“Entonces Moisés dijo: Esto es lo que mandó Jehová; hacedlo, y la gloria de Jehová se os aparecerá” (Levítico 9:6).
Al día siguiente de consagrar a Aarón y a sus hijos como Sumo sacerdote y sacerdotes respectivamente, Dios les indica, a través de Moisés, que iniciarían sus funciones sacerdotales con detalles específicos:
Los sacerdotes tienen que presentar expiación con un becerro, y un carnero para holocausto (v.2). Por otro lado, los sacerdotes también tienen que presentar expiación con un macho cabrío, y un becerro y carnero de un año para holocausto; del mismo modo, un buey y un carnero para sacrificio de paz, y una ofrenda amasada con aceite (v.3, 4). Si hacen estas cosas LA GLORIA DE DIOS, la SHEKINÁ, LA PRESENCIA DIOS DIOS APARECERÁ.
Del capítulo de hoy, podemos destacar dos detalles más que importantes:
1. BECERRO Y CARNERO POR LOS SACERDOTES. Ambos elementos son significativos como elementos de adoración. En primer lugar, el becerro como ofrenda de sacrificio aparece por primera vez en el sistema de adoración muy probablemente porque Aarón y los demás levitas, habían permitido que la falsa adoración a través del becerro de oro (Éxodo 32), ingrese al pueblo de Israel. Cada vez que oficiarían debían recordar que el becerro no es para adorar sino para servir como ofrenda a Dios. No es una criatura (becerro) el motivo de la adoración, sino El CREADOR (Dios). En segundo lugar, el carnero como holocausto una vez más es presentado como ofrenda ideal. Esto era así porque simbolizaba la escena de la ofrenda “perfecta” que ofreció Abraham en el monte Moriah con Isaac. Todos los israelitas sabían de esa escena sublime y extrema a la vez, y como Dios proveyó un carnero para que ocupara el lugar de Isaac (Génesis 22). Cada vez que los sacerdotes presentaban expiación con un becerro y holocausto por su carnero, recordaban con tristeza de la desobediencia del becerro de oro y la fidelidad con el carnero de Abraham e Isaac.
2. MACHO CABRÍO, BECERRO y CORDERO DE UN AÑO POR EL PUEBLO DE ISRAEL. Estos elementos ya no eran para los sacerdotes sino para el pueblo. Estos sacrificios ya se habían realizado antes. Sin embargo; de manera oficial, ahora los sacerdotes ministrarían en favor del pueblo de Dios, que tenía que recodar, al igual que los levitas, la tristeza de la desobediencia del becerro de oro, y la fidelidad de Abraham e Isaac con el cordero. Se añade también a estos tres elementos, tres más: buey y carnero para sacrificios de paz, así como oblación (ofrendas de cereales) amasada con aceite. Todo esto para que el pueblo de Dios esté listo y preparado para que Dios se manifieste, a través de Su Gloria.
A pesar de haber sido separados, consagrados y capacitados para poder cumplir fielmente su labor como intercesores, mediadores entre Dios y los hombres, a pesar de todos estos detalles, los sacerdotes demostraban que eran “insuficientes” para ser los mediadores.
Levítico 9 nos deja en claro que tanto los sacerdotes y ofrendas, son incompletos, imperfectos, insuficientes para salvar a la humanidad, al pueblo… por lo que se hace necesario la intervención de Cristo como sacerdote y sacrificio perfecto y completo. Tú puedes tener la plena seguridad de que en Cristo Jesús, podemos tener la salvación completa. Los israelitas miraban hacia adelante a través de los sacerdotes y sacrificios a Cristo en la cruz del calvario.
Finalmente, es interesante notar que Dios pide cosas específicas y detalladas porque Él desea ser adorado en espíritu y en verdad. La adoración a Dios no es un asunto superficial o dejado a la voluntad y gustos del ser humano, ni siquiera de los sacerdotes en su “buen criterio”, no. Dios demanda detalles específicos, y si lo hacen así, DIOS ESTARÁ EN MEDIO DE SU PUEBLO.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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