lunes, 30 de agosto de 2021

¿QUIÉN PODRÁ LIBERARNOS DEL CUERPO DE MUERTE? - ROMANOS 7:24


Habían pasado 22 años desde la conversión de Pablo en el camino a Damasco. Pablo escribe la epístola a los romanos el 58 d.C aproximadamente, y en el desarrollo del capítulo 7 podemos evidenciar la lucha espiritual que él mismo experimentaba; así desde el versículo 14 al 24 presenta a un ser humano de “carne y hueso”, un cristiano de a pie, que no es un “santo” y “perfecto”, sino a uno que tiene sus luchas y dudas. Uno podría preguntarse: A pesar de tener 22 años en la fe, de ser líder espiritual y baluarte de la fe, ¿aún tenía luchas espirituales?


Pablo dice: “Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado” (v.14). ¡Increíble! El apóstol es consciente de que la Ley no es mala, es una bendición porque por ella conocemos que es pecado (v.7). Sin embargo, también es consciente de que la naturaleza del ser humano es carnal, es débil, está inclinado hacia lo malo: al pecado (vendido al pecado). A veces nos podemos pasar hablando de lo maravilloso que es la ley, y sus grandes ventajas en nuestra vida, y lo es ciertamente, pero como queremos olvidarnos de cuál es nuestra pobre condición: somos carnales, pecadores. Así, Pablo hará una compasión literaria extraordinaria para mostrar la lucha de un cristiano, ¿de un adventista del séptimo día? ¿Por qué no?


“Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros” (Romanos 7:15-23). 


¿Cuántas veces nos hemos sentido así? Queriendo hacer lo bueno cada día, para finalmente hacer lo malo. Nuestra naturaleza es carnal, siempre inclinado al mal. Solos no podemos… y ahí, en ese contexto Pablo finaliza diciendo: “¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (v.24). ¡SOY UN POBRE MISERABLE! Un miserable es, según la RAE, un canalla, ruin, pobre, insignificante, sin importancia, desdichado, infeliz y abatido. Sí, el pecado nos hace vivir así, nos hace sentirnos así. ¿A dónde ir? ¿Qué hacer? Y como el mismo apóstol dice: ¿QUIÉN PODRÁ LIBRARME DE ESTE CUERPO DE MUERTE? 


Cuando Pablo describe este cuerpo de muerte, está pensando muy probablemente en la costumbre de los reyes tiranos de antaño, cuando deseaban poner a los hombres en los castigos más terribles, el atar a un cuerpo muerto con ellos, poniéndolos espalda con espalda; y allí estaba el hombre vivo, con un cuerpo muerto atado muy cerca de él, descomponiéndose, pudriéndose, corrompiéndose, y esto él debía de arrastrar a cualquier lugar que él fuera. ¿Quién podría ser feliz llevando un cadáver sobre sus espaldas de día y de noche a todos lados? Pero es así como vivimos si Cristo no nos libera. Cristo venció a la muerte y nos libera de este “castigo” de cargar la muerte, cargar ese cuerpo que se pudre.


Pablo dice: “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro” (v.25). SOLO CRISTO JESÚS, solo Jesús nos puede librar, nos puede quitar el peso de la culpa, el peso de la desgracia que ha ocasionado el pecado en nuestras vidas. ¿Amén? Es cierto, somos débiles, somos carnales, inclinados al mal, pero Cristo, Él puede ayudarnos.


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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sábado, 28 de agosto de 2021

PAZ EN MEDIO DE LA “PANDEMIA UNIVERSAL” - ROMANOS 5:1

El capítulo 5 de Romanos inicia diciendo: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestros Señor Jesucristo” (v.1). Hablar de paz en estos tiempos resulta paradójico. La humanidad jamás vivió un tiempo así. Estamos ya pasando el año y medio de sufrir los estragos de esta pandemia miserable. ¡Cuántas familias en luto! ¡Cuántas economías destruidas! ¡Cuántas consecuencias funestas a raíz de este mal! Y pareciera que es de nunca acabar…


Las vacunas no son suficientes en países subdesarrollados, las vacunas no son efectivas al 100% en ningún lugar del mundo. Es triste ver que ni aún las potencias en ciencia y tecnología han podido dar una solución total para este mal. No se halla la cura definitiva para el covid 19 y van apareciendo nuevos brotes o cepas, variantes o mutaciones de este flagelo, y en todo eso, uno se pregunta, ¿paz? Quizás en los tiempos de Pablo - alguno podría decir-. Y otros dirían: “Pablo no vivió en nuestros tiempos, eso está claro.”


Sin embargo, hay una paz que va más allá de los estragos del covid 19. En los tiempos de Pablo ya existía esta una pandemia más peligrosa que el covid 19. Esta pandemia existió desde que Lucifer se rebeló contra Dios. Esta “pandemia universal” es la pandemia del pecado, que hace que no solo te enfermes, pierdas tu trabajo, enlute a tu familia, sino que te quita la salvación. 


Es cierto, este Covid 19 nos ha hecho mucho daño, puedo dar fe de eso, y aunque no tiene cura no tiene alcance en la salvación o perdición. Es decir, puedo morir por COVID pero tengo esperanza de que cuando Jesús venga, resucitaré si he creído en Él. En cambio, la pandemia universal del pecado, tiene que ver con la salvación o la perdición del ser humano, y sí hay cura para este mal, sí hay solución, y no, no es una vacuna, es LA SANGRE DE CRISTO JESÚS. Jesús murió por nosotros y por ello ahora podemos ser salvos de esta pandemia universal. 


Pablo escribe con la plena seguridad de que, podemos ser un pueblo atribulado, perseguido, expulsado de Roma como la iglesia a quien escribe su epístola a los Romanos, pero TENEMOS PAZ. Y no del tipo de paz que el mundo la da, esa efímera, momentánea, superficial; sino una paz concreta, una paz real, que “no tapa el sol con un dedo” sino que me da la plena certeza de que Dios está conmigo. ¡Alabado sea Dios!


Hoy es un nuevo día. Quizás asistirás o asististe al culto de adoración de tu iglesia vía zoom a causa de esta pandemia. ¿Te imaginas si Cristo hubiera hecho lo mismo por nosotros en medio de esta pandemia universal del pecado? Imagina que Cristo nos hablaría vía zoom por a causa de la pandemia. Nos diría que nos ama y que pronto acabará. No. Jesús vino a este mundo, se hizo carne, se hizo hombre, venció al virus del pecado y hoy podemos tener esperanza de salvación por la fe. ¿Eso no es motivo para tener paz? Paz en medio de la tormenta. Claro que sí. ¡Amén!


