedas vivientes; y mientras el carro asciende las ruedas gritan: «¡Santo!» y las alas, al moverse, gritan: «¡Santo!» y el cortejo de los ángeles exclama: «¡Santo, santo, santo, es el Señor Dios, el Todopoderoso!» Y los redimidos exclaman: «¡Aleluya!» mientras el carro se adelanta hacia la nueva Jerusalén” (Elena G. de White, El conflicto de los siglos, 702-3).
 

Como podemos ver, claramente Elena G. de White, la profeta de Dios, señala que hay dos resurrecciones, una antes de que Jesús aparezca en las nubes de los cielos (resurrección especial), y otra después que Jesús haya aparecido en las nubes de los cielos, pues Jesús mismo los llama de sus tumbas (primera resurrección general, o resurrección de los justos para vida eterna). 
 

CONCLUSIÓN 

¡Qué privilegio pertenecer a la Iglesia Adventista del Séptimo Día! 
 

Ese es el regalo más grande que Dios le aguarda a los que murieron, viven, morirán y vivirán, amando, anunciando, apresurando y aguardando la Segunda Venida de Jesús. Porque si bien es cierto habrán más salvos, los adventistas, los que entienden que son parte del único pueblo de Dios sobre la faz de la tierra, son un pueblo especial y tendrán una resurrección especial. Ahora, no todos, pues “Aunque los israelitas sean tan numerosos como la arena del mar, sólo un remanente será salvo” (Rom. 9:27), podríamos decir, que no todos los adventistas serán salvos. 
 

Dios tiene una iglesia, sí, pero eso no indica que todos ellos serán salvos. Recordemos que somos la iglesia militante, más la triunfante está por verse. Claro está sí que, muchos adventistas triunfarán. Pero debe dejarse en claro que Dios tiene ovejas en otros rebaños, ojo, ovejas, no otros rebaños. Dios tiene un rebaño, y esa es la Iglesia Adventista del Séptimo Día. 
 

Finalmente, a través de este escrito, deseo invitar a que vivamos la esperanza bienaventurada. ¡Qué privilegio será poder ver la Venida de Jesús completamente! Poder ver a Nuestro Salvador venir como todo un Conquistador en nuestro rescate. 


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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miércoles, 22 de mayo de 2024

CUATRO REYES PERSAS, EL “REY VALIENTE” Y EL SUEÑO DE DIOS - DANIEL 11


En el capítulo 11 de Daniel, encontramos el esfuerzo del hombre por alcanzar sus objetivos y los resultados que este consigue. Hay una gran lección para nosotros centrada en la profecía de un gran rey griego. Daniel escribió el capítulo 11 cuando Ciro era rey. Los medos y persas eran la potencia y aún pasarían muchos años hasta que cayera y se levantaran los griegos.


I. UN IMPERIO Y UN REY SIN HEREDERO

Cuatro reyes (Daniel 11:2): La Biblia profetiza exactamente que después de Ciro, pasarían cuatro reyes para provocar un levantamiento griego. Los cuatro reyes son:

a. Cambises: del año 530 – 522 a.C.

b. Esmerides: año 522.

c. Dario: del año 522 al 486.

d. Jerjes (Asuero): del año 486 al 465.


Jerjes es el cuarto rey profetizado, quien, por sus provocaciones y arrogancia, sería el responsable de “unir y levantar” a los griegos (Javán) y luchar contra los persas.


II. UN NUEVO IMPERIO (DANIEL 11:3)

En el versículo 3, Daniel salta de Jerjes al surgimiento de un nuevo imperio. Sabemos que después de los medos y persas surge el imperio griego, y el responsable de llevar a la cima a Grecia fue Alejandro Magno. De este rey ya se habló en el capítulo 7 y 8, pero el capítulo 11 añade una información que merece nuestra atención.


  1. Un rey valiente (Daniel 11:3). El “rey valiente” es Alejandro Magno. Un gran líder de quien tendremos que aprender una gran verdad. Nació en Pela, Grecia, el año 323 a.C. Sus padres fueron Olimpia y Filipo y estos influyeron grandemente en la personalidad de Alejandro. Analicemos algunos rasgos de la vida de este gran rey. 

