miércoles, 14 de noviembre de 2012

No Tendrás Dioses ajenos




Introducción: Vivimos en una sociedad muy religiosa pero que conoce muy poco a Dios. Basta con leer unas cuantas noticias en el periódico matutino para darnos cuenta que la gente de hoy al igual que ayer vive en plena y abierta desobediencia a la ley de Dios. Lo que necesitamos desesperadamente es regresar a los mandamientos de Dios. La Biblia dice que las palabras de Dios son vida. Hoy vamos a considerar el primero de los mandamientos, el más grande de todos los demás; o mejor dicho la clave para guardar los demás mandamientos. Yes así, porque si Ud. cumple cabalmente éste mandamiento, es un hecho que estará guardando los otros nueve.
Proposición: Mostrar que Dios es el único ser digno de adoración y obediencia
Oración interrogativa: ¿estamos adorando solo a Dios?
Oración de transición: En esta mañana a la luz de la palabra de Dios hallaremos la reacción de Dios frente a la idolatría

I. ¿QUÉ SIGNIFICA EL PRIMER MANDAMIENTO?
Antes de estudiar el primer mandamiento, notemos algo que es muy importante: en la introducción a los diez mandamiento Dios dice: “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre” (Éxodo 20: 2) En estas palabras introductorias tenemos dos poderosas razones para obedecer a  los mandamientos del Señor: Primero, él es el único indicado en darnos reglas para nuestra manera de vivir porque sólo él es Señor. En segundo lugar, él nos da estos mandamientos no para hacernos sentir miserables, ni para esclavizarnos, sino todo lo contrario, porque ese mismo versículo dice que él ha probado su amor por nosotros. Dios probó su amor por los israelitas al sacarlos de Egipto y él ha probado su amor por nosotros en la cruz y en otras muchas formas. Estos mandamientos nos han sido dados no en el enojo de Dios, sino de su amor. Y es por eso que deberíamos considerarlos.
El primer mandamiento es dicho de manera negativa, este mandamiento nos dice que no debemos tener otros dioses en lo absoluto. Dicho de manera positiva, Dios dice: ¡Debes tenerme a mí como la persona más importante y la influencia más grande en tu vida! Es imposible que el hombre pueda vivir sin un objeto de adoración, Todos los que no adoran al Dios verdadero inventan un dios falso que les permita vivir en pecado y hacer lo que quieran. Un ídolo no es sólo una estatua, o una imagen de metal o madera. Un ídolo es todo aquello que ocupa la posición de influencia de nuestras vidas, algo que se interpone entre Dios y nosotros. Dios nos dice en este pasaje que ninguna persona, cosa, ideología, propósito debe interponerse en nuestra adoración a Dios.
Jesús ilustró muy bien lo anterior en la historia del joven rico: Lc. 18:18-27 Este hombre influyente vino a Jesús y le hizo la pregunta de la vida más significativa: ¿Qué se debe hacer para heredar la vida eterna? Jesús le dijo que debería guardar los mandamientos. El hombre pensaba que ya los había obedecido, por eso Jesús le dijo que la única cosa que le hacía falta era venderlo todo y dárselo a los pobres. Pero, ¿Por qué Jesús le dijo eso al joven rico? Le estaba diciendo que debemos hacernos pobres para entrar al cielo? No. Lo que Jesús hizo fue tomar el primer mandamiento y aplicarlo a la vida de este hombre. El Señor sabía que la confianza de este hombre estaba en sí mismo, estaba en lo que poseía. De modo que Cristo señala la raíz del problema: este hombre estaba controlado por lo que tenía y no por aquel que se lo había dado. Las riquezas se habían convertido en su dios, y de esta forma había quebrantado el primer mandamiento.
II. ¿CÓMO VIOLAMOS HOY EL PRIMER MANDAMIENTO?
 Resulta fácil pensar en la tragedia del joven rico y pensar que fue una decisión negativa; nosotros no somos atraídos por algún dios de piedra, pero sí por dioses emocionales, materiales, religiosos, intelectuales e inclusive ídolos sensuales, que tienen el mismo efecto en nuestras vidas y debemos identificarlos antes de poderlos eliminar.
A. El ídolo de las posesiones materiales Este es, desde luego, el problema que tenía el joven rico, pero también es un problema que prevalece en el ser humano, porque en lugar de poner nuestra confianza en el Señor, confiamos en nuestra cuenta bancaria o en nuestros ahorros, en nuestra educación, en nuestra apariencia, en nuestros bienes, etc. Y lo que sucede es que nos pasamos toda la vida persiguiendo lo material y lo que sucede finalmente es que nunca llegamos a tener suficiente, nunca encontramos la satisfacción que estamos buscando. Jesús contó de un granjero que tenía mucho. Trabajó muy duro y le fue muy bien. Así que decidió hacer unos graneros más grandes para almacenar su riqueza para que pudiera vivir tranquilo en su vejez. Su confianza estaba en lo que tenía. Pero esa noche iba a morir, de nada le sirvió concentrarse en su riqueza y dejar de lado lo mas importante la riqueza espiritual.
B. El ídolo de la ambición. Muchos permiten que sus carreras y sus ambiciones se conviertan en un ídolo. Si nuestro deseo supremo es tener éxito en nuestra carrera, somos culpables de idolatría. Hay muchos que dicen no ser culpables de esto, pero sus sueños despiertos, sus ilusiones y fantasías, sus temas de conversación sólo tienen que ver con son sus carreras, con el dinero o con sus posesiones materiales. Se preocupan muy poco o nada por la obra del Señor y se dedican la mayor parte de sus esfuerzos a buscar la prosperidad económica y la satisfacción de sus ambiciones.
C.  El ídolo de la familia Existen muchas personas que son manipuladas y controladas por sus familias. Inclusive algunos creyentes se dejan dominar por la influencia de sus padres y familiares inconversos, hasta el punto de interferir con su dedicación a los compromisos con la obra del Señor. Se sienten tan comprometidos con ellos que descuidan los asuntos del Señor y su obra; las palabras del Señor en Luc. 14:26 vendrían muy bien que las escucharan: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.

