sábado, 12 de julio de 2025

CRISTO, EL VERDADERO PROPICIATORIO - ÉXODO 37



“Harás también un propiciatorio de oro puro…” (Éxodo 37:6).

Dios no deja nada al azar. Éxodo 37 nos lleva al corazón del santuario, donde cada elemento fue cuidadosamente diseñado, no solo con estética, sino con propósito cristocéntrico, porque el santuario no era simplemente un lugar sagrado. Era un símbolo viviente del plan de redención. Esto es realmente extraordinario para todo creyente. 


Hoy quiero invitarte a ver tres lecciones que se destacan de manera notable, no como una simple descripción ritual, sino como una invitación divina: 


1. La espiritualidad auténtica comienza en los detalles. El capítulo comienza con el arca, la mesa, el candelabro y el altar del incienso. Cada uno construido con medidas exactas, materiales específicos, y bajo dirección directa de Dios ¿Sabes qué me dice esto? Que la santidad no está en lo espectacular, sino en lo fiel. Dios se revela en los detalles. En lo que nadie ve. En lo que hacemos cuando no hay público, ni cámaras, ni aplausos. A vivir cada día como una ofrenda.


2. El oro no es ostentación, es transformación. El oro puro recubre el arca y sus elementos. A los ojos modernos podría parecer exceso, pero en la lógica divina, el oro no es lujo: es símbolo. Es reflejo de lo que ocurre cuando Dios toca lo humano. El oro representa el carácter de Cristo que quiere formarse en nosotros. No se trata de cambiar por presión, sino de ser moldeados por comunión. De dejar que el fuego del Espíritu refine lo que está impuro.


3. El propiciatorio no es un objeto, es una Persona. El centro del capítulo y del santuario es el propiciatorio. Allí se colocaba la sangre. Allí se manifestaba la gloria. Pero esa realidad era solo una sombra. El verdadero propiciatorio es Cristo. En Él se cumple todo lo que el santuario representaba. Él es el Cordero, el Sacerdote, y el Lugar Santísimo. En Él tenemos acceso, perdón y nueva vida.


Que tu vida sea un santuario viviente. El objetivo del santuario no era mantener a Dios encerrado en un espacio sagrado. Era enseñar que Él quiere habitar en nosotros. Y mientras esperamos el día en que todo será restaurado, caminemos con reverencia, con gratitud, y con la certeza de que Aquel que habitó en el santuario, hoy quiere habitar en tu corazón.


¡Feliz día!


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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CONSAGRACIÓN TOTAL - ÉXODO 29:1



Vivimos en un mundo donde muchas personas quieren hacer cosas para Dios, pero pocos quieren serlo que Dios les pide. Hoy quiero invitarte a reflexionar en algo que está en el corazón del plan de salvación: la consagración.


En Éxodo 29 encontramos el ritual que Dios mandó para consagrar a los sacerdotes. ¿Y sabes qué? Este capítulo no es solo historia antigua. Es una representación viva del deseo de Dios para ti y para mí. Porque aunque tú no vivas en un santuario de desierto, tú y yo también hemos sido llamados para ser parte de un sacerdocio santo (1 Pedro 2:9).


¿Quieres servir a Dios de verdad? Entonces necesitas más que entusiasmo. Necesitas ser lavado, perdonado, ungido, y consagrado por completo. No se trata de religión vacía ni de formalismo. Se trata de un corazón entregado totalmente a Jesús.


Hoy veremos cinco lecciones poderosas de este pasaje, que nos muestran cómo Dios transforma a un pecador común en un siervo consagrado para Su gloria.



  1. Dios desea un pueblo consagrado, no perfecto. “Y esto es lo que les harás para consagrarlos para que sean mis sacerdotes…” (v.1). Dios no está buscando personas perfectas. Él está buscando corazones dispuestos. El proceso de consagración de los sacerdotes no comenzaba con una evaluación de méritos, sino con una ofrenda expiatoria. ¿Sabes por qué? Porque todos hemos pecado. Pero Dios, en su infinita misericordia, nos llama a consagrarnos. Él comienza la obra de transformación. ¡Tú solo necesitas decir: “Señor, aquí estoy”!
  2. El sacrificio es la base del ministerio. “…y tomarás un becerro como ofrenda por el pecado, y dos carneros sin defecto…” (v.1).  Para que Aarón pudiera ejercer su función, tenía que haber un sacrificio. El becerro representa a Cristo, nuestro sustituto. Todo el ministerio sacerdotal se sostenía sobre la sangre del Cordero. Hoy también, nuestra vida cristiana no se apoya en nuestra fuerza ni en nuestra fidelidad, sino en la sangre preciosa de Jesús. ¡Sin Cristo, no hay esperanza!
  3. Lavados por completo, antes de servir. “Y lavarás con agua a Aarón y a sus hijos…” (v.4). Antes de vestirse con las ropas sagradas, Aarón debía ser lavado. Eso representa la limpieza del pecado. Jesús también lavó los pies de sus discípulos antes de enviarlos. Hoy, tú y yo necesitamos ese lavado espiritual cada día. El servicio a Dios no comienza en el púlpito, comienza en el corazón, cuando nos dejamos purificar por el Espíritu Santo.
  4. Ungidos con el aceite del Espíritu Santo. “…tomarás el aceite de la unción y lo derramarás sobre su cabeza…” (v.7). Aarón no fue enviado con sus propias capacidades. Fue ungido. Eso significa que fue capacitado por el Espíritu Santo. Querido, tú no necesitas muchos títulos para servir. Necesitas estar lleno del Espíritu. Cuando Él te unge, ¡puedes hacer maravillas en Su nombre! El Espíritu de Dios es quien transforma lo común en santo.
  5. Dios quiere una entrega total, no parcial. “…ofrecerás el segundo carnero como carnero de consagración…” (v.19-22). consagración era total. No a medias. Dios no acepta corazones divididos. ¿Por qué? Porque Él lo dio todo por ti. La sangre era puesta en la oreja, el pulgar y el dedo del pie. Eso significa: todo lo que escuchas, todo lo que haces, y por donde caminas debe ser consagrado a Dios. ¡Dios quiere todo de ti porque Él te lo ha dado todo!


El capítulo 29 no solo habla de Aarón… ¡habla de Jesús! Él es nuestro verdadero Sacerdote. Fue consagrado, ungido, y entregado por ti y por mí. Hoy, Él te llama también a ser un sacerdote espiritual (1 Pedro 2:9). No porque lo merezcas, sino porque Su gracia te hace digno.



¡Feliz día!


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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