Deseos de grandeza: Filipo, el padre de Alejandro, es asesinado antes de salir a conquistar Asia. Alejandro toma el reinado de Grecia a los 20 años. Existe un punto llamativo en la muerte de Filipo. Muchos historiadores creen que Alejandro está involucrado en la muerte de su padre. Alejandro deseaba llevarse la grandeza de la conquista de Asia, y para conseguirlo habría decidido eliminar a su padre.


Gran estratega: no podemos negar que Alejandro era muy inteligente y preparado para la guerra. Nunca perdió una batalla. Gran parte de ese éxito se debe a la educación que recibió de su padre y también que fuera alumno del famoso filósofo griego Aristóteles. Esa formación, sumado a su crueldad, le permitió hacer crecer el imperio en trece años. Fue tan rápido la expansión que sus hazañas son comparadas con un leopardo en Daniel 7:6.


Complejo de divinidad: con poco más de 20 años, Alejandro a conquistado grandes imperios. Venció a los persas y debido a sus conquistas y carácter, sus soldados y muchas personas comienzan a verlo como un “dios” en persona. No paso mucho tiempo para que Alejandro llegara a pensar que él en realidad era un “dios”.


Sed insaciable: Alejandro era ambiciosos. No se conformó con vengarse de los persas. Su sed de conquista lo llevó a querer más, y jamás su sed fue saciada. No solo quería poder, también buscaba deleites.


En su búsqueda de una plena felicidad, Alejandro comenzó a darse a los placeres. Bebía constantemente, se granjeaba de sus conquistas y le gustaba tener amantes. Amantes que eran mujeres y también varones (algo muy común en los griegos).

2. Reino quebrado (Daniel 11:4). Esta vida de excesos conduce a Alejandro a una muerte repentina. El versículo 4 dice que “su reino sería quebrado”. A los 32 años, víctima de una enfermedad, que pudo ser consecuencia de su vida lujuriosa, el 13 de junio de 323 a. C. Alejandro muere.


Dividido a los cuatro vientos

La profecía señala que, a su muerte, “el reino será dividido, pero no para sus descendientes”. Sus cuatro generales dividen en cuatro áreas y cada uno gobierna un territorio. Nunca más se unificaría y doscientos años más tarde serían conquistados por los romanos (Daniel 11.14) 3. Sin heredero (Daniel 11:4). Pasemos a ver un hecho que no se menciona en los otros capítulos. Cuando Alejandro muere, no tenía un heredero. El gran rey, conquistador, dejó un gran legado histórico, pero su linaje, terminó con él. No hubo un hijo que perpetuara su sangre. Filosofía, política otros aspectos fueron expandidos por Alejandro, pero finalmente fueron absorbidos por los romanos y con el paso de los siglos Grecia dejó de ser esa potencia y prácticamente solo quedan en los recuerdos, como los de Babilonia y los persas. Un triste final para Alejandro y el linaje de su familia.


III. SUEÑOS FUGACES Y UN SUEÑO ETERNO

El fugaz sueño del hombre:

En gran medida, el capítulo 11 de Daniel refleja la triste realidad del hombre que está lejos de Dios o que desea alcanzar sus sueños a su manera. Alejandro bien podría representar todo hombre en su búsqueda de sueños. Seamos claros, con nuestras fuerzas podemos alcanzar grandes cosas. Iniciar y culminar carreras. Formar una familia o iniciar un negocio. podemos alcanzar estas metas. Pero seguiremos siendo como Alejandro, con una sed insaciable de tener más, porque nada nos hace feliz. Conseguiremos un objetivo, nos dará felicidad por un momento, luego volveremos a nuestra condición de insatisfacción e infelicidad y caeremos en ese círculo que solo da vueltas y vueltas.


Daniel 11 finaliza diciendo que todo reino que el hombre establece, todo sueño que el hombre haga sin Dios llegará a su fin (Daniel 11.45).


El reino de Dios, un reino eterno (Daniel 2:44) Solo Dios puede crear un linaje que jamás será destruido. Ya estudiamos en el capítulo dos que los reinos humanos pasarán, pero el reino que Dios está a punto de establecer será eterno, y no solo para Él o un grupo cerrado, es un reino que todos podemos formar parte de él. El sueño de Dios es que tu formes parte de ese reino. ¿Qué necesitas hacer para alcanzar ese reino? 


