¿Cuál es nuestra actitud frente a la Palabra de Dios? Es cierto que la Biblia tienen mensajes que probablemente vayan en contra de tus gustos, acciones y pensamientos. Y es que no siempre son agradables a nuestros oídos, pero aún así, solo tenemos dos respuestas: Aceptas el mensaje, o lo rechazas sencillamente. No hay más respuestas, sí y no. Simple y directo.
El texto de hoy es particular, ante las amonestaciones de Dios a través del rollo de Jeremías (aunque escrito por Baruc) el rey Joacim no hace sino rasgar el rollo y quemarlo. Loco como parezca, el rey no soportó un mensaje contrario a sus planes, sus acciones y pensamientos, ¿y qué es lo que hizo? Lo rompió y lo quemó.
Algunos pueden decir que Joacim era un rey demasiado corrupto para hacer eso. Y que nosotros no haríamos tal cosa. Sin embargo, aunque no rompas y quemes la Biblia, y aunque tu Biblia puede estar en un lugar bonito y sin ningún rasguño. Debe saber que eso no implica necesariamente que no lo hayas "roto y quemado". Hacemos eso todos los días cuando rechazamos hacer lo que el Libro dice que hagamos. Cuando nos levantamos de la cama y lo primero que hacemos es ir tras nuestros planes, proyectos personales y agendas humanas. Hacemos eso. Lo rechazamos.
Joacim mostró con su actitud que no quería saber nada con Dios y su mensaje, porque el mensaje era impopular y contrario a sus planes. Mas, en la Biblia encontramos otras actitudes frente a las amonestaciones de Dios. Algunos ejemplos:
1. DAVID.- El profeta Natanael lo confrontó en 2 Samuel 12 y David se arrepiente de sus males (Salmo 51). No rechazó el mensaje. Lo aceptó y vivió diferente.
2. LOS NINIVITAS.- Jonas les predicó durante tres días. Ellos se arrepintieron de sus malos caminos. Todos, desde el animal hasta el rey (Jonas 3).
3. JOSÍAS.- El abuelo de Joacim se rasgó las vestiduras e hizo ayuno. Se arrepintió y fue diferente (2 Reyes 22:11).
En cambio Joacim, SE ENTERCÓ en su pecado y RECHAZÓ EL MENSAJE DIVINO. Pero bueno, ese fue Joacim, ¿y tú? ¿Qué haces ante las amonestaciones de Dios? Todos los mensajes de amonestación de Dios tienen el propósito de que el ser humano "se arrepienta cada uno de su mal camino, y Jehová lo perdone de su maldad y de sus pecados" (Jeremías 36:3). No hay otro motivo sino que seas feliz. Todo lo que Dios te dice que abandones es aquello que te lastima y te hace daño, aunque muchas veces no te des cuenta o no te quieras dar cuenta.
Hoy es un nuevo día. Acepta la Palabra de Dios. No la rechaces. Porque lo único que tendrás haciendo eso es DESTRUCCIÓN para tu vida.
Que Dios te bendiga.
- Jeremías 36 -
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