martes, 2 de octubre de 2012

Dios no pide lo que no da

Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías; cada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado(Dt. 16:16 y 17).

Dios no pide ni más ni menos de lo que ya nos ha dado. Es interesante notar la frase: “conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado” para que usted vea que incluso la misma ofrenda que cada individuo habría de traer a presentar delante de Dios era circunscrita dentro de la medida de lo que Dios le hubiere dado a cada uno. Es decir, que Dios es el que determina cuándo y cuánto habrá de darnos, y en consecuencia no espera más ni menos de nosotros que vivamos conformes a esa bendición suya otorgada a cada uno en lo particular.

Los versos de hoy son la conclusión de las tres fiestas del pueblo de Israel que tenían el propósito de hacerles recordar su orígenes, de dónde salieron y cómo los rescató Dios. En agradecimiento a las maravillas de Dios por cada uno de ellos, en cada fiesta, los israelitas debían presentarse delante de Dios sin las manos vacías, es decir con ofrendas. Ahora, as ofrendas que debían presentar a Dios debían ser en base a las bendiciones de Dios. Eso es lo que Dios pide, “conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado”. Comprender ésta verdad de oro es extraordinario, saber que Dios nos da todo, hasta lo que le pertenece.

No hay excusas para no darle a Dios lo que le corresponde. No hay motivos para presentarnos delante de Dios con las manos vacías. No es posible sencillamente porque Dios nos pide que ofrendemos (o diezmemos) no de lo que no tenemos, sino de lo que Él mismo nos ha dado.

Finalmente, alguno podría decir, pero en la actualidad ya no hay fiestas. No hay fiesta de la pascua, de las semanas y de los tabernáculos. Es cierto, éstas fiestas tuvieron su fin en la cruz del calvario con la muerte de Cristo por nuestros pecados. No obstante, cada uno de nosotros hoy vive una fiesta cada sábado, recordando también de dónde salimos y a dónde nos desea llevar Dios "para que vivas y heredes la tierra que Jehová tu Dios te da" (Dt. 16:20).

No hay motivos, razones ni excusas para presentarse delante de Dios con las manos vacías, Él nos bendice, y de ello debemos ser agradecidos, por eso, pero por sobre todo porque nos libertó y sacó de Egipto.



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