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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viernes, 27 de agosto de 2021

LOS TRES NIVELES DE LA FE - ROMANOS 4:3


La fe es una palabra muy trillada en el círculo cristiano y fuera de ella. “Yo te tengo fe” - le dice un padre a su hijo  que postulará a una universidad. “Le tengo fe a Lapadula” - expresa un aficionado de la selección peruana de fútbol. 


Todos hemos escuchado declaraciones similares, pero ¿qué es la fe en sí? ¿Es la fe un creer simple? ¿Qué dice la Biblia sobre la fe? Pues bien, la Biblia dice que “la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1 - LBLA). Sin embargo, me encanta la versión Dios Habla Hoy: “Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos” (Hebreos 11:1 - DHH).  A simple vista es solo creer, sin embargo, podríamos ver que es más amplio de lo que parece, analizando la vida de Abraham, “el padre de la fe”. 


Pablo dice: “Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia” (Romanos 4:3). 


Deseo reflexionar en la fe como una escalera de tres peldaños en la experiencia de Abraham:


1. LA FE ES CREER. El libro de Génesis 12 nos presenta a Abraham saliendo de Ur de los Caldeos. ¿A dónde irá? No lo sabe. Solo Dios sabe dónde queda Canaán. Eso es CREER: DEPOSITAR FE EN ALGO QUE EXISTE, pero que no ves. Es el primer nivel de la fe. Yo digo que es el “coquito” de la fe. Todos creemos, es el primer nivel, todos los que están en la iglesia o van conociendo de Jesús van creyendo en Él. Santiago diría que “hasta el diablo cree y tiembla” (Santiago 2:19). ¿Qué tal? NO BASTA CON CREER.


2. LA FE ES CONFIAR. El libro de Génesis 15 nos presenta a Moisés más adulto. Habían pasado muchos años y aún no se cumple la promesa de ser “padre de muchedumbre”. Se presentaba a sus vecinos como Abraham, tenía el nombre pero no tenía hijo alguno. Abraham no ve la promesa y piensa que su mayordomo le va a heredar. Sin embargo Dios le dice que no será así y le reafirma una vez más que Abraham será padre de muchedumbre. Abraham tuvo que esperar 25 años para convertirse en padre. Eso es CONFIAR: DEPOSITAR FE EN ALGO QUE NO EXISTE PERO QUE SABES QUE EXISTIRÁ. No existía hijo, pero Abraham vivía como que si habría. ¿Te das cuenta que confiar es más difícil que creer? Confiar es lo que hacen los niños con su mamá. Dependen. Para ellos sus padres son los más fuertes y estarán seguros en sus brazos (aunque sus padres sean débiles). Por eso la Biblia dice si no fuéramos como niños no entraremos al reino de los cielos (Mateo 18:3). ¡Confía!


3. LA FE ES OBEDECER. El libro de Génesis 22 nos presenta a Abraham en una prueba radical. Abraham tiene a su hijo Isaac, de unos 8 a 12 años aproximadamente. Lo ama. Abraham entendió que Dios cumple. Sin embargo, Dios ahora le dice que debe sacrificar a su hijo. ¡Imposible el pedido! ¿Cómo podría un padre sacrificar a su propio hijo? ¿Y la promesa de que sería padre de muchedumbre? ¿Cómo lo haría Dios? Pero más aún, ¿cómo se habrá sentido Abraham? Su hijo único, tendría que morir. No obstante, Abraham obedeció. El tercer nivel de la fe es OBEDECER: DEPOSITAR FE EN DIOS AUNQUE NO TE GUSTE NI LO ENTIENDAS. Aquí vemos que la fe no es teórica ni de puras palabrerías, es acción. Por eso la fe y las obras van juntas. No solo basta con creer, confiar sino que es necesario OBEDECER la Palabra de Dios, sus mandamientos. Abraham es el padre de la fe justamente por ello, porque fue obediente.


Hoy es un nuevo día. ¿En qué nivel de la fe estás? Vivamos por fe, vivamos en la fe, y vivamos con fe. ¿Amén? 


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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jueves, 26 de agosto de 2021

SOY PECADOR, ¿Y AHORA QUÉ HAGO? - ROMANOS 3:23, 24

¿Cuándo te diste cuenta de que eras un pecador o una pecadora? ¿Cuándo llegaste a entender que por mas bueno que quieras ser, tu naturaleza humana “te traiciona”? ¿Cuándo comprendiste que solo no puedes vencer, solo eres como un “perrito tratando de morder su cola” dando vueltas en círculos, con el objetivo de alcanzar la perfección? ¿Por qué nos cuesta tanto vivir conforme a la voluntad de Dios expresada en su Palabra? La respuesta es simple, porque SOMOS PECADORES, nuestra naturaleza es pecaminosa, y PECAMOS PORQUE SOMOS PECADORES, no somos pecadores porque pecamos. 


David diría: “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre” (Salmo 51:5). E Isaías sumaría diciendo: “Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite” (Isaías 1:6). En esa misma línea, Pablo llega a escribir uno de los textos más citados respecto a nuestra condición:


“por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:23, 24). Todos somos pecadores, no hay Justo ni aún uno, todos se desviaron (Romanos 3:10-13 comparar con Salmos 14:1-3). 


¿Qué esperanza podríamos tener? Eso explica nuestra actitud diaria, nuestra condición corrupta porque el mal que no quiero hacer eso hago y el bien que no quiero hacer, eso hago (Romanos 7:14, 15). Decido ser una buena persona, un buen padre, un buen hijo, un buen amigo, pero no lo consigo porque soy pecador. Y soy pecador porque mi condición es de pecado. Yo peco porque soy pecador, no soy pecador porque peco. Un día prometo algo, y al otro día, rompo mis promesas… ¿quién podrá ayudarnos? 


Pablo dice que todos los seres están sumergidos en la desgracia del pecado, y eso hace que todos estén destituidos de la gloria de Dios. Cuando el pecado entró a la raza humana, perdimos la imagen de Dios, y para que la recuperemos fuimos redimidos en Cristo.


La redención era la compra de un esclavo perdido o la compra de un cautivo que perdió su libertad en la guerra. En ambos casos, había un precio que pagar. No lo pagaba el esclavo ni el cautivo; lo pagaba el “goel”; es decir, el pariente más cercano. 