CONCLUSIÓN

Un soldado que en Filipos tenía todo lo que un hombre necesitaba, estuvo a punto de matarse cuando por un terremoto la cárcel donde cuidaba quedó abierta.


Su mundo se vino abajo, si algún prisionero había escapado, el pagaría con su vida. En su desesperación coge su espada y cuando está por matarse Pablo le llama y le dice que se detenga. Este soldado ingresa a la cárcel y encuentra a todos los prisioneros. Asombrada pregunta a Pablo que necesitaba para ser salvo y este le responde “Creen en el Señor Jesús y Él podrá salvar también a tu familia” (Hechos 16:31).


Lo primero es aceptar a Cristo como tu salvador, caer de rodillas a Él y dejar que te salve. Cuando lo aceptes, dice Romanos 8:15, que “somos adoptados” por Dios. Juan nos asegura que ahora seremos llamados “hijos de Dios” (1 Juan 3:1).


Con Cristo tu historia no termina, con Cristo tu historia y la de tu familia seguirá en cielo por toda la eternidad. Tus sueños, junto a los sueños de Dios serán para siempre. Pero ese sueño inicia ahora. Dios puede restaurar lo que el pecado viene destruyendo. Dios puede reestablecer tu hogar, tu salud, tu matrimonio, Dios lo puede hacer. La clave está en aceptar a Cristo.


Feliz día.  


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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lunes, 20 de mayo de 2024

MIGUEL vs. EL PRÍNCIPE DE PERSIA - DANIEL 10


En la batalla espiritual, muchas veces pensamos que Dios no está escuchando nuestras oraciones o que no está a nuestro lado; peleando nuestras batallas. El capítulo 10 de Daniel nos prueba que Dios siempre está presente (Sal 121:1-3), y, sobre todo, tiene un plan para destruir todo el mal, la injusticia, dolor, etc., no solo de nuestras vidas y de este planeta; sino de todo el universo. 


El capítulo 10 es la introducción y contexto teológico de la cuarta gran profecía de Daniel (10:1-12:4). Esta visión toma lugar el "tercer año del reinado de Ciro, rey de Persia" (1:1). Esto es el año 535/6 aC. (Dn 11:4 cf. Ed 1:1). Daniel tenía 88 años, desde que llegó a Babilonia con 18 años, sus ojos vieron varios reyes y reinos surgir y caer; pero Daniel seguia en cargos de responsabilidad y estima, esa fue la bendición a su integridad. Durante 70 años, el pueblo de Israel estuvo cautivo en Babilonia. En este con- texto, Daniel recuerda la profecía de Jeremías (25:1-11) y entiende que ya es tiempo que su pueblo regrese a su tierra del exilio. Para ese tiempo, la primera oleada de judíos, al mando de Esdras, había regresado a Jerusalén. Pero Daniel se queda en Persia (actual Irán), para seguir influyendo en favor de su pueblo. "fue revelada palabra a Daniel... y la palabra era verdadera, y el conflicto grande, pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión." Con esta oración termina el versículo 1. 


LA VISIÓN 

La "Palabra" (davar) denota el acto de haber recibido un mensaje de Dios, una revelación. Daniel une este concepto con el hecho de haber tenido inteligencia para entender la “visión" (mareh). Esto es porque en el capítulo 8:1-14 se presenta otra "visión" (mareh) - que él ya había hecho una distinción de otra "visión" (hazon) - por lo que Daniel entiende que

la revelación que estaba recibiendo venía a ampliar el contenido del capítulo 8:1-14; el ataque del cuerno pequeño (sistema papal) al santuario celestial y al juicio que allí se realiza Daniel 7:26. 


