Los seres humanos somos fáciles de sorprender. Nos impactan las personas bien vestidas, con buena oratoria, o las que hablan con buenos argumentos. Con frecuencia respetamos y valoramos más a las personas con una carrera exitosa, o con grados académicos. Pues bien, en la casa de Simón el fariseo, tío de Martha, María y Lázaro se organizó una cena en honor a Jesús, muy probablemente en gratitud al milagro de resurrección de Lázaro (sobrino de Simón). Aunque Jesús estaba a pocos días de ser sacrificado (seis días), no quiso desairar a la familia de Lázaro por lo que asistió a la cena.
En Juan 12:1-10, encontramos una escena cargada de profunda espiritualidad y de contrastes en las actitudes de los personajes involucrados. Se narra cómo María Magdalena unge los pies de Jesús con un perfume costoso, mientras Judas Iscariote cuestiona este acto, sugiriendo que ese dinero podría haberse utilizado para ayudar a los pobres. En esta breve reflexión, quiero destacar tres puntos importantes que brotan de este texto.
1. La entrega total de María. María Magdalena simboliza aquí una adoración sincera y desinteresada. Al derramar ese perfume caro sobre los pies de Jesús, no estaba pensando en lo que ganaría o perdería, sino en expresar su amor y gratitud por el Señor. Sabía que Jesús estaba cerca de su muerte y, en ese acto de humildad, mostró su reconocimiento del sacrificio que estaba por venir. Este es un ejemplo claro de una adoración genuina: una entrega total, sin reservas, sin cálculos. En la vida cristiana, Dios espera que vivamos con esa misma actitud de entrega, que demos lo mejor de nosotros, no por obligación, sino por gratitud.
2. La motivación egoísta de Judas. En contraste, vemos la actitud de Judas Iscariote. Su preocupación no era genuinamente por los pobres, como él mismo lo afirmó, sino por el dinero, ya que sabemos que robaba de la bolsa que administraba. Aquí aprendemos que no solo los actos son importantes, sino las motivaciones detrás de ellos. Podemos aparentar preocupación por causas nobles, pero si nuestro corazón está lleno de egoísmo o segundas intenciones, Dios lo ve. La autenticidad del corazón es lo que cuenta para el Señor. Judas vivía una doble vida, y aunque externamente parecía preocupado por los pobres, internamente estaba buscando su propio beneficio.
3. El valor de lo eterno por encima de lo temporal. Finalmente, este pasaje nos recuerda que lo eterno siempre debe estar por encima de lo temporal. María comprendió la importancia del momento. Jesús estaba a punto de ofrecer su vida, y ella lo honró de la mejor manera posible. Judas, por otro lado, solo veía lo material, lo temporal, lo inmediato. Jesús mismo aclara: “A los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis” (Juan 12:8). No se trata de ignorar la necesidad de ayudar a los demás, sino de poner las cosas en su lugar adecuado: lo espiritual y eterno debe ocupar el primer lugar en nuestras prioridades.
No siempre lo que brilla es oro. Todo el que escuchó a Judas podría haber dicho: “tiene razón, Judas se preocupa por la obra de Dios, es realmente un discípulo a carta cabal”. Pero la historia final de Judas nos hará pensar en lo terrible que resulta dejarse guiar por palabras rebuscadas y argumentos de peso, pues muchas veces son cargadas de malas intensiones, así lo vimos en Judas.
María fue criticada a más, pero Jesús ma defendió y la elogió. Que el ejemplo de María nos inspire a vivir una vida de entrega total y sincera al Señor, y que podamos revisar nuestras motivaciones para asegurarnos de que lo que hacemos esté motivado por amor y gratitud hacia Dios, no por interés personal. Y, sobre todo, que podamos siempre dar prioridad a lo eterno por encima de lo temporal, buscando primero el Reino de Dios.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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