Jesús es nuestro pariente más cercano, nuestro Redentor. Fuimos comprados a un precio infinito para Dios y es gratuito para nosotros. Somos pecadores, somos malos, solo Cristo Jesús, solo Dios puede librarnos de la esclavitud del pecado, puede rescatarnos de los enemigos que ganaron la guerra y nos tienen cautivos. Solo en Cristo podemos ser mejores cada día, solo en Él. 


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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miércoles, 25 de agosto de 2021

ACTORES CRISTIANOS - ROMANOS 2:21-24


La palabra hipócrita viene del griego υποκριτής y significa “actor”. El concepto hace referencia a la función de desempeñar un papel, de actuar. En la Antigua Grecia el hipócrita era un actor teatral, sin ningún tipo de connotación negativa. 


Posteriormente, en esta misma cultura, se utilizó el término para referirse a aquéllos que «actuaban» en la vida cotidiana, es decir que fingían ser personas que no eran; significado que todavía se le da. Cabe mencionar que en la Biblia el concepto es utilizado en repetidas ocasiones y hace referencia a alguien que dice estar con Dios o vivir como un hijo de Dios, cuando en realidad está lejos de Él. Jesús llamó hipócritas a los escribas y fariseos, porque ellos decían y no hacían, enseñaban de tantas cosas y no hacían lo que enseñaban.


Pablo dice: “Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios?” (Romanos 2:21-23). ¡Qué mensaje tan fuerte! Y es que muchas veces nos es más fácil decir que hacer. Queremos enseñar a otros lo que nosotros no hacemos. 


En mi época de estudiante, colporté (vender libros con mensajes cristianos y cumplir la misión) en Iquitos, y llegué a vender un libro sobre salud justamente por convencer a una abogada que su salud estaba en riesgo. La abogada no quería comprar libros de salud, pero haciendo gala del arte de vender usé un argumento irrefutable para ella. Le expliqué que el pollo a la braza (ella me había dicho que me encantaba el pollo a la braza), tenía un agente cancerígeno llamado el “benzopireno” y que era muy dañino para la salud. Ella sorprendida por mis conocimiento de salud pública, me dijo que no estaba interesada en temas de salud, pero que compraría la colección de libros porque la había convencido a cambiar su estilo de vida, a dejar el pollo a la braza.


Algunas semanas después me encontraba junto a algunos compañeros de colportaje cenando en una pollería, cuando de pronto vi ingresar a mi cliente, a la abogada a quien yo le había convencido de que no debe comer pollo a la braza por ser una comida que tiene agentes cancerígenos. No sabía dónde esconderme. Traté de disimular e hice como que no la veía. Después de algunos minutos y pensado que ella no me había visto, me tocó el hombro y me dijo en son de broma: “Sr. Cordero, ¿no que el pollo a la braza es dañino para la salud? ¿Y qué pasó con el benzopireno”?”. La miré y solo le dije: “una vez al año no hace daño”. Fue una respuesta facilita pero en mi corazón con mucha vergüenza.


Me quedé pensando cómo es que muchas veces enseñamos lo que no vivimos. Y esto es triste porque tiene consecuencias. Pablo dice: “Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros” (v.24). ¡La gente blasfema el nombre de Dios por ese tipo de actitud! 


Hay gente que no acepta a Cristo porque podemos predicar bonito, lindo pero con nuestra vida o nuestro testimonio arruinamos todo. Nuestro mensaje jamás tendrá poder si somos simplemente teóricos y no prácticos. ¡Vivamos un cristianismo práctico!


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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domingo, 22 de agosto de 2021

UN MENSAJE DE ESPERANZA EN MEDIO DEL “EUROCLIDÓN” - HECHOS 27:22


La vida de Pablo es realmente impresionante. Debo confesar que he visto algunas películas de su vida, pero no pueden compararse a lo que Pablo vivió. No dejo de admirar todo lo que pasó en su viaje a Roma, Italia. El apóstol de los gentiles, viajaba encadenado, por su condición de preso. ¿Te imaginas?


La Biblia dice que durante 14 días estuvieron a la deriva. El barco en el que iba Pablo estaba prácticamente destruido, con el mástil roto, las velas estropeadas por la furia de los vientos huracanados del Euroclidón. ¿Te imaginas  estar 14 días en una nave rústica en alta mar siendo sacudido de acá para allá? Debió ser terrible. Sin embargo, era más terrible aún para Pablo, porque él estaba encadenado. ¡Pobres tobillos! ¡Como debió dolerle las piernas!  ¡Cómo debió sufrir los dolores! En alta mar, el frío es aterrador. Las heladas aguas golpeaban su cuerpo, era terrible. Junto a Pablo, iban en la embarcación 275 personas, entre viajeros, soldados, y otros presos más.


Mientras lees el texto pude notar hasta tres lecciones:


1. CUANDO DESOBEDECEMOS LOS CONSEJOS DIVINOS. Pablo les había advertido de que el viaje sería muy duro. El texto dice: “Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas” (v.10). ¿Pablo hablaba por loco? ¿Pablo estaba diciendo esas cosas porque tenía miedo a viajar por mar? ¡No! Pablo era un hombre dirigido por Dios, por El Espíritu Santo. Jamás ignores los consejos de los siervos de Dios. Y esos siervos de Dios no siempre son pastores, o líderes de la iglesia, son personas sencillas, pero consagradas. Los marineros sabían que no debían viajar en esas condiciones, solo que por “llegar a tiempo” y por estar “más cómodos en su lugar de destino”, prefirieron navegar aún cuando todo indicaba que era una mala idea. Así como los seres humanos, queremos que las cosas se hagan a nuestro modo, y finalmente sufrimos las consecuencias.


2. CUANDO DESOBEDECISTE LOS CONSEJOS DIVINOS Y SUFRES LAS CONSECUENCIAS. Tal y como Pablo lo había anunciado, ahora, sin comida, viajando a la deriva por 14 días, en las condiciones más funestas de un viaje, están experimentando las consecuencias de haber ignorado el consejo de Pablo. El texto dice: “Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos” (v.20). Y ahí, cuando aparentemente no había esperanza. Por nuestras acciones, por hacer las cosas a nuestra manera de pensar y opinar muchas veces sufrimos las consecuencias. Somos así, duros para entender la voluntad de Dios y seguirla.


3. CUANDO DIOS NOS SALVA A PESAR DE NUESTRA DESOBEDIENCIA, DÁNDONOS UNA NUEVA OPORTUNIDAD. Dios se manifiesta a través de su siervo Pablo. Las palabras de Pablo son realmente extraordinarias: 


“Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho” (v.22-25). 


Dios salva. Así de simple. Solo que debemos ponernos en sus manos de amor y poder.