III. ¿PUEDO OCULTAR MI IDOLATRÍA?
Dios manda que no tengamos dioses ajenos delante de Él. Eso equivale a "en su presencia" o "delante de sus ojos". O sea, no podemos ocultar nuestros ídolos; no podemos dejarlos en nuestras casas para ir a adorar a Dios. El Señor recalca que es celoso; pero este celo es el nacido del deseo de proteger una relación de amor, de un amor que exige lealtad y fidelidad absolutas, como en el matrimonio. Es por eso que el adulterio es uno de los pecados más graves, porque no sólo es el quebrantamiento de los votos matrimoniales, sino que es la destrucción de una relación de amor. Dios se manifiesta en su palabra como el "esposo" que está casado con su pueblo, los creyentes. El amor celoso de Dios exige una lealtad y fidelidad absolutas, que no se compartan con NADIE. Entonces, cualquier compromiso o contaminación con los ídolos de este mundo provoca a celos al Señor. Pablo dice: Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. Y en relación con los ídolos advierte: ¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él? Dios nos ama tanto que su intenso deseo por nuestro bienestar no permitirá que ningún rival ocupe nuestros afectos. El amor de Dios no es débil, ni indiferente al pecado, por eso, en su amor  Él aborrece cualquier cosa que dañe a sus hijos.
CONCLUSIÓN
Jesús dijo "donde esta vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón. Las últimas palabras del apóstol Juan en su primera carta fueron: Hijitos, guardaos de los ídolos. Así que la pregunta clave es: ¿dónde está su corazón? …….. Recuerde el mandamiento. Nada debe tener mayor influencia sobre nuestras vidas, sobre nuestras decisiones y sobre nuestros deseos que el Señor. Él se merece y se ha ganado el derecho de dirigir nuestras vidas. Él nos ha demostrado que es digno de confianza, bueno y amoroso. Entonces, ¿Qué debemos hacer? ¿Dejaremos que Dios ocupe el primer lugar en nuestra vida?
    

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