"Y alzó Lot sus ojos, vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y Gomorra. Entonces Lot ecogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno al otro" (Gn.13:10, 11).
Abram volvió de Egipto muy rico. Lot, su sobrino, también tenía riquezas. En tiempos de escasez y dificultades ambos habían permanecido unidos y en paz, en perfecta armonía. Sin embargo, ahora que ambos habían prosperado materialmente estaban experimentando problemas. Esto es real también hoy, en tiempos de penurias y pruebas las familias e iglesias buscan más a Dios y se aferran los unos a los otros en amor y hermandad (Patriarcas y profetas, p. 125). Y cuando tenemos un buen trabajo, sueldos altos, templos extraordinarios, construcciones y bienes, tanto las familias como iglesias, muchas veces, experimentan discordias y dificultades. Esto era lo que pasaba a la familia de Abram y Lot.
Ante esto, Abram decide dar solución. Por promesa de Dios, toda la tierra de Canaán le pertenecía Abram, Lot era apenas su sobrino, y sin embargo, Abram le da la oportunidad de escoger a dónde ir. A veces nos preguntamos porqué Dios ya no hace maravillas en nuestros tiempos, y al ver la actitud de Abram podríamos decir: Ya no hay hombres como antaño, como Abram, por ejemplo. ¡Qué mansedumbre! ¡Qué sabiduría! Lot escoge lo mejor, aparentemente: Tierra fértil, con abundante agua, llana, tal como el huerto de Edén, una tierra que recordaba a la morada de Adán y Eva. Todo era perfecto, el clima, el agua (vital para la agricultura y ganadería). Al ver todo esto, Lot no lo pensó dos veces y escogió por evidentes razones. ¿Qué hubieras hecho tú? ¿Qué debió hacer él? ¿Hizo lo correcto?
En primer lugar, por cortesía debió darle la preferencia a Abram, era mayor en edad y en parentesco (era su tío), pero no fue así, a Lot no le importó ello, y más bien aprovechó la oportunidad que sus ojos veían. No obstante, no todo era color de rosa, no todo era oro, la Biblia dice claramente, que esa tierra fértil y hermosa tenía un problema: Esa tierra estaba al lado "de las ciudades de la llanura, cerca a Sodoma" que eran "malos y pecadores contra Johová" (Gn.13:12, 13).
No todo lo que brilla es oro. Hay trabajos muy buenos que se nos presentan, pero tienen un problema: Debes trabajar los sábados (y ojo, sábado es desde viernes a la puesta del sol). Hay jóvenes tan "lindos" o señoritas "bonitas", pero no tienen tu misma fe (y ojo, estamos hablando de yugos desiguales). No todo lo que brilla es oro. Sí, puede ser bueno, puede ser excelente, pero si puede ser un motivo de tentación o de error, mejor déjalo allí, no te involucres más, déjalo pasar.
Hoy es un nuevo día. Estás a punto de tomar una decisión, piénsalo muy bien, no todo lo que brilla es oro. No olvides que lo que hoy decidas traerá consecuencias "mañana", al fin y al cabo, tú sabes que cosechamos lo que sembramos (Gal.6:7). No te dejes guiar por tus ojos, nuestros ojos son engañosos, los "vendedores" saben maquillar y colocar sus productos de manera tal que parezca lo máximo.
Buen día!
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¡Dios te bendiga mucho!
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