“En conformidad a todas las cosas
que Jehová había mandado a Moisés, así hicieron los hijos de Israel toda obra. Y
vio Moisés toda la obra, y he aquí que la habían hecho como Jehová había
mandado; y los bendijo” (Éxodo 39:42, 43).
Los
grandes hombres de la Biblia, llegaron a ser llamados así, no por su estatura,
talento, habilidad, conocimiento y experiencia. Todos los hombres que Pablo
presenta en la galería de la fe, tienen como común denominador: LA OBEDIENCIA.
Y es que tú puedes tener muchos talentos, experiencia, habilidades,
conocimiento, etc., pero si no eres obediente a la Palabra de Dios eres como un
cuerpo sin vida, esto es fe. Santiago diría: “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Stg.2:17).
En otras palabras, solo llego a ser un hombre obediente por fe. Si tengo fe,
seré obediente; y si soy obediente es porque tengo fe. ¿Qué tal? Veamos por ejemplo a algunos:
- A Noé se le dijo que construya un arca pues habría un diluvio (jamás hubo lluvia ante de eso), y Noé obedeció. No cuestionó ni argumentó, no pidió explicaciones, simplemente obedeció. La Biblia dice de él: “He hizo Noé conforme a todo lo que mandó Jehová” (Gen.7:5).
- A Abraham, se le dijo que abandone su tierra y su familia para ir a una tierra que Dios le mostraría. Abraham no preguntó la dirección exacta, si hay agua, luz, viáticos, etc. La Biblia dice de él: “Y se fue Abram, como Jehová le dijo” (Gen.12:4).
Los
casos anteriores son una muestra de que la obediencia es causada por la fe. Y
todos los que fueron obedientes son considerados en la galería de la fe que Pablo presenta (Heb.12).
Por
lo tanto, al leer el texto de hoy,
podemos notar que para Dios es importante que sus hijos sean obedientes
a TODO lo que él manda. Después de seis meses de construcción del santuario,
finalmente la obra acabó. Y al ver que todo lo que Jehová había dicho que se
haga, se hizo, Moisés bendice a su pueblo; tal y como Dios lo hizo al ver la
creación “buena en gran manera” (Gen.1:22, 28, 31). Moisés se alegra y bendice
al pueblo porque fue obediente. Hace algunos meses habían sido rebeldes contra
Dios, hicieron lo malo, pero se arrepintieron, y Dios les había dado una nueva
oportunidad.
¿Te
imaginas que se diga de ti, de tu familia e iglesia así: En conformidad con
todo lo que Jehová mandó, así lo hicieron? Nos ahorraríamos lágrimas,
tristezas, decepciones y problemas si tan solo aprendiéramos a hacer todo lo
que Dios nos dice que hagamos. Ser obedientes a Dios no es una tarea sencilla,
tiene que ver con la fe, y la fe viene por el oír la Palabra de Dios (Rom.10:17).
Finalmente, Jesús dijo: “Si me amáis guardad mis mandamientos” (Jn.14:15), esto
es obediencia, y es producto del amor.
Hoy
es nuevo día. Dios desea que seamos obedientes, y esto será una realidad si
desarrollamos la fe y el amor. La pregunta es, ¿cómo? Conectados cada día con
Jesús: “Separados de mí nada podéis hacer” (Jn.15:5).
Buen día.
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¡Dios te bendiga mucho!
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