En medio del dolor. En medio de la tormenta, estaba Pablo como baluarte de fe. Pablo sabía que aunque el dolor, el temor, el hambre y más era atroz, sin embargo, había algo más por hacer: Testificar ante César. 


Los vientos huracanados del Euroclidón moderno, siguen haciendo desastres en las barcas de nuestros amigos, vecinos y familiares… y somos llamados como Pablo a dar palabras de Esperanza. A decirle al mundo que confíe en Dios, que se aferre al único que puede salvarnos de esta tormenta asesina. 


Hoy es un nuevo día, hoy podemos ser mensajeros de Esperanza, a un mundo que desobedece a Dios, sufre las consecuencias, pero que aún así, Dios está dispuesto a salvarnos si le reconocen como Dios, como el que puede. 


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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LOS PROPÓSITOS DE DIOS NO SIEMPRE SON FÁCILES DE ENTENDER - HECHOS 25


Festo, sucesor de Félix, gobernador de Judea tampoco halló culpa alguna para condenar a la muerte a Pablo. Sin embargo, para “congraciarse” con los judíos (v.9), le preguntó a Pablo si quería ir a Jerusalén, a lo que él apóstol respondió que no, sino que pidió ir a Roma. Festo accedió al pedido de Pablo de ser juzgado por el mismo César.


Uno podría preguntarse, si el tribuno Claudio Lisias, el gobernador Félix, su sucesor Festo, y ni el rey Agripa encontraron culpa alguna para condenar a muerte a Pablo, ¿por qué no le dejaron libre? ¿por qué tuvo que pasar varios años en prisión? Hay cosas que no entendemos hoy, tampoco lo entenderemos mañana, y quizás no las entenderemos jamás en esta vida, sin embargo tengo la plena seguridad de que algún día, cuando Cristo vuelva por segunda vez y nos lleve a las mansiones celestiales, entenderemos los “por qués de la vida. 


Puede que esté leyendo alguien que ha perdido a un ser querido hermano en esta pandemia miserable. Un gran hombre, una gran mujer, un buen padre, un hijo maravilloso, una hija extraordinaria, una esposa virtuosa, un esposo amoroso fue arrebatado por este flagelo demoniaco. Y te preguntas ¿por qué? Y por más que te han dado razones no te convencen… recuerda algo, y aunque suene “facilista” la respuesta: DIOS SABE PORQUÉ. Hay razones más grandes que nuestros ojos limitados, nuestras mentes finitas no pueden ver hoy, ni entenderlos. Dios que conoce los tiempos y el futuro, sabe lo que es mejor, aunque no nos guste, no entendamos ni algún día lo hagamos en este mundo.


Pablo, no podía ser juzgado en Jerusalén. Dios dirigía todo. El Espíritu Santo ponía palabras en su labios para que hable con denuedo, con poder, y él, como apóstol, era un instrumento en las manos de Dios. Pablo era el instrumento útil, era un judío, pero era también un Romano, y esto era clave para la predicación del evangelio. ¡Amén! ¡Maravilloso! ¡Extraordinario! 


Personalmente creo que había dos razones del porqué Pablo no fue liberado antes de ir a Roma:


1. Pablo fue separado por Dios desde antes de nacer, Pablo fue preparado para ser un testigo, un Evangelista en la ciudad más importante del mundo, en la capital del imperio del mundo, en Roma. ¿Quién era el indicado para hablar delante de los hombres de poder, ante gobernadores, ante reyes y ante el mismo emperador sino Pablo? Dios lo había preparado en conocimientos, en ciencia, en las Escrituras, en todo, Pablo sería un fiel representante de Dios. No es casualidad que Dios te ha llamado a ti. No es casualidad de que trabajes en ese lugar . Dios te ha preparado para que seas Evangelista ahí, donde ni el Pr. Alejandro Bullón, algún día podría predicar. Solo tú.


2. Pablo fue llevado a Roma, y encarcelado porque debía dejar legado a toda la iglesia de todas las generaciones a través de sus cartas, de sus epístolas. No tendríamos las epístolas fe Pablo si él no hubiese sido apresado y encarcelado tantos años. Definitivamente Pablo fue un hombre dirigido por Dios en cada paso. 


Dios tenía grandes labores para Pablo. Tenía que hacer al menos estas dos cosas.


Seguramente ya escuchaste la famosa declaración de: “no preguntes porqué sino para qué”. Y es cierto. Cuando la enfermedad, el dolor y la injusticia nos agobia y lastima, somos tentados a mirar al cielo y a decir: “¿por qué a mí? O ¿por qué él si no tiene la culpa?”. Es entendible. Dios nos entiende. Jesús mismo un día, en medio del dolor más grande por el pecado de la humanidad dijo: “Padre, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46), así es el corazón humano, sufre, se cuestiona, llora, pero jamás debemos olvidar que Dios, es Dios, y sabe lo que es mejor siempre… aunque no nos guste, no lo entendamos y quizás jamás lo hagamos… al menos en esta tierra.


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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Pablo no se defendía, Él defendía su mensaje, el mensaje de Cristo - HECHOS 24:25


Dios dirige la vida de sus hijos. Pablo pudo haber muerto antes de que llegue al Gobernador Félix, pero Dios cuidó de su vida a través de los muchas personas, entre ellas, el tribuno Claudio Lisias, tal como vimos en el capítulo anterior. Y es que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28). Tú puedes tener la seguridad de que Dios jamás te abandonará en tu jornada como hijo de Dios. Si tú estás haciendo las cosas bien, no tienes qué temer. Dios siempre extenderá puentes para cumplir su propósito, su voluntad.


Eñ capítulo 24 destaca varias lecciones, como por ejemplo, cómo trabaja el enemigo. Así como

Dios tiene instrumentos para hacer su voluntad, el enemigo, Satanás, tiene también sus instrumentos: El orador Tértulo, por ejemplo que con palabras escogidas y halagüeñas se dirige a Félix para hallar su favor y lograr el juzgamiento de Pablo. Sin embargo, Dios dirige. Y a pesar de todo, Félix no halló culpa como para condenarlo, y “esperando dinero a cambio”, le dejó preso pero con algunos privilegios por dos años. Durante ese tiempo, Félix le hacía preguntas sobre la fe de Jesucristo, a lo que Pablo le exponía con pasión el evangelio, hablándole sobre la justicia, el dominio propio y el juicio divino (v.25). El texto dice:


“Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré” (v.25).