Las implicancias de frase “el conflicto grande" es la razón de la aflicción de Daniel que es desarrollado en los siguiente dos versículos: "En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas." La palabra "conflicto" (Tseba, pl. tsaba'ot) es parte de uno de los títulos más conocidos dado a Jehová: “Jehová de los ejércitos”. Esta palabra tiene gran rango semántico: puede significar guerra (en un sentido militar), conflicto (de toda índole, desde interior hasta uno bélico), servidumbre, lucha, dolor. Daniel entendía que lo que su pueblo estaba viviendo era mucho más que un problema sociopolítico o militar, entrañaba un lucha de servicio y lealtad a dos bandos antagónicos, esta lucha no solo se reflejaba en el ámbito externo, sino que también es un conflicto interno que supone gran sacrificio y dolor de la prueba: esta es la lucha entre el bien y el mal, entre dos principes, el príncipe de las tinieblas y Miguel, "el príncipe de los hijos de tu pueblo" (Dn 12:1). Este gran conflicto es la realidad última que engloba a cada ser humano, permea todo cuanto hacemos y decidimos. Todo

se sintetiza a esta lucha y al bando en el que decidiremos estar.


CRISTO VIENE EN LA AYUDA DEL PROFETA

Sin duda, Cristo mismo había venido al auxilio de Daniel, y lo hizo con toda la majestad de su gloria. Aunque Daniel estaba afligido y muy desconcertado, la gloria de Dios le brindó seguridad de que, aunque el problema era grande y más amplio de lo que él podía ver e imaginar, la gloria de Dios superaba esa dificultad. Este es uno de los puntos álgidos de la lucha entre el bien y el mal. Observar como la gloria, poder, amor y sabiduría de Dios son más poderosos que las contiendas y engaños del Enemigo. 


El versiculo 8 demuestra que Daniel pasó de estar afligido mental y espiritualmente a estar afligido físicamente. Esto por la magnitud de la visión y - sobre todo - de la manifestación gloriosa de Cristo. El encuentro de un ser humano mortal y pecador con Dios santo y puro produce este efecto en el cuerpo de la persona. 


De la misma forma, aunque no veamos ni sintamos el abrazo de Dios, él está allí con nosotros, sentado de nuestro lado, dándonos ese abrazo animador para ponernos en pie de nuevo, y seguir luchando la batalla de la fe (2 Tm 4:8-9), pues esta batalla no la gana quien nunca falla, sino quien nunca se rinde de seguir al Salvador (Mt 24:13). "varón muy amado" (v. 11), del hebreo “Jamudoth”, esta palabra significa más específicamente: muy preciado, valorado, incluso delicado - denotando su valor, y por otro lado su fragilidad de algo que debe ser cuidado mucho. Realmente se puede ver el cuidado de Dios y su gran amor por nosotros en esta sola palabra. Realmente Dios nos ve como a lo más importante que él tiene, por eso hace la analogía del padre y del hijo, pues nos ama como un padre y una madre aman a un hijo, de manera incondicional, profunda. Un amor que no se acaba con el tiempo ni con cualquier tipo de cambios. iDios simplemente nos ama!


¿QUIÉN ES EL PRÍNCIPE DE PERSIA?

El versículo 13 es el punto álgido de este capítulo. Demuestra la lucha frontal entre el bien y el mal, y el centro de la contienda, destruir al pueblo de Dios, destruir su esperanza, destruir su fe en Dios y sus promesas. "el príncipe del reino de Persia se me opuso" (v. 13), una frase que necesita ser cabalmente entendida. El vocablo hebreo “Nar” es traducido como "príncipe", es usado en el Antiguo Testamento 422 veces, usualmente denota a los miembros de la realeza, cargos importantes en la administración de un reino, el hijo de un rey, y hasta puede denotar a capitanes de ejércitos (1 R 1:25; 22:26; 1 Cro 22:17; Jer 34:21). Sin embargo, Daniel hace un uso metafórico de esta palabra, vincula esta palabra con seres sobrenaturales (Dan 8:11, 25; 10: 13, 21; 12: 1), concretamente, con ángeles. Entonces, cuando se refiere al "principie de Persia" en realidad se está refiriendo a un ángel que está influyendo sobre el rey de Persia para que éste no permita que el pueblo de Dios regrese a Israel. 


Este acto es especialmente importante porque está vinculado con el inicio de las setenta semanas (Dn. 9:24-27), profecía relativa a la actividad salvífica del Mesías que supone

también el fin de todo plan del Enemigo de las almas. Este ángel sin duda es Satanás, el ángel caído que ahora contiende contra el pueblo de Dios. La "oposición" que ejerce no solo es espiritual, vemos como este ángel caído, se mueve entre los poderes fácticos de la tierra para desfavorecer al pueblo de Dios y crear zozobra y muerte. Vemos con claridad quien está detrás de todos los conflictos bélicos, políticos, económicos y de toda índole. 


