El nombre de Judas es también una forma de Judá, que significa “Jehová guía”. Tristemente Judas no se dejó guiar por Jesús. Su segundo nombre Iscariote, se refiere a la región de donde procedía. Viene del término hebreo ish (hombre) y el nombre de un pueblo, Queriot–hezron, un pueblo humilde al sur de Judea. Todos los discípulos eran galileos, menos Judas Iscariote. Jesús no lo llamó, fue más bien invitado por los discípulos que vieron en Judas una gran ayuda para la causa de Dios.
1. JUDAS, EL MÁS PREPARADO. Todos los discípulos eran hombres sencillos y corrientes, menos Judas. De entre los doce, Judas fue el discípulo más educado. Judas vino solo y de lejos. No obstante, ocupó un cargo de confianza entre los doce, llegó a ser el tesorero el grupo (Juan 12:6). Elena G. de White destaca que “Judas era tenido en alta estima por los discípulos, y ejercía una gran influencia sobre ellos” (DTG, 644).
2. JUDAS EL DISCÍPULO. Con frecuencia podemos vernos tentados a ver solo la parte final de su ministerio. Sin embargo, Judas era uno de los doce, incluso el tesorero. Judas era uno de los doce que fueron llamados para hacer milagros y potestades. Judas sanó enfermos e hizo milagros extraordinarios (Mt.10:1).
3. JUDAS, EL TRAICIONERO. En la última cena, Jesús lavó los pies de sus discípulos, lavó los pies corruptos de Judas. Jesús habló sobre la necesidad de estar limpios (Jn. 13:9), y dijo que “no todos estaban limpios”, y yo creo que Judas se sentía aludido, pero Jesús jamás lo desenmascaró. Después Jesús diría, “uno de vosotros me va a traicionar” (Mt. 26:21). Judas podría haber recapacitado, pero no lo hizo. Luego Jesús mismo le diría que “lo que vas a hacer hazlo pronto” (Jn. 13:27), y Judas continuó con lo que su corazón había planificado. Luego de algunas horas, Judas regresó directamente del Sanedrín al Getsemaní. Judas no actuó en un momento de locura, no fue un impulso repentino. No fue un hecho nacido de la pasión, sino que fue tenebrosa y planeada, premeditada con lujos y detalles. El beso traicionero, fue solo la “cereza de la torta” de la traición.
¿Juzgaste alguna vez a Judas? Judas conocía mucho como para salvarse, pero poco como para perderse. De nada sirve tantos años en la iglesia, incluso de ganar almas, ser anciano, pastor o instructor, si al final, traiciono a Jesús y su causa. ¡Involúcrate en la misión, sí, pero ama a Dios por sobre todo! ¡Sigamos el ejemplo de Jesús!
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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