“La tierra estaba desordenada y vacía, las
tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía
sobre las aguas. Entonces dijo Dios: “Haya luz”. Y hubo luz” (Gn.1:2,3).
Aunque la sociedad postmoderna se
empecine en argumentar que todo cuanto existe es simplemente producto del azar,
al leer la Biblia
puedo entender que esa idea es tan absurda y triste. Absurda porque cualquier
niño podría darse cuenta que para todo hay un responsable, y triste porque no hay
esperanza al creer de ese modo. Pero la gente de hoy vive así, con mucho
conocimiento que no sabe en que creer,
va a la deriva, sin rumbo y dirección. Caminando al azar.
El texto de hoy es categórico, la
tierra estaba en un completo desastre, sin nada, “vacía y desordenada”, esa es
la condición del planeta tierra, un mundo triste, ¿cuánto tiempo estuvo así? no
lo sé, es probable que mucho tiempo, según algunos eruditos. Pero, ¿cómo te
imaginas un mundo desordenado y vacío?
La palabra desordenada
en hebreo es Tohú y significa sin forma, sin sentido, sin objetivo, nada,
sin razón; y la palabra vacía en
su idioma original es wabohú y
significa sólo, sediento, necesitado,
hueco. Definitivamente, ese no era el mundo que Dios ideó, y con certeza
pues, Dios hizo de un mundo desordenado y vacío, un mundo bueno en gran manera (v. 31). ¡Qué maravilloso! Dios dijo y fue,
¡qué poder…!
No obstante, ¿Ya viste las noticias de hoy? No
necesitas hacerlo para saber que allá fuera de tu casa hay muchas vidas que se
encuentra tal como el mundo antes de la intervención poderosa de Dios: desordenados y vacíos. Pero, ¿tú?, Te
has sentido así alguna vez, sin sentido en la vida, solitario, necesitado. Está
leyendo acaso, alguien que se siente así, solo, triste, vacío, sin objetivos en
la vida. Es probable que sientas que tu vida está en esa condición: desordenada
y vacía, si es así, te invito a leer el verso 31, ¿qué dice? Y vio Dios y todo
era bueno en gran manera. ¿Te das
cuenta? Si Dios tuvo el poder para actuar en un mundo desordenado y vacío y
dejarlo bueno en gran manera, te
pregunto ¿Podrá hacerlo en tu vida? ¡Claro! Ve a Él, no dudes, Él te está
esperando.
Pr. Heyssen J. Cordero Maraví
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