La semana pasada subí una entrada sobre la confianza absoluta que Pablo tenía en el evangelio. Cuando el evangelio es predicado, argumenta Pablo, su efecto es siempre 100% eficaz de acuerdo al plan que Dios ha establecido; por eso a Pablo no le importaba demasiado (o en un último término) la motivación equivocada que algunos tenían a la hora de predicar siempre y cuando Cristo fuera anunciado. Ahora bien, para Pablo el medio de transmitir el mensaje del evangelio era básicamente uno… la predicación.
Últimamente se vuelve a escuchar (tal vez realmente nunca se ha dejado de escuchar) que en lugar de predicar tanto, lo que la iglesia debería estar haciendo es preocuparse por las “verdaderas necesidades” de la gente. Ya a mediados del siglo pasado el Dr. Martyn Lloyd Jones tuvo que hacer frente a argumentos muy parecidos a los que hoy día todavía escuchamos o que incluso se nos presentan como novedosos. En otras entradas de este blog o consultando los artículos de Tim Keller en Redeemer City to City, podéis leer más sobre el tema. Pero en esta ocasión, he querido traducir la siguiente reflexión a la que nos invita Tim Challies en su popular blog sobre los aspectos más destacables del pensamiento de Pablo sobre la predicación, al considerarla no cómo un método (que según el tiempo o la época pueda ser más o menos relevante), sino como de hecho el medio que Dios mismo ha decidido emplear para comunicarnos el mensaje de salvación -el evangelio- en Jesucristo.
El apóstol Pablo tenía mucho que decir sobre el tema de la predicación, pero creo que una gran parte de lo que dijo puede ser agrupado bajo seis encabezados o ideas principales. Por supuesto, de cada uno de ellos se puede extraer una enseñanza específica, pero creo que vale la pena mirarlos desde una perspectiva lo más amplia posible. Los siguientes puntos resumen lo que Pablo tiene que decir sobre cómo predicar la Palabra de Dios:
1) La predicación no es un ejercicio de oratoria
- Por lo cual Dios mismo, con su propia sabiduría, decidió salvar a los creyentes mediante la predicación de un mensaje que el mundo tacha de locura. Porque sucede que los judíos piden señales que confirmen lo que se les anuncia, y los griegos buscan la sabiduría a través de la filosofía. Así, cuando nosotros predicamos que Cristo murió en la cruz para salvarnos, los judíos se sienten perturbados, y los griegos dicen que estamos locos. (1 Corintios 1:21-23)
2) La predicación es el medio que Dios mismo ha decidido utilizar para salvar a su pueblo.
- ¿Cómo van a invocar el nombre de alguien en quien no creen? ¿Y cómo van a creer en aquel de quien nunca oyeron hablar? ¿Y cómo van a oír, si nadie les predica? ¿Y cómo irán a predicarles, si nadie los envía? A eso se refieren las Escrituras cuando dicen: ¡Qué hermosos son los pies de los que proclaman el evangelio, de los que pregonan la buena noticia de la salvación! (Romanos 10:14-15)
- sean ellos, sea yo, os hemos predicado el evangelio, y en él habéis creído vosotros. (1 Corintios 15:11)
3) La predicación existe por y para el evangelio
- Y si Cristo no resucitó, nuestra predicación es vana, y vana es también la fe que en Dios habéis depositado. (1 Corintios 15:14)
- Y conste que no me estoy ufanando de este trabajo mío de anunciar el evangelio, porque para mí, más que un trabajo es una necesidad. ¡Y ay de mí si dejara de anunciarlo! (1 Corintios 9:16)
- Que la maldición de Dios caiga sobre cualquiera, sea uno de nosotros o un ángel del cielo, que os predique un evangelio diferente del que yo os he predicado. Lo repito: si alguien os predica un evangelio diferente del que un día recibisteis, que la maldición de Dios caiga sobre él. (Gálatas 1:8-9)
4) Ser predicador no lo hace uno cristiano (tampoco lo convierte en un gran cristiano)
- Ciertamente algunos predican a Cristo por envidias personales o por el simple afán de discutir (Filipenses 1:15)
- Disciplino mi propio cuerpo y lo trato con rigor, para que me esté sometido en servidumbre y no suceda que, después de haber llamado e inscrito a otros en la carrera, yo mismo resulte eliminado. (1 Corintios 9:27)
5) La predicación fiel requiere esfuerzo y trabajo, y muchos no lo valoran
- Te encarezco delante de Dios y de Cristo Jesús, quien juzgará a los vivos y a los muertos cuando venga para manifestarse y establecer su reino, que prediques la palabra de Dios, insistiendo en ella a tiempo y a destiempo. Argumenta para convencer, reprende si es necesario y exhorta con toda paciencia, porque va a llegar el día en que muchos, aun teniendo deseos de aprender, no querrán escuchar la enseñanza de la verdad. Seguirán en cambio a ciertos maestros que solo les dirán lo que ellos deseen oír. En vez de prestar atención a la verdad, se volverán a mitos sin sentido. (2 Timothy 4:1-4)
6) El predicador fiel debería ser honrado y compensado por su trabajo
- Los ancianos que gobiernan la iglesia y lo hacen bien, y en especial aquellos que están encargados de la predicación y la enseñanza, merecen ser tenidos por doblemente dignos de su salario. No olvidemos lo que dice la Escritura: No le pongas bozal al buey que está trillando, y también: El obrero es merecedor de su salario. (1 Timoteo 5:17-18)
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* Artículo traducido y adaptado del original (en inglés) que puedes leer aquí
Fuente: Kerigma . Net
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