jueves, 18 de septiembre de 2014

Amós 6: ¿Orgullosos de ser el pueblo de Dios?



"Pasen a Calne y miren, Y de allí vayan a Hamat la grande, Desciendan luego a Gat de los Filisteos. ¿Son ustedes mejores que estos reinos, O es su territorio mayor que el de ustedes?" (Am. 6:2).

La capital de Israel, Samaria, estaba situada sobre un monte, lo que era sinónimo de ubicación estratégica en una posible guerra contra los enemigos. Los israelitas consideraban casi inexpugnable su ciudad amurallada por gruesos muros. Se sentían seguros de su poderío militar y básicamente por sus fortalezas que en realidad eran ciertas ya que el mismo ejército sirio necesitó dos años para poder tomar Samaria (2 Re.18:9-10). Se sentías confiados y orgulllosos de su ubicación geográfica, sus enormes y gruesos muros, así como su poderío militar. Y si todo aquello fallaba, había aún un motivo mucho más grande y maravilloso para los israelitas: ERAN EL PUEBLO DE DIOS.

Los israelitas se consideraban "la principal entre las naciones", "la capital de las naciones". El título de capital era motivo de orgullo pues de todos los pueblos del mundo, Dios los eligió a ellos, sencillamente eran el pueblo escogido de Dios. Tenían su bendición, su cuidado y protección (Ex.19:25; 2 Sam.7:23). Eso también era cierto. Israel era el pueblo de Dios. Él los escogió de entre las naciones y les prometió que estaría siempre con ellos. Sin embargo, el mismo Dios que los escogió como nación santa, ahora les expresa por medio del profeta Amón: "Pasen a Calne y miren, Y de allí vayan a Hamat la grande, Desciendan luego a Gat de los Filisteos. ¿Son ustedes mejores que estos reinos, O es su territorio mayor que el de ustedes?" (Am.6:2).

¿Qué es lo que Dios quiere decirles al mencionar tres ciudades Calne, Hamat y Gad? Las ciudades que el profeta cita eran ciudades importantes, prósperas, con ejércitos y grandes fortalezas, pero que con Tiglad-Pileser III, Sargón II y Uzías simplemente fueron destruídos y devastados a la nada. Es así que Dios les dice: ¿Son ustedes mejores que estos reinos, o es su territrio mayor que el de ustedes? Sencillamente, si ellos cayeron en manos de sus enemigos, Israel con todo lo que tenía también podía caer fácilmente. Ciertamente como dicen, "hasta la torre más alta, algún día se cae".

¿Y yo? ¿Y tú? ¿En quién depositas tu confianza? Has depositado tu confianza en tus bienes materiales, en tu trabajo próspero, negocio, ahorros? ¿Crees que por tu profesión, tus cuentas en el banco, propidades y seguros de todo tipo eres invencible e indestrutible? ¿Consideras que la enfermedad, la pobreza y los problemas solo le pasan aquellos que no tienen influencias ni riquezas como las tienes? Pero vayamos más lejos, si eres adventista o cristiano, ¿crees que eso es suficiente para salir librado de los problemas y del juicio de Dios? ¿consideras que como vas a la iglesia, devuelves los diezmos y las ofrendas y eres dirigente te hace merecedor de la vida eterna? ¿Crees que porque eres hijo de Dios y parte de su verdadero pueblo ya estás seguro en la tierra nueva? El profeta Amós dice que no. Ni la confianza en tus bienes ni en que eres hijo de Dios te librarán de los juicios de Dios a menos que desistas de tu vida injusta, corrupta y ociosa.

El pueblo de Israel, sus habitantes eran injustos, idólatras, era un "reino de violencia" (silla de iniquidad), se gozaban en la música degradante con el pretexto de que era una música de adoración a Dios cuando en realidad era música secular a gustos propios (v.5), tomaban en poco serio los ritos y la adoración a Dios que hasta usaban los "tazones" para beber vino y se ungían en aceites caros que tenían fines religiosos (v.6), así mismo tenían lujosos templos y construcciones con dinero fraudulento y con "panes de pobres" y finalmente con orgías a idólolos a los que le llamaban "placeres" (v.8). Entonces, los Israelitas creían que así como estaban serían considerados aceptos en el día del juicio. No sería así. Al contrario, serían los primeros en ir al cautiverio, y así fue: Los asirios destruyeron todo, completamente todo, construcciones y  habitantes y quedó a nada.

No pensemos que por ser miembros de una iglesia, dirigentes de la misma, tener bendiciones materiales y hasta riquezas estamos librados de los juicios de Dios. Jesús viene ciertamente pronto, no llevaremos ni plata ni oro, no llevaremos casa ni tarjetas de crédito, autos y bienes, solo llevaremos un caracter que debiera ser trasnformado por el poder de Dios cada día, cada mañana. Vivamos hoy haciendo justicia, lo recto, lo verdadero en cada accionar, pensamiento y palabra.  Nosotros no somos mejores que Israel, si ellos fueron destruídos en el día del Señor en manos de los asirios, tú y yo también pereceremos en el día Grande de Jesús a menos que busquemos a Dios de todo corazón (Jer. 29:13) y vivamos de manera recta ante los ojos de Dios. Recuerda, "Isaías también exclama en cuanto a Israel: "AUNQUE EL NUMERO DE LOS HIJOS DE ISRAEL SEA COMO LA ARENA DEL MAR, sólo EL REMANENTE SERA SALVO" (Rom. 9:27).

Pr. Heyssen J. Cordero Maraví

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