domingo, 3 de octubre de 2021

LA IGLESIA ES EL CUERPO DE CRISTO, Y TODOS SOMOS MIEMBROS DE ELLA - 1 CORINTIOS 12

Un pastor tenía una iglesia muy desunida. Todos los dirigentes querían brillar más que el otro. Los directores de los departamentos querían más protagonismo. Los ancianos se creían más importantes que los diáconos, los jóvenes más calificados para tener cargos importantes, los niños y damas se sentían menos atendidas. No obstante, otro grupo de feligreses cansados de esta situación, decidieron abandonar la iglesia porque no se sentían parte de ella. ¿Qué podría hacer el pastor? Así que un sábado por la mañana en un culto de adoración les dijo: “Haremos un concurso del mejor dibujo, háganlo de la mejor manera, tienen 15 minutos para ello”. El pastor organizó a la iglesia por cargos y ministerios, y les asignó lo que debían dibujar. Y finalizó diciendo: “todos dibujaran una parte del cuerpo humano, así que deben hacerlo de la mejor forma”. Toda la iglesia se esmeró en hacer lo mejor, algunos lo hicieron mejor que otros, otros le añadieron colores. Pero todos dibujaron una parte del cuerpo humano.


Cuando terminaron los 15 minutos. El pastro pidió a los líderes que salgan al frente y expongan su trabajo para luego ponerle pegamento y dejarlos en una especie de pizarra. Todos esperaban que su dibujo fuera el mejor. Sin embargo, el pastor dijo: “vamos a tratar de formar un cuerpo, una persona con todas las partes del cuerpo humano que ustedes han dibujado”. Y así lo hizo. Al final, se pudo ver a un cuerpo deforme. La cabeza pequeña. Los brazos enormes, y desiguales. El cuello delgado. El tronco más pequeño que los brazos. Las piernas más pequeñas que los pies. Las manos más pequeñas de los brazos, una oreja más grande que la otra. Y así… un deforme total. 


Pablo dice: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo” (1 Corintios 12:12). Todos somos parte del cuerpo de Cristo, y lo dice en el contexto de la diversidad de dones espirituales que tienen el objetivo de edificar la iglesia. No hay don más importante que el otro, tampoco menos. Cada uno tiene el don que debe ser usado en avance de la obra de Dios. Así, también añade: “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (v.27). El apóstol expresa este pensamiento para que nadie se crea ni sienta más o menos que otros. Todos sufrimos cuando una mano tiene una herida. Y si todo el cuerpo está bien, pero le molesta una uña que ha crecido mal en el pie, no podemos estar tranquilos. Así que todos somos importantes y de bendición en la iglesia. Somos cuerpo de Cristo. 


El pastor de la historia que contamos al iniciar esta reflexión, le explicó a la iglesia que si cada uno hace las cosas a su manera, por su lado, sin dialogar y sin llegar a un acuerdo para avanzar unidos, tendremos cuerpo defectuoso, eso no puede ser motivo de bendición. Por lo tanto, no hay lugar para una iglesia desunida. Y claro, tampoco debemos permitir ni apoyar cuando un miembro quiere apartarse del cuerpo, de la iglesia, para irse de ella. No. No hay miembro del cuerpo o de la iglesia que pueda sobrevivir solo, lejos del cuerpo. ¿Imaginas si un día el brazo se aparta del cuerpo para vivir solo? No podría. Moriría. Por eso es interesante notar que Pablo usa la ilustración del cuerpo humano, un ser vivo para la iglesia.


La iglesia es el cuerpo de Cristo, y en ella todos, independientemente de la edad, los dones y talentos, todos somos miembros en particular que nos necesitamos. Somos diferentes pero en Cristo somos uno, somos diferentes en carácter, edad, nacionalidad, etc; pero no podríamos vivir  fuera del cuerpo de Cristo. ¿Amén? 


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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