martes, 12 de julio de 2011

La importancia de la predicación: Homilética I


La iniciativa de la predicación

  1. ¿Quién tomó la iniciativa de la predicación?
  2. ¿Quién fue el primer predicador?
  3. ¿Quién fue el que predicó el primer mensaje de salvación?

La respuesta tiene un solo nombre: Fue Dios.

Fue Dios es que tomó la iniciativa de la predicación, fue él quien dio el primer mensaje de misericordia al hombre necesitado allá en el Edén.

Las primeras buenas nuevas escuchadas por Adán y Eva inmediatamente después de la caída, provinieron de los labios de Dios.

Cuando el hombre pensaba que estaba acabado y que no había ninguna salida, Dios tomó la iniciativa y les predicó el primer mensaje de misericordia diciéndoles que la herida recibida no era de muerte. Que había una salida para ellos.

El primer sermón predicado fue y debe seguir siendo de amor y misericordia: "Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar."(Gen 3:15)


Dios llama a hombres y mujeres a la predicación

Desde esa época Dios busca hombres y mujeres que estén dispuestos a ser sus mensajeros. Llama y prepara a un grupo especial para que sean sus "evangelistas" que vayan por todo el mundo a predicar las buenas nuevas.

"¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!". (Rom 10: 14, 15).

De acuerdo a los dones otorgados a la iglesia, Dios constituyó "evangelistas" (Ef 4: 11); y a éstos les insta a predicar la palabra en todo momento.

"Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina". (2Tim 4: 1,2).

Con la predicación el cristianismo se sostiene o se derrumba. La predicación es el principal medio de difusión del evangelio, por lo tanto es una necesidad impuesta por el Señor Jesucristo:

"Pues si nuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad, y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!" (1Cor 9: 16).


¿Qué es homilética?

Es la retórica aplicada a los discursos sagrados. Es la ciencia que enseña (homilía) los principios de la predicación para el beneficio espiritual de los oyentes.

“Homilía es la ciencia de la cual la predicación es el arte y el sermón es el producto terminado”.

1. Es una ciencia porque se basa de leyes, de orden y de conocimientos de la mente humana para el aprendizaje.

2. Es un arte; debe presentar el mensaje con belleza. Es un arte porque quita la rigidez de la ciencia. Para ello requiere de la imaginación, de la iniciativa propia y de su vivencia con Dios.

3. Entonces la homilética debe tener ciencia, arte y experiencia vivencial con Dios.


¿Qué es la predicación?

La predicación es la proclamación de la verdad divina que comparte con el hombre la bondad de la reconciliación y las profundidades del amor de Dios.

Por lo tanto la predicación no es un discurso de sabiduría humana ni de la capacidad del hombre. La predicación es de origen divino.

Dios es el que envía: "Kerusso" que significa "proclamar". Dios es el mensaje: "Euaggelizo" que "las buenas nuevas de su amor" y Dios es el "dínamus", el poder de la predicación.

"Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios". (1Cor 2: 4, 5).

La predicación es teológica. El predicador se pone en lugar de Dios. Dios habla a través del predicador. Dios da a su Palabra voz viva a través del predicador. Existe una conexión real entre Dios y el predicador. Dios enviste de autoridad al predicador.

El personaje centra de la predicación

El Personaje es Cristo. "Nosotros predicamos a Cristo crucificado" (1Cor 1:23). "Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado" (1Cor 2:2).

"Pero en muchos no se presenta la cruz de Cristo ante la gente. Tal vez algunos estén escuchando el ultimo sermón de su vida y algunos no volverán a estar en condiciones tales que se les pueda volver a presentar la cadena de verdad y darle una aplicación práctica a sus corazones". (1JT, 525,526)

“Los discursos teóricos son esenciales para que todos conozcan la forma de la doctrina y vean la cadena de la verdad, eslabón tras eslabón, unida en un conjunto perfecto. Pero jamás debe presentarse un discurso sin presentar a Cristo y Cristo crucificado como fundamento del Evangelio...”. Ibíd.

Toda predicación debe ser cristológica. Cristo es el tema de predicación. Cristo es la materia.

Sólo presentando a Cristo se cumple con la misión de la predicación. El predicador puede partir de cualquier tema pero siempre debe terminar en el Señor Jesucristo.


El Espíritu Santo en la predicación

El Espíritu Santo debe poseer al orador. Nadie puede hablar de Dios y de Cristo sin el Espíritu Santo. Sin él es sólo un discurso de origen humano. Para que sea verdadera predicación el predicador debe estar imbuido por el Espíritu Santo.

Predicar es proclamar el mensaje de salvación bajo la influencia del Espíritu Santo. Sólo su santa influencia antes y durante la predicación le dará verdadera fuerza y poder.

El carácter litúrgico de la predicación

La predicación dentro de la iglesia debe servir como la parte central de la adoración a Dios. Debe servir de instrucción para los oyentes. Forma parte de la ceremonia litúrgica.

Debe llamar al pueblo a la comunión con Dios. El predicador es el profeta que llama al pueblo a considerar los caminos de Dios. La predicación está atada al contexto de la iglesia y por lo tanto debe servir de comunión a Dios y a su misión. Su naturaleza es crear conciencia de pertenencia a Dios; de ser un pueblo escogido por Dios en todos los ramos de la vida, y siempre tiene que llamar a la santidad.

La predicación siempre debe ser persuasiva

La predicación tiene un objetivo persuasivo. Su objetivo primordial es persuadir a entregarse por completo al Señor. Procura que el oyente cambie de actitud con respecto a Cristo. Persuadir no es sólo que el oyente sienta simpatía con el mensaje o que disfrute del él, sino que responda con fe y obediencia.

Para que la predicación sea efectiva y completa no es suficiente proclamar la belleza de la gracia divina sino persuadir para que las personas se comprometan con el mensaje y que se entreguen sin reserva.

“El objeto de la predicación no es solamente transmitir información, meramente convencer el intelecto, e impartir conocimiento. Debe hacer más que esto. Las palabras del ministro deben alcanzar los corazones de los oyentes”. (TM, 62)

CUALIDADES DEL PREDICADOR

No sólo es importante el mensaje, sino también el mensajero.

“Que nadie engañe a su propia alma. Si albergáis orgullo, estima propia, un amor a la supremacía, vanagloria, ambición impía, murmuración, descontento, amargura, maledicencia, mentira, engaño, calumnia, no tenéis a Cristo morando en vuestro corazón”. (TM, 441).

CUALIDADES NECESARIAS

1. Profunda experiencia de conversión (1Jn.3:1).

“Nuestros ministros necesitan una transformación de carácter. ”. (TM, 143).

2. Conducta moral correcta (1Tim 3:8-13)

a) Madurez moral:

b) Madurez espiritual:

3. Sentido profundo de responsabilidad.

Fortaleza del predicador

1. Contacto directo con los hombres

2. Un sentido de necesidad personal en su preparación.

3. Su posición provisoria, (se pasa por alto algunos errores)

Desventajas del predicador

1. La falta de tiempo

2. La falta de estudios (teológicos)

3. La tendencia a un desequilibrio ( un solo aspecto)

Peligros del Predicador

1. El deseo de desplazar o reemplazar al pastor

2. Imitar a algún pastor

3. Enorgullecerse. Autosuficiencia.


Continuará...

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