A medida que vamos llegando al cumplimiento de todas las profecías apocalípticas que están en la Santa Biblia, Dios nos da un mensaje de advertencia con respecto a la dura batalla que la Iglesia tendrá contras las fuerzas espirituales del mal, representadas por la “bestia” y su “imagen” (Apoc. 13, 14; 6-12; ver Elena G. White, Primeros Escritos, p. 258 y 261).
El libro Testimonios para los ministros dice: “Cuando los libros de Daniel y Apocalipsis sean mejor entendidos, los creyentes tendrán una experiencia religiosa completamente distinta. Recibirán tales vislumbres de los portales abiertos del cielo que se les grabará en la mente y el corazón el carácter que todos deben desarrollar a fin de comprender la bendición que será la recompensa de los de corazón puro” (p. 114).
Pero esa comprensión de la Palabra de Dios, y especialmente la de los libros citados anteriormente, viene acompañada de un cuidado de cada estudiante. La escritora continúa:
“Los que investigan esa Palabra, deben mantener su mente clara. Nunca deben complacer el apetito pervertido al comer o beber.
Si lo hacen, el cerebro estará confundido; serán incapaces de soportar el esfuerzo que exige cavar profundamente para encontrar el significado de aquellas cosas que se relacionan con las escenas finales de la historia de la tierra” (Ibíd.)
De esta manera, nuestro Padre celestial, en su misericordia para con su pueblo fiel a los mandamientos y a la fe de Jesús, también nos da un mensaje maravilloso adicional para que podamos entender y soportar los últimos eventos. Además, ese mismo mensaje nos ayuda a estar preparados para el encuentro con el Señor en las nubes del cielo. Este mensaje se relaciona con el apoyo moral y espiritual de cada uno.
El mensaje al que me refiero es el mensaje de salud. Existe una increíble relación entre nuestro cuerpo, nuestra mente y las facultades espirituales. Cuando aceptamos por fe lo que Dios reveló a sus siervos los profetas, sin duda estaremos más aptos para vencer las estrategias del enemigo en el combate final, y desarrollaremos un carácter semejante al de Cristo.
Como si eso fuera poco, el mensaje de salud va unido a la verdadera adoración al Creador, una comunión más profunda con él, una vida con más calidad y longevidad; una vida plena. Jesús dijo: “yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
A medida que la Palabra de Dios se cumple, que cada uno pueda decirse y decir a otros “[…] prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel” (Amós 4.12).
Pr. João Luiz Marcon
Distrital de Castelo do Rei - UNoB
No hay comentarios:
Publicar un comentario