Satanás, el ángel caído, quiere la miseria de la raza humana, y en especial, la derrota de cada integrante del pueblo de Dios. Por ello causa dolor y sufrimiento en nuestro planeta, pues él es el príncipe de este mundo (2 Co 4:4-6), por ello quiere engañar a los seres humanos y convertirnos en seres insensibles al llamado de Dios y desconfiemos de su amor y salvación. Este accionar de Satanás causa desconcierto en el ser humano ¿por qué Dios permite la maldad, la muerte? ¿Por qué parece que nada tiene sentido? Lo mismo pasó en el cielo, en el momento de la rebelión inicial: "Los ángeles no

comprendieron ni aun entonces todo lo que entrañaba la gran controversia. Los principios que estaban en juego habían de ser revelados en mayor plenitud" (El deseado de todas las gentes, 709). 


¿QUIÉN ES MIGUEL?

"Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia" (v. 13). Del hebreo “Mika'el” que significa “¿quién como Dios?” no es otro, sino el mismo Señor Jesucristo (Judas 1:9 lo llama arcángel,  Y Pablo en 2 Ts 4:16 lo relaciona con la resurrección). La lucha que aquí se describe era esencialmente entre los ángeles de Dios y "las potestades de las tinieblas, que buscaban contrarrestar las influencias que obraban sobre el ánimo de Ciro" (Patriarcas y Reyes, 418-419). 


Cuando entró en la lucha Miguel, el Hijo de Dios, los poderes del cielo ganaron la victoria y el maligno se vio obligado a retirarse. La palabra que se traduce "quedé" se usa en otros pasajes con el sentido de "permanecer" cuando otros se han ido o han sido alejados. Es decir, la victoria fue de Miguel. De la misma forma como Cristo, el arcángel Miguel, venció a Satanás en esa ocasión, lo venció de una vez y para siempre en la cruz del calvario. Nuestra victoria está asegurada en Cristo, aunque la lucha en esta tierra sea grande, al final, los que decidan estar de parte del Cordero, vencerán (Ap 17:14). 


Finalmente, en el versículo 14, Gabriel le explica que la visión (mareh) que recibió en Daniel 8:1-14, sobre el Santuario celestial y el juicio que alli se realiza, y que iba a ser ampliado en la visión que estaba recibiendo en ese momento (Dn 10-12:3) era para el pueblo de Dios del tiempo del fin. Es decir, para el remanente militante que se levantaría después de 1844, cuyo mensaje se centraría en el santuario y en el juicio que allí se realiza, la proclamación de dicho mensaje sería la última muestra prueba de amor de Dios para el ser humano,

antes de la sentencia final.


DESENLACE

Los últimos dos versículos de este capítulo nos muestran como la lucha entre el bien y el mal es una lucha sin cuartel, no paran los ataques, pero tampoco para la defensa y consuelo de Dios hacia su pueblo. "Pues ahora tengo que volver para pelear contra el principe de Persia; y al terminar con él, el principe de Grecia vendrá." Aunque Grecia era, en ese tiempo, una nación con poca trascendencia, Dios le estaba anticipando que eso iba a cambiar, no pasó mucho tiempo, y Grecia subió al primer plano del dominio del mundo. Y así han ido y venido reyes y reinos, capitanes y generales, ideologías y religiones; sin embargo, Dios y su pueblo han permanecido firmes en todos los tiempos. 


El Enemigo, aunque ya derrotado, no se cansará de atacar al pueblo de Dios, pero podemos descansar confiados, por de Cristo es la batalla y la victoria es asegurada en su redención. "y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe". Miguel, nuestro señor Jesucristo, es el camino, la verdad y la vida. Por el llegamos al Padre y en él debe estar nuestra fortaleza y esperanza. La iglesia camina segura rumbo a las mansiones eternas de la mano del Arcángel que devolverá a la vida a quienes le sirvieron. Y un día no muy lejano, Cristo se colocará la armadura de Miguel, el comandante de los ejércitos celestiales, y vendrá a poner fin a toda la maldad, pecado y muerte de esta tierra. Esperamos por él.


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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