“Y
Moisés llamó a Bezaleel y a Aholiab y a todo varón sabio de corazón, en cuyo
corazón había puesto Jehová sabiduría, todo hombre a quien su corazón le movió
a venir a la obra para trabajar en ella” (Éxodo 36:2).
Una obra santa,
requiere de hombres santos. Se construiría el santuario y como tal, los que
habrían de participar como protagonistas en su edificación, debían tener como característica
principal: Un corazón sabio; y esto es
solo posible por la gracia de Dios. Es Dios quien da la sabiduría (Prov.2:6).
Para hacer la “obra de
Dios” se necesita sabiduría, así lo vemos también en la construcción del templo
más hermoso que Dios tuvo. Salomón pidió sabiduría (1 Rey. 3:3-15) y solo así, pudo
construir el templo a Jehová, que le fue negado a David (a pesar de que David
tenía todas las intenciones, Dios no le permitió construir el templo). Bezaleel
y Aholiab eran sabios porque Dios había puesto sabiduría en sus corazones, no
fue por casualidad; fue por acción divina.
¿Por qué es necesario
sabiduría para hacer la obra de Dios? Porque no es una obra común. Es una obra
divina. Por lo tanto, si es una obra divina, se necesita trabajar en ese nivel,
siendo usados por Dios para hacer una obra delicada. Así lo vemos en la construcción
del santuario. No fueron personas comunes las que construyeron el tabernáculo,
fueron hombres de corazón sabio.
En la actualidad Dios
sigue llamando a hombres y mujeres como Bezaleel y Aholiab, hombres sabios de
corazón, para hacer una obra sagrada. Jeremías diría: “y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con sabiduría
y entendimiento” (Jer.3:15 -NVI). La
obra de Dios, ahora, no tiene que ver tanto con construcciones de templos (aunque
deberíamos considerarlo seriamente) sino con la obra de evangelismo a toda
criatura (Mat.28:19-20), y es necesaria que se haga con sabiduría. El texto de
hoy finaliza diciendo: “todo hombre a
quien su corazón le movió a venir a la obra para trabajar en ella” (Éxodo 36:2).
Esto está clarísimo: Todo hombre sabio voluntariamente, como efecto natural
querrá hacer la obra de Dios y trabajará en ella. Todo hombre sabio trabaja en
la obra del evangelismo, ¿amén?
¿Eres un obrero sabio
en la obra de Dios? ¿Crees que te hace falta sabiduría? Santiago dijo: “Y si alguno de vosotros tiene falta de
sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y
le será dada” (Stg. 1:5 – RVR 1960). ¡Gracias a Dios! Él está dispuesto
a darnos sabiduría de manera abundante.
Hoy es un nuevo día.
Dios llama a hombres y mujeres sabios de corazón, personas que hayan recibido
de Dios –directamente- sabiduría para hacer una obra sagrada. No hay sabios (según
Dios) que se queden con los brazos cruzados. Todo obrero sabio, sale y va a
trabajar en su obra, en la viña del Señor.
Buen día!
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¡Dios te bendiga mucho!
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