¿Por qué este triple mensaje espantó al gobernador Félix? ¿Fue muy duro acaso el Evangelista Pablo en su mensaje ante un gobernador? 


El gobernador Félix había sido esclavo en su vida antigua, y con muchas mentiras y maniobras falsas había llegado a ser liberto y posteriormente a ser gobernador. Ahora estaba en una relación con Drusila, una judía, hija de Agripa II. Pertenecía a la “alta alcurnia”, pero seguía siendo injusto, corrupto y sin escrúpulos. El apóstol Pablo, siendo guiado por el Espíritu Santo toca tres temas en su mensaje: justicia, dominio propio y juicio divino. Estos mensajes “espantaron” al gobernador. Él era un gobernador injusto, un hombre que daba rienda suelta a sus pasiones y gustos. Y el se aterrorizó al escuchar que un día sería juzgado, un día ya no sería él el juez sino que Dios le juzgaría por todo lo que había en vida. ¡Impresionante!


Cuando escuchamos o leemos la Biblia podemos tomar dos acciones: (1) Aceptar el mensaje, arrepentirme y vivir como Dios quiere, y (2) Rechazar el mensaje, enojarme y seguir viviendo como si nada pasará. ¿Y qué hizo Félix? Hizo lo segundo, rechazó el mensaje y le dijo que “para otra oportunidad”, “para después”. Y ese día nunca llegó, porque como alguien dijera: “el DESPUÉS es pariente del NUNCA”.  


Hoy, existen muchos “Félix”, solo quieren escuchar lo que les gusta. Y cuando son confrontados con la verdad, muchas veces no gustan, de espantan… ¿por qué? Porque va en contra de sus intereses, gustos, vida… Sin embargo, debemos ser como Pablo, predicar la verdad. Pablo no fue halagüeño, adulón, servil o obsecuente. No. Pablo habló la verdad. Pablo no predicó un mensaje para congraciarse con el gobernador como para que lo deje libre. Pablo no se defendía, Él defendía su mensaje, el mensaje de Cristo. Por eso su vida quedaba a un segundo plano. No pagó por su libertad pudiéndolo hacer. Pablo quería ver a más personas salvas, por ello no desaprovechó la a oportunidad de hablarle a Félix. Quizás sería la única oportunidad de predicarle a un hombre como Félix, eso es pasión por las personas, por la misión.


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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lunes, 16 de agosto de 2021

PABLO, DISPUESTO A SER ATADO Y MATADO - HECHOS 21:13


Pablo, finalmente llega a Jerusalén, donde todos sabían, sería juzgado. Lucas, el escritor de Hechos, cuenta que todos trataban de desanimar a Pablo con intención de que no suba a Jerusalén. Con lágrimas y con argumentos le pedían que escape, que se vaya a otro lugar y que no asista al juicio. Sin embargo Pablo no quiso, y finalmente quedó registrado lo siguiente:


“Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús” (Hechos 21:13). 


El ministerio de Pablo era realmente extraordinario. Es por ello que dijimos que Pablo no tenía una misión, la misión lo tenía a él. Pablo vivía solo para cumplir la misión que Cristo le había encomendado, y lo había cumplido con creces. No tenía otro motivo de vida, solo Cristo.


¿Cómo entender el ministerio de Pablo con una mente finita? ¿Cómo entender el ministerio de Pablo de manera sencilla? Es imposible.  No se puede entender el ministerio de Pablo si es que dejamos de lado al Espíritu Santo. Su vida, su ministerio, sus pasos, todas sus decisiones no eran producto de su carácter resoluto, tampoco era producto de la casualidad, no. La vida de Pablo era guiada por el poder del Espíritu Santo. Él tenía la seguridad de que no estaba solo, de que “el vivir era Cristo y el morir ganancia” (Filipenses 1:21). Esto fue lo que le llevó a decir: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20). Este era el sentir de los cristianos del primer siglo, de los mártires, que murieron con la seguridad de que sus vidas estaban en las manos de Dios.


Pablo pudo escapar, esconderse, pero no. Pablo subió a Jerusalén y fue arrestado (v.27). Sin embargo, antes de su arresto Pablo no podía dejar de cumplir la misión. A Pablo lo encontraron anunciando el mensaje de Cristo. El texto dice: “Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos” (v.26). ¡Extraordinario! ¡Puso el dedo en la llaga! Algunos podrían decir que Pablo mismo provocaba su arresto. Ya te dije: No lo podrás entender con una mente llena de pensamientos y argumentos humanos, a Pablo debes entenderlo con el Espíritu Santo. Pablo tenía muy en claro cuál era el propósito de su vida y su ministerio. 


Pablo no estaba dispuesto solo a que lo aten, sino a que lo maten, ¿total? Ya había cumplido su misión con creces. ¿Morir? Era algo insignificante para lo que Dios le había prometido en su Palabra. Esta vida no es el final, es el principio de algo grande, que ojo no vio, ni oído oyó. Pablo sabía que le estaba preparado la corona de vida: “Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida” (2 Timoteo 4:8). ¡Amén!


Hoy es un nuevo día. Salgamos con esa seguridad, esa seguridad que Pablo tenía, esa seguridad que solo nos da una vida guiada por el Espíritu Santo. 


¡Feliz día!


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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domingo, 15 de agosto de 2021

SIETE CARACTERÍSTICAS DEL MINISTERIO DE PABLO - HECHOS 20: 17 -38


El discurso de despedida de Pablo en Mileto es realmente extraordinario. El apóstol de los gentiles no tiene tiempo de volver a Éfeso, por eso manda a llamar a sus ancianos, a los líderes de la iglesia para que vayan a Mileto (a unos 55 kilómetros). Y acá deseo destacar siete lecciones sobre un pastor:


1. Ejemplo (v.18). Aunque parezca presuntuoso y egocéntrico, pues con frecuencia Pablo habla de él como un modelo a seguir (v.35), en el primer siglo se esperaba que los maestros enseñaran con su propio ejemplo a sus discípulos. Pablo ya lo dijo claramente: “sed imitadores de mí, así como yo soy de Cristo” (1 Corintios 11:1). Ahora, ¿tú serías capaz de decir lo mismo a tus alumnos, a tus hijos y a tu iglesia? Definitivamente Pablo era un pastor que daba el ejemplo. No fue perfecto, pero fue sincero en su ministerio.


