lunes, 7 de diciembre de 2020

SÉ FIEL, DIOS TE PREMIARÁ - Jeremías 40:5


Jerusalén está destruida. Los sobrevivientes están siendo llevados como esclavos a Babilonia. Llanto, dolor, desesperación por todo lo vivido y por lo que vivirán en tierras caldeas como esclavos. Y sin embargo, hay un grupo que no será llevado a Babilonia, ¿quiénes son? “los hombres y las mujeres y los niños, y los pobres de la tierra que no fueron transportados a Babilonia” (v.7). Y entre ellos, estaba Jeremías, el profeta de Dios que había sido insultado, humillado, castigado y encarcelando por ser el portador del mensaje verdadero de Dios.

Nabuzaradán, capitán de la guardia babilónica, habla con Jeremías y entre varias cosas le dice: “Jehová tu Dios habló este mal contra este lugar; y lo ha traído y hecho Jehová según lo había dicho; porque pecasteis contra Jehová, y no oísteis su voz, por eso os ha venido esto” (vrs. 2, 3). ¡Impresionante! ¡Extraordinario! El capitán caldeo sabía de las palabras de Jeremías. Probablemente en el tiempo que Babilonia sitiaba a Jerusalén (casi un año) fuera de los muros se hablaba de cómo un profeta le exhortaba al rey Sedequías que se rinda y se entregue a Nabucodonosor. Y que esta era la voluntad de Dios. Es por ello que Nabuzaradán le dice que él [Jeremías] tenía razón.
Fue por eso, muy probablemente, que Nabucodonosor sintió simpatía por el profeta y lo dejó libre: “Y ahora yo te he soltado hoy de las cadenas que tenías en tus manos. Si te parece bien venir conmigo a Babilonia, ven, y yo velaré por ti; pero si no te parece bien venir conmigo a Babilonia, déjalo. Mira, toda la tierra está delante de ti; ve a donde mejor y más cómodo te parezca ir” (v.4). Finalmente, “le dio el capitán de la guardia provisiones y un presente, y le despidió” (v.5).
Siempre hay recompensa para los que, a pesar de todo, viven y hablan lo que Dios dijo. Podemos pasar pruebas, penurias, pesares, lágrimas, pero siempre, tarde o temprano, Dios nos libertará y nos dará recompensa.
Una cosa es sufrir penalidades por hacer la voluntad y otra muy diferente, por hacer nuestra propia voluntad. Ahí radica la diferencia. Jeremías vivió haciendo la voluntad de Dios y por eso pasó penurias, pero finalmente fue recompensado. Eso es lo que nos ofrece Cristo: “Se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de vida” (Apocalipsis 2:10).
Vivimos en medio de una crisis mundial. Ya no resulta nuevo todo esto. Es más, ya cansa la sola palabra crisis. Sin embargo, esto es apenas “principio de dolores” (Mateo 24:8) y sin embargo debemos estar seguros como dice Pablo a los Hebreos: “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma” (Hebreos 10:35-39). ¡Jesus viene pronto! ¡Solo falta un poquito! No nos desalentemos mientras tanto.
¡Hoy es un nuevo día! ¡Alégrate! Hay galardón, hay premio para los fieles, para aquellos que a pesar de las rudas luchas permanecen firmes obedeciendo la voluntad de Dios y haciendo caso a Su Palabra.
¡Feliz día!

Pr. Heyssen Cordero Maraví

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