Dicen que “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Y es verdad. El pueblo de Israel tenía la Palabra de Dios a disposición por cientos de años. Tenían la revelación de Dios a través de sus profetas de manera clara y podían conocer las grandes verdades celestiales de “primera mano”, y aún así jamás los valoraron. Vez tras vez la rechazaron, la ignoraron y desobedecieron de todas las formas posibles. Sin embargo, así como nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, también nadie sabe lo que está perdiendo hasta que lo encuentra, y el pueblo de Israel no había encontrado a Dios por su vida corrupta y ceguera espiritual a pesar de tantas oportunidades. Una de las palabras que más usa Amós es “buscar” a Dios. Claramente el pueblo adolecía de esa actitud.
El texto de hoy dice: “He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová” (Amós 8:11).
Amós refiere que, a causa de la actitud rebelde del pueblo de Israel, y de su constante rechazo a la Palabra de Dios, Él indica que enviará un hambre y sequía singular: HAMBRUNA NO DE PAN, NI SED DE AGUA, sino de la OIR LA PALABRA DE DIOS.
Ahora, en este punto es interesante notar algo importante, y el texto es apropiado para ello, ya que MUY LEJANO A LO QUE PODRÍAMOS PENSAR, el texto NO ESTÁ DICIENDO que esa hambruna y sed se debe a que “NO HAY PALABRA DE DIOS” sino que HAY PALABRA DE DIOS, PERO LA HAMBRUNA ES DE “OIR LA PALABRA DE DIOS.”
La palabra OIR es la palabra clave. Fíjese que “La condición descrita es la de ser sordo para las palabras de Jehová, de no poder oírlas”(Morgan). El problema no es DIOS, el problema es el hombre, el problema no es el emisor, sino el receptor.
¿CUÁNDO PUEDE OCURRIR ESA HAMBRUNA Y SED DE OIR LA PALABRA DE DIOS? Al menos en tres formas.
1. Cuando persistes en tu pecado. Es importante recordar que la Palabra de Dios es inspirada por el Espíritu Santo, por lo tanto, si queremos oír la Palabra de Dios necesitamos estar conectados al Espíritu Santo cada día. Y si en nuestra vida no somos hombres espirituales, no somos guiados por el Espíritu Santo, pues vamos a tener dificultades para OIR LA PALABRA DE DIOS. Nuestra vida está tan cegada o sorda por el pecado que no seremos sensibles a la Palabra de Dios. ¿Ya viste a personas así? A pesar de estar haciendo las cosas mal, ellos siguen viviendo como si nada pasara. No son sensibles a la voz del Espíritu Santo a través de Su Palabra.
2. Cuando morimos. Aunque esto suene lógico y quizás muy obvio, no lo es. Dice el sabio Salomón que hay tiempo para todo cuando se está vivo, pero cuando uno muere no sabe nada. Entonces, ¿qué muerto podría OÍR la Palabra de Dios? El día que Dios permita nuestra muerte no oiremos más la Palabra de Dios. ¿Qué quiero decir con esto? Leamos la Biblia, estudiemos la Biblia mientras hay vida, mientras hay oportunidad para prepararnos para el día grande con Cristo. Leamos hoy, mañana puede ser tarde. Busquemos a Dios hoy. Ganemos la batalla de la pereza, toma tu Biblia y oigamos la Palabra de Dios. ¿Amén?
3. Cuando se acabe el tiempo de GRACIA. Quizás, este punto se pueda notar mejor en contexto. Recuerden que Amós está profetizando que esa hambruna está en el futuro. Y así fue, efectivamente por 400 años aproximadamente el pueblo de Dios experimentó un silencio de la Palabra de Dios a través de sus profetas. Y en un tiempo futuro según la profecía bíblica será similar. No habrá más oportunidad, el tiempo de gracia se acabará y no podremos OÍR LA PALABRA DE DIOS, si hoy no la oímos a pesar de tener oportunidad. El pueblo de Israel y Judá fueron testigos de que por muchos años no tenían profetas, no había mensajes. No había dirección divina a través de la Palabra de Dios. Hoy tenemos la oportunidad de oír la Palabra de Dios.
Hace algunos años conocí a una persona que me contó su problema. Me dijo que era un adicto a la pornografía. Me decía que se sentía mal las primeras veces, pero luego se fue acostumbrado hasta que no sentía ni el más mínimo pesar por su adición. Aquella noche yo había predicado sobre el poder de la Palabra de Dios y cómo trabaja el Espíritu Santo. Él me pregunto: “pastor, ¿será que yo ya no tengo oportunidad? Me he vuelto tan malo que siento que Dios ya no me escucha y que cuando leo la Biblia no me conmuevo”. Dicho eso empezó a llorar, a llorar como un niño. Le dije que se alegre porque el hecho de que se conmueva, confiese su pecado (a Dios, no a mí) y sienta el deseo de abandonar esa vida y cambiar en Cristo, indica que aún DIOS está dándole oportunidad y que aún puede OÍR LA PALABRA DE DIOS. Es decir está aún sensible a oír la Palabra de Dios.
¡Hoy es un nuevo día! ¿Tienes Biblia en casa? ¿La lees todos los días? ¿Entiendes lo que lees? ¿Oyes la Palabra de Dios? Bueno, si tienes la Biblia y puedes leerla, siéntete privilegiado porque Dios sigue teniendo misericordia de nosotros y nos da el privilegio de OÍR LA PALABRA DE DIOS.
¡Feliz día!
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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