2. Servicio con humildad y lágrimas (v.19). ¿Cómo es un servicio con humildad y lágrimas? La palabra humilde tiene que ver no solo con alguien sin ego ni orgullo sino con “buen testimonio, sin mácula, o de buena reputación”. Ese era Pablo, un líder a carta cabal. Pero sumado a eso, se destaca la palabra “lágrimas”. ¿Qué son las lágrimas? Son una manifestación de nuestros sentimientos reales. ¿Por qué lloraba Pablo? Pablo no lloró por los naufragios, látigos y encarcelamientos, quizás derramó muchas lágrimas, pero en su ministerio lloraba porque sus hermanos judíos rechazaban la salvación de Cristo. Esto es pasión por las personas, pasión por la misión en la comunidad y en las casas acerca del arrepentimiento para con Dios y la fe en Jesucristo (v.20). ¡Evangelismo puro!


3. Ministerio de fe (vv.22-24). Pablo no sabía lo que pasaría en Jerusalén a ciencia cierta. Pero sentía por el Espíritu Santo que le esperaban “prisiones y tribulaciones” (v.23). Sin embargo, entiende que su carrera debe finalizarla con gozo, hasta el último día de su vida. Su ministerio es propiedad de Dios, no le pertenece. Dios es el Dueño y el sueño de Pablo es responderle como fiel administrador. Él está listo para rendir cuentas. A pesar de haber recibido las advertencias que le esperaban (Hechos 21:4, 10-12), sentía que debía acabar su carrera (2 Timoteo 4:6-8). Si vida era guiada por el Espíritu Santo. No hay otro modo de vivir un ministerio poderoso, un ministerio de fe.


4. Pasión (v.25). ¿Cómo habría hablado esas Palabras Pablo? Imagino a Pablo con la voz entre cortada diciendo: “Y ahora, yo sé que ninguno de vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro” (v.25). Pablo hace pausas para tragar una gruesa saliva que se desliza entre su garganta. Aspira aire de vez en cuando con dificultad. Mientras él habla sus oyentes, aquellos que conocían la obra de Pablo, muchos de ellos habían sido ganados por él, lloran. Se acuerdan de todo lo que Pablo hizo para predicar el evangelio. Impresionante cuadro. Pablo les está diciendo: YO VOY A MORIR PRONTO. Yo ya estoy preparado (v. 26-27). ¡Esto es pasión por la misión! Pablo no tenía una misión, la misión lo tenía a él. 


5. Sinceridad (v.28-34). Pablo no les pinta de colores bonitos ni maquilla su mensaje para congraciarse a más. No. Pablo les dice que se cuiden de “ELLOS MISMOS”. Pablo los conoce, es su pastor. Sabe que ellos tienen sus luchas, sus defectos y cosas por mejorar, por ello les dice: CUÍDENSE DE USTEDES MISMOS. Con frecuencia podemos pensar que los otros van a fallar, van a caer, pero no, Pablo les dice: VELAD POR USTEDES MISMOS. Porque algunos de ellos se levantarán como “lobos rapaces”. ¿Eres líder? Cuídate de ti mismo en Cristo.


6. Amonestación (v.29). Cuiden del rebaño de Dios porque VENDRÁN FALSOS MAESTROS, falsos pastores que engañan y mienten, roban y lastiman. Siempre hubieron falsos pastores, lobos vestidos de ovejas. Los hubo, los hay y los habrá. No te sorprendas porque puedes ser uno de ellos. Por eso la Biblia dice: “mirad por vosotros mismos”. No seas lobo no te dejes guiar por lobos. Déjate guiar hoy y siempre por Jesús, el verdadero Pastor del rebaño. 


7. Oración (v.36). Así termina Pablo su mensaje, orando de rodillas. ¡Alabado sea Dios! La oración en la vida de Pablo no fue a penas un acto simple ni formal, era un estilo de vida. Pablo finaliza su mensaje como todo Evangelista poderoso. Los hace arrodillar para que tomen su decisión y acepten el llamado. Jamás te despidas de alguien sin orar. Cuando te visiten y visites a alguien, ora. Es lo mejor que puedes dejar o llevar a una casa.


Finalmente Pablo se despide. Todos los hermanos lo acompañan hasta el barco, entre lágrimas y abrazos Pablo sube al barco y con lágrimas en los ojos levanta las manos mirándolos con amor, porque nunca más los volverá a ver en esta vida. Con la esperanza, sin embargo, de que los volverá a ver en las mansiones celestiales; ahí, algunos ancianos de Éfeso y Pablo se abrazarán para jamás volver a separarse. ¿Quisieras estar ahí ese día? Sigue el ministerio de Pablo.


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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sábado, 14 de agosto de 2021

NO BASTA CON BAUTIZARLOS, HAY QUE CONFIRMARLOS - HECHOS 19

Pablo realiza su tercer viaje misionero, esta vez tiene un propósito diferente en Éfeso: CONFIRMAR LA FE DE LOS CREYENTES que había establecido en su primer y segundo viaje Misionero. Y es que no basta solo con bautizarlos, es necesario discipularlos. A veces nos encontramos con situaciones tristes. Muchos llegan a aceptar a Jesús a través del bautismos, pero por varios motivos conforme pasa el tiempo, ellas pueden desanimarse y alejarse de la iglesia también. ¿Qué podemos hacer? Hacer lo que Pablo hizo, los discipuló, confirmó su fe. Pablo no los dejó a la deriva, no se olvidó de ellos sino que volvió y por cerca de dos años, él estuvo con ellos (Hechos 19:10). 


¿Cómo les discipuló o los confirmó en la fe? 

No es que Pablo les comenzó a “engreir” o a “mimarlos”, alguno puede creer que Pablo hizo eso. No. Pablo hizo al menos tres cosas, y su ejemplo fue vital:


1. LES ENSEÑÓ LA BIBLIA DE MANERA PROFUNDA. En Éfeso encontró a una iglesia vibrante y de avanzada, que tenía algunos nombres muy importantes como Apolos, sin embargo no tenia doctrina completa. Aquila y Pricila ya se habían dado cuenta de la carencia doctrinal de Apolos, y también Pablo se percató de ello y de la iglesia en realidad. Por lo que les explicó sobre el bautismo de Juan y la diferencia de ser bautizados por el Espíritu Santo. La iglesia de Éfeso entendió y aceptó que debían caminar conforme a la Palabra de Dios. A los discípulos de Éfeso solo se les habían enseñado acerca del bautismo de Juan, pero no del segundo.  Creían en el Mesías, pero no lo conocían por nombre.  Así que, por instancia de Pablo, se bautizaron en el Nombre del Jesús, y luego también recibieron el bautismo del Espíritu Santo: “Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. Eran por todos unos doce hombres (Hechos 19:6-7).


