El cumplimiento de la misión personal a todo el mundo puede resultar una utopía, pero no lo es. Esto es posible solo por medio del Espíritu Santo. Sin la intervención del Espíritu Santo, en nuestras vidas, no será posible. Lucas dice: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Todo aquel que ha recibido el poder del Espíritu Santo podrá vivir la promesa y ser testigo en Jerusalén, toda Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra.
¿Cómo ser testigo hasta lo último de la tierra?
Cuando leí Hechos 1:8, y lo medité en mis primeros años de adventista, entendí que solo sería testigo fuera de mi amada Pucallpa, en el Perú, lugar donde conocí el evangelio, cuando recibiría al Espíritu Santo. Entonces, cada día pedía la unción del Espíritu Santo y no se me presentaba la oportunidad de predicar fuera de mi ciudad, y mucho menos de mi país. Me parecía imposible. No obstante, en el fondo de mi corazón, sentía que había algo que no estaba entendiendo. Hasta que un día, en mi pequeña iglesia de la Misión de Pucallpa E, mientras entregábamos los diezmos y ofrendas un amigo, quien visitaba la iglesia esporádicamente, me preguntó: “Heyssen, ¿para qué se dan los diezmos y ofrendas?”. Sin pensarlo mucho, le respondí como siempre me respondieron a mí: “para la predicación del evangelio”.
En ese momento sentí, en mi corazón, la respuesta de Dios a mis tantos días de oración y pedido para ser misionero en todo el mundo: SERÉ TESTIGO EN TODO EL MUNDO a través de mis diezmos y ofrendas. Solo cuando yo sea un FIEL DONANTE, podré ser un misionero para toda nación, tribu y lengua.
¿Y qué tiene que ver el PODER DEL ESPÍRITU SANTO?
El discípulo que no vive cada día en la presencia de Dios, y que no es bautizado diariamente por el Espíritu Santo, no tendrá amor por las personas y, por lo tanto, no solo no predicará el evangelio donde esté, sino que tampoco será un donante fiel para la causa del evangelio, a través de sus diezmos y ofrendas.
En una ocasión, un líder me invitó a predicar a su iglesia. Cuando le pregunté sobre qué le gustaría que hable, él me dijo: “Pastor, predique sobre evangelismo, y de cómo podamos ser evangelistas con poder”. Entonces, yo prediqué de la importancia de ser bautizados diariamente para poder ser donantes fieles a favor de la causa de Dios.
Al finalizar el mensaje, él se me acercó y me dijo: “Pastor, gracias por el mensaje, pero yo pensé que usted era el evangelista de la asociación, no el mayordomo”. Él continuó diciendo: “no imaginé que un evangelista hable de diezmos y ofrendas para cumplir la misión”.
Si se trata de evangelismo puro, debemos hablar del impacto del Espíritu Santo en la vida del creyente. Cuando el Espíritu Santo nos dirige, lo mínimo que haremos será apresurar la venida de Cristo predicando el evangelio. No hay comunión real que no nos lleve al cumplimiento de la misión en todo sentido, a través de todos los medios y formas posibles. Yo seré un fiel donante fiel en la medida que el Espíritu Santo me guíe y me lleve a amar a las personas que aún no conocen el evangelio.
LA MISIÓN SE CUMPLE CUANDO SOY UN DONANTE FIEL.
Cada vez que diezmes y ofrendes, ten presente que ese dinero contribuirá a la predicación del evangelio en tu ciudad, en tu país, en tu continente y hasta lo último de la tierra. Hace algunos años leímos un devocional misionero para la recepción del sábado titulado: Puesta del sol en la ventana 10/40.101 Es emocionante leer las historias que se cuentan y testimonios preciosos. Dios sigue haciendo milagros en otros países, en lugares donde no es fácil evangelizar, lugares donde está prohibido ser cristiano bajo penas muy crueles, hasta la muerte. Cada testimono termina diciendo: “Tu fidelidad y tus oraciones nos mantienen allá”. ¡Qué bendición! Quizás nunca vaya allá, pero sé que, a través de mis diezmos y ofrendas, yo también estoy predicando en otros países. Eso es lo que más me emociona al llevar mis diezmos y ofrendas al alfolí.
Un donante fiel también cumple la misión acá
Puede que alguno esté pensando y diciendo: “Está bien Heyssen, entendido. Cumplo la misión cuando soy un donante fiel. Si hago eso, ya no necesito cumplir la misión acá, es decir, en mi barrio, mi colegio, mi trabajo entre mis amigos, vecinos y familiares”. ¡No! Recuerda que el texto dice: en Jerusalén, Judea, Samaria... lo que significa que nuestro llamado es para ser misioneros acá (en tu barrio, distrito y ciudad) y allá (país, continente y hasta lo último de la tierra). En nuestro terreno misionero y en los lugares a donde solo pueda llegar a través de mis diezmos y ofrendas.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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