El evangelio de Juan se escribió en tiempos complicados. Después del incendio de Roma en el año 64 d.C, los cristianos eran perseguidos y condenados de manera cruel. Muchos eran devorados por las fieras, otros eran decapitados, y muchos también eran crucificados. Fueron tiempos muy difíciles que la historia registra. ¿Qué mensaje darle a una iglesia así? Juan, el discípulo amado, después de hablar del amor unos a otros inicia el capítulo 14 destacando:
“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí” (Juan 14:1).
En este versículo podríamos encontrar la más grande fortaleza en momentos crudos y tempestuosos. No se TURBE vuestro corazón. El corazón representa el punto neurálgico del ser humano en la Biblia, era el punto de los pensamientos de una persona (mente), la voluntad, emociones y conocimiento del bien y del mal (conciencia). La palabra “turbe” viene del griego tarassō que tiene que ver con “provocar, agitar, conmover, molestar, asustar, espantar, afligir, etc”. Pero no solo eso sino que está palabra es un verbo presente imperativo. No es una recomendación, es un mandato: ¡no te aflijas! ¡No te preocupes! ¡No te asustes! Dios nos manda a no tener miedo, a no asustarnos… es cierto, las cosas no son fáciles, todo está de “capa caída”, las cosas no mejoran… parece que no hay más salida… ¡Tranquilo! ¡No tengas miedo, no te aflijas, NO SE TURBE VUESTRO CORAZÓN! ¡No te preocupes por favor!
Y ante este mandato uno podría decir, “¿cómo no turnarse si todo está cada vez peor?”, y sí hay motivos suficientes y de sobra para vivir turbado y atemorizado, pero en medio de todo, el mensaje de Juan es precioso y para todos los tiempos: “NO SE TURBE VUESTRO CORAZÓN”. Dios desea que viva tranquilo, a pesar de… NO PORQUE SEAN SIMPLES PALABRAS SINO PORQUE DEBEMOS CREER EN DIOS. Cumplir el mandato de Dios de no turbarse está basado en Dios, no en un ser humano, en un dicho u opinión más, sino en la PALABRA DE DIOS. En DIOS MISMO.
Si CREES en Dios, debes creer en Jesús. Y Él nos tiene preparado algo maravilloso en las mansiones celestiales. “EN LA CASA DE MI PADRE, TENGO MUCHAS MORADAS” (v.2). Pero no queda ahí sino que dice: “VOY PUES A PREPARAR LUGAR PARA VOSOTROS”… ¡Amén!
Este mundo no es nuestro hogar. No nacimos para sufrir y llorar, para vivir estresados, deprimidos y preocupados, nacimos para morar con Cristo siempre. Por eso dice: “VOY PUES A PREPARAR LUGAR PARA VOSOTROS”. Esto es maravilloso. No llores más, no sufras más. Hay un lugar maravilloso y extraordinario para ti, para mí. Jesús está preparando lugar para nosotros.
Mientras tanto, hasta que llegue ese día glorioso, debes tener la plena seguridad de dos cosas, según el verso 3: (1) JESÚS VENDRÁ OTRA VEZ, y (2) JESÚS ESTARÁ CON NOSOTROS TODOS LOS DÍAS HASTA EL FIN DEL MUNDO… ¡Amén!
¡Vuelve pronto, SEÑO JESÚS!
¡QUIERO MORAR EN LOS LUGARES QUE ESTÁS PREPARANDO PARA NOSOTROS!
¡Te espero con los brazos abiertos!
¡Predicaré de tu amor y el maravilloso evangelio!
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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