2. LES ENSEÑÓ A SER MISIONEROS PARA PREDICAR EL EVANGELIO DE CRISTO. Los estudiantes de Pablo en Éfeso multiplicaron el mensaje del Evangelio, llevándolo a todas las ciudades de la región de Asia Menor, como una especie de “misioneros”.  En el tiempo en que Pablo enseñó en Efeso, se abrieron iglesias en Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis y Filadelfia.  El mensaje también se propagó a otras ciudades en la región, y se fundaron iglesias en Colosas, Laodicea, Hierópolis. Éfeso se convirtió en un centro cristiano muy importante.  También Timoteo y Juan pasaron tiempo allí como líderes de la iglesia local. Durante su estadía en Éfeso, Pablo escribió la Primera Carta a los Corintios. En su carta, reconoció el valor de su estadía en Éfeso: “Pero me quedaré en Efeso hasta Pentecostés;  porque se me ha abierto una puerta grande para el servicio eficaz, y hay muchos adversarios” (1 Corintios 16:8, 9).


3. ENSEÑÓ A DEPENDER DE DIOS EN EL CUMPLIMIENTO DE LA MISIÓN. El ministerio de Pablo junto a la hermandad de Éfeso caló fuerte y muchos griegos abandonaron sus vidas corruptas. Sin embargo, este hecho significaba pérdidas económicas para los intereses de los pobladores que vieron una amenaza a todo lo que Pablo había. Tanto fue el impacto que en un día quemaron 50 mil piezas de plata (v.19). Lo que equivaldría en nuestros tiempos a  5 millones de dólares aproximadamente. La diosa de esta ciudad era “Diana” y muchos hombres quisieron lastimar a Pablo, pero Dios finalmente lo libró a través de un escribano, un oficial civil (el escribano), quien trató de calmar al pueblo, ya que las masas se pueden encender con cualquier fuego.  Según algunos comentarios, este escribano podría haber sido el oficial romano encargado del orden civil.  


Los argumentos del oficial para calmar a la gente fueron los siguientes: (a) Pablo y sus seguidores no han hablado “en contra” de la diosa, sino sólo sobre el Dios de Israel (Hechos 19:35-37). Y (b) Si hay una queja, debe hacerse por la vía legal, y no tomar la justicia en manos propias (Hechos 19:38-41). Finalmente lograron calmar a la multitud en Éfeso, y no pasó ninguna tragedia.


Después de dos años, finalmente Pablo se marchó habiendo dejado a una iglesia, confirmada y entrenada para seguir el legado, seguir cumpliendo la misión. ¡Alabamos a Dios! Así también Dios nos llamó a discipular la fe de los que recién llegan a la iglesia. Seamos discipuladores, como Pablo. 


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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viernes, 6 de agosto de 2021

¿ERES CRISTIANO? VIVE COMO JESÚS VIVIÓ- HECHOS 11:26


El capítulo 11 de Hechos es muy interesante, y nos deja varias lecciones. Sin embargo, quisiera resaltar una frase que de verdad es transcendental en los seguidores de Jesús. Y es que la primera vez que se les llamó “cristianos” a los discípulos de Cristo. Dice el texto: “Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía” (Hechos 11:26). A partir de este texto surge una pregunta, ¿por qué? ¿cuál fue el motivo de ese título?


El motivo y la razón era muy simple, y no mucha ciencia: LES LLAMABAN CRISTIANOS porque vivían como Cristo vivió. Comían como Cristo, caminaban como Cristo, hablaban como Cristo, predicaban como Cristo, trabajaban como Cristo; es decir, que todo lo que hacían y decían, su forma de vida era como la de Cristo. Era “Cristos” en miniatura. 


Los comentaristas bíblicos dicen que en un inicio eran llamados así de manera peyorativa, como una burla, pero finalmente ello se convirtió en una marca para todos los seguidores de Cristo: CRISTIANOS. Y aunque la definición de un Cristiano es muy obvia, es más profunda de lo que parece. Piensa un poco, y reflexiona en lo siguiente: ¿crees que la gente podría reconocerte como cristiano sin que le digas que eres uno? ¿las personas te llamarían cristiano sin tener la necesidad de que te vean yendo a la iglesia o cargando tu Biblia bajo el brazo? Y más aún, ¿vives a la altura de un cristiano? Tus palabras, tus bromas, tu trabajo y tus acciones, ¿son como las harían Cristo?


Los discípulos del primer siglo, eran tan apasionados en su vida que eran “pequeños Cristos”, caminando entre la gente de sus tiempos.  Pero esto no es gratis, no es que un día amanezco y me digo: “hoy seré cristiano”, y “zaz” se da. No. Esto requiere de una vida guiada por el Espíritu Santo, de una comunión diaria con Él que nos haga vivir como tal. Así lo dice el texto: 


“hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor” (Hechos 11:20, 21). ¡ESTO ES EVANGELISMO PURO!


“Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor. Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor” (ahechos 11:23, 24). ¡ESTO ES COMUNIÓN Y RELACIÓN DE CALIDAD!


¿Eres cristiano? Y no, no estamos hablando de tener nuestra feligresía en una iglesia, eso es importante y es válido, pero cristianismo es una vida práctica, una vida de comunión real con Dios y relacionamiento práctico con mis hermanos.


Hoy es un nuevo día. Seamos cristianos, vivamos como Cristo vivió, sigamos sus pisadas.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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jueves, 5 de agosto de 2021

CORNELIO, EL EVANGELISTA SIN SER BAUTIZADO - Hechos 10:1, 2

Hechos 10 aconteció diez años después del Pentecostés, y aunque Jesús había dado la misión de ir hasta lo último de la tierra (Hch. 1:8), los cristianos judíos aún no habían predicado a los gentiles como se debía. Este capítulo es transcendental en la misión. Pedro necesitaba, como líder de los apóstoles, entender que debían abrir el evangelio para todo el mundo, sin acepción de personas. Y así fue a través de Cornelio.


“Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada La Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre”. (Hechos 10:1, 2).


Cornelio era un romano que vivía en Cesarea. En ese tiempo era la capital romana de Judea, y contaba con muchos hermosos edificios públicos. Cornelio era un hombre rico, de linaje noble y ocupaba una posición de responsabilidad y honor. “Aunque pagano de nacimiento y educación, por su contacto con los judíos había adquirido cierto conocimiento de Dios, y le adoraba con corazón veraz, demostrando la sinceridad de su fe por su compasión hacia los pobres”. Sin embargo, no era miembro de la congregación judía, y no porque no quisiera, sino porque los rabinos, escribas y fariseos lo hubieran considerado como un inmundo.

