"Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo" (Lev.11:45).
En Egipto, los Israelitas, comían de todo. La razón era sencilla, eran esclavos, y los esclavos no comen lo que quieren sino lo que sus amos desean. Los esclavos no podían elegir su comida, le guste o no, le haga daño o no, si el amo quería, los esclavos simplemente debían obedecer.
Sin embargo, no todo lo que Dios creó servía para comer. El plan original de Dios era que sus hijos, tal como Adán y Eva en el Edén, coman frutos, verduras y granos (Gn.1:29). No obstante, la Biblia enseña que después del diluvio Dios dio licencia de comer animales porque no había alimento suficiente en la tierra a causa de la inundación. Es por ello que en adelante se puede notar a los hijos de Dios comiendo carne, pero no cualquier carne, sino las permitidas por Dios, y desechando toda carne inmunda.
En su llegada a Egipto, y su vida como esclavos los israelitas olvidaron los principios de salud diseñados por Dios, y aunque hubieran querido cambiar su estilo de vida y alimentación, no habrían podido porque ellos eran esclavos y los esclavos no escogen su alimento. La alimentación de los israelitas era diseñada ahora por ellos egipcios. Los egipcios (sus amos) escogían qué comer y no comer.
El capítulo hoy presenta una lista de alimentos que Dios permite comer al pueblo de Israel y otra que no debe comer ni tocar, todo ello por asuntos de salubridad. Y es que Dios como nuestro creador sabe lo que es mejor para nosotros y lo que nos hace daño. Pero no solo por asuntos de salud sino que el verso que estamos meditando habla de santidad, de santificación; es decir de algo más especial, más delicado.
Dios es Santo y quiere que sus hijos sean santos hasta en la alimentación. Esto es por salud, sí, pero también lo es por relacionamiento con Dios, porque somos templo del Espíritu Santo (1 Corintios 3:16, 17). Y la explicación más lógica es porque si tú eres libre, si tú saliste de Egipto por mano de Dios ya no puedes comer lo que en Egipto comías. En Egipto comías por tu vida de esclavo, ahora eres libre, Dios te libertó para que seas santo, separado por Dios para un uso santo, una vida santa. Santos no porque no vayamos a pecar ni hayamos pecado jamás, sino porque decidimos vivir para y con Dios.
Sí tú aún no eres capaz de dejar alimentos que Dios no aprueba, es porque aún no eres libre, y si no eres libre, eres esclavo, y si eres esclavo haces caso a tu amo. Satanás el enemigo de Dios quiere que tú seas enfermo, que no tengas salud y que vivas lejos de la presencia divina. No hay que darle lugar. Recuerda que sólo los que han sido liberados por Dios de Egipto pueden tener una alimentación como Dios nos muestran en su Palabra.
Hoy es un buen día, a Dios le importa tu salud y tu vida. Si has sido libertado de Egipto, si has abandonado la vida de esclavos, comerás y vivirás de manera santa, según la Biblia, pues comes para Dios.
¡Buen día!
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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