La historia de Cornelio es la historia de muchas personas piadosas y temerosas de Dios, que ayudan a sus prójimos, pero que aún no conocen el evangelio en su totalidad, y por supuesto, tampoco están bautizadas. ¿Crees que hay gente así? Ellas están esperando, al igual que el eunuco etíope, que alguien les ayude a entender la verdad a través de un estudio bíblico. Y no solo eso, sino que, sin ser bautizados, YA HACEN LA OBRA MISIONERA. Así trabajaba sin ser “adventista”. 


Cornelio tenía “criados y soldados devotos” (v. 7). También invitó en su casa a “parientes y amigos más íntimos” para la visita del pastor Pedro (v. 24). Y no solo eso, sino hace un llamado directo a sus amigos y los compromete con la visita de Pedro: “Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado” (v. 33). Bueno, y para cerrar con broche de oro, Pedro: “mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús”. Quizás está leyendo este manual alguien que aún no es bautizado, y ya gana almas. Sin embargo, Cornelio fue bautizado en cuanto entendió la verdad. ¿Amén?

¿Cuántos “Cornelios” habrá hoy? “Hay muchos hombres como Cornelio a quienes el Señor quiere vincular a su obra en el mundo [...]. Hay en nuestro mundo muchos que están más cerca del reino de lo que suponemos” (Los hechos e los apóstoles, 115), Solo debemos ir.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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GUIADOS POR EL ESPÍRITU SANTO - HECHOS 8


La obra del evangelismo es una obra que depende del Espíritu Santo. No es obra humana simple, no tiene que ver con marketing o buena oratoria, tiene que ver con dependencia del Espíritu Santo. ¿Cómo ser enviado por el Espíritu Santo? 


1. Siendo obedientes al llamado de Dios. “Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto” (v. 26). La Biblia dice que él no preguntó nada, sino que fue. Al igual que el misionero Abraham su obediencia activó el plan de Dios. Felipe no sabía de quién se trataba y ni qué debía hacer. El verso 27 destaca: “Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar”. Se levantó y se fue.

2. Siendo obedientes a la voz del Espíritu Santo. “Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro” (v. 29). Dios conocía al etíope, sabía de su necesidad espiritual y de la sed que tenía por conocer las verdades de las Escrituras. Es por ello que le habló a Felipe: “Acércate“. El evangelismo requiere de “contacto”. No podemos hacer discípulos solo a través del Zoom o del WhatsApp, necesitamos atenderlos personalmente; es cierto, con los cuidados respectivos en esta coyuntura, pero sin olvidar el contacto personal. Felipe fue sensible a la voz del Espíritu Santo. ¿Cómo se logra eso? En comunión diaria con Dios a través del estudio de la Biblia y la oración. Y ¿ por qué es importante estar atento a la voz del Espíritu Santo? Porque es Él quien pone palabras exactas: “Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees?” (v. 29). A veces no sabemos qué diremos, pero el Espíritu Santo guiará y te hará recordar lo que debes hablar (Jn. 14:26). ¡Amén!

3. Siendo apasionados por la misión. Después de darle estudios bíblicos, finalmente le hizo el llamado: “Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?”(v. 36). ¡Era un apasionado! ¡Un evangelista! No dudó porque el Espíritu Santo le guiaba. No esperó una campaña, nada. Hoy es el día de bautismo, le dijo.


“El ángel enviado a Felipe podría haber efectuado por sí mismo la obra a favor del etíope; pero no es tal el modo que Dios tiene de obrar. Su plan es que los hombres trabajen en beneficio de sus prójimos” (Elena G. de White). ¡Qué privilegio! ¡Somos instrumentos de Dios!


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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ESTEBAN, UN PODEROSO ENVIADO


La Biblia dice que había un diácono evangelista. Sí, no leímos mal. No era un anciano o un pastor, sino un diácono. Seguro ya pensaste en Esteban como uno de los diáconos de tu iglesia. Esteban era realmente un hombre de Dios que nos enseña a través de su vida lecciones para este tiempo difícil.

Influyente entre el pueblo. “Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes señales y prodigios en el pueblo" (Hch. 6:8). Como diácono pudo quedarse en casa, haciendo lo que le dijeron que haga, sirviendo a las viudas, enfermos, etc. Pero Esteban hacía más, era un evangelista. Eres un anciano, pero debes ser evangelista; eres líder de jóvenes, pero debes ser evangelista. ¡No basta ser adventista, hay que ser evangelista!

Influyente entre los sacerdotes. “... aumentaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe" (Hch. 6:7). Esteban logró llevar a Jesús a muchos de los sacerdotes judíos. Esteban no era un apóstol, pero era un evangelista. No se intimidó ante los sacerdotes, sino que con poder les predicó y evangelizó.

Influyente por la Palabra de Dios. Su sermón fue poderoso y bíblico. “Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él" (Hch. 7:54). Esteban fue muy franco con ellos, no anduvo con rodeos. Él les dijo que eran tercos, que eran incircuncisos de corazón y de oídos, que siempre estaban resistiendo al Espíritu Santo. Los acusó de ser asesinos y traidores de los justos, al igual que sus antepasados antes que ellos. Su franqueza ante el tribunal no cayó bien a estos líderes ni a sus acusadores, y ciertamente a la gente que se había levantado en su contra. Con frecuencia se escucha decir a algunas iglesias en la actualidad: "Su sermón fue muy duro... debemos predicar más suave...". La verdad es la verdad. El predicador o el evangelista debe predicar con amor, pero siempre con la verdad.


Tristemente la Biblia dice: “Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él" (Hch. 7:57). ¿Por qué fue apedreado Esteban? Simple. Porque era un hombre de Dios. Jesús dijo que "no hay profeta con honra en su propia tierra" (Mr. 6:4). ¿Qué estamos esperando como evangelistas? ¿Honra, invitaciones, aplausos, palmadas? Juan el Bautista era un predicador grande, un evangelista poderoso y ¿cómo terminó? Eso es cumplir la misión en tiempos difíciles.

Cada vez que estés ante un púlpito, en un auditorio, plaza, local, iglesia, carpa, siempre piensa antes y pide a Dios que no seas tú quien hable sino ÉL a través de ti. Somos tan débiles. Yo me equivoco, ignoro tantas cosas... pero la Biblia NO, la Palabra de Dios jamás... Si Dios hizo maravillas a través de un diácono, ¿qué puede hacer a través de mí?


Pr. Heyssen Cordero Maraví

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