martes, 16 de diciembre de 2025

CUANDO LA SOLUCIÓN PUEDE PUEDE SER QUE EL PROBLEMA - 1 SAMUEL 8


“Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel, y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones” (1 Samuel 8:4, 5).


Al igual que Elí, Samuel tuvo malos hijos. Aún cuando los hijos siguieron el ministerio de su padre, tanto Joel como Abías, eran corruptos y muy diferentes a su padre Samuel. La pregunta que cae madura es, ¿por qué padres fieles tienen hijos infieles? ¿cómo pueden los hijos desviarse tanto del camino que sus padres han seguido?


Es muy probable que tanto Elí como Samuel, hayan dedicado su tiempo al ministerio en demasía, que hayan descuidado su casa. Y es que muchas veces vemos a buenos líderes de iglesia y pastores vivir un ministerio tan ferviente que descuidan a su familia. Y no es que no vean a sus hijos, o los abandonen, no. Sino que en su afán de suplir el tiempo que no pasan en casa o atendiendo a la iglesia, los vuelven muy permisibles. Se nota una paternidad muy permisible, contemplativo y hasta superficial. Esto crea en los hijos un carácter irreverente a las cosas de Dios, y toman como simple las cosas sagradas.


Joel y Abías, eran corruptos y esto desagradó al pueblo de Israel. Aparentemente durante los años que Samuel tomó la batuta como juez de Israel, el pueblo volvió a Dios y estaban andando bien. Es por ello que no pueden ver en los hijos de Samuel, a los futuros líderes del pueblo, pues Samuel ya es muy viejo. Este problema no pequeño, los lleva a pedir un rey.


Este pedido revela tres detalles importantes:


1. El liderazgo pobre no forma líderes. Samuel puedo ser un líder ejemplar, pero no formó a otro líder sucesor tal como Moisés formó a Josué. El líder de éxito no solo hace las cosas bien, sino que forma otro líder. El líder que no forma otro líder, habrá fracasado en su liderazgo. 


2. La solución a veces es peor que el problema. Los ancianos de Israel pidieron un rey. Este pedido no era posible para un pueblo como Israel que era gobernado por un juez. En el sistema de gobierno por un juez, no era el juez quien lideraba sino Dios. El juez debía consultar constantemente para dar algún paso. En cambio, un rey era autónomo aun cuando el rey haya sido un rey fiel. Y la historia del pueblo de Israel revela que una monarquía fue lo peor que el pueblo tuvo. 


3. Dios permite muchas veces aunque no esté de acuerdo. El pueblo de Israel no rechazó a Samuel sino a Dios y su sistema de gobierno. Dios les advirtió lo trágico que resultaría tener reyes y las cosas tristes que vivirían a causa de reyes, pero el pueblo entercado no quiso escuchar e insistió en su pedido. Finalmente Dios permitió que tengan reyes pero jamás estuvo de acuerdo.


Hoy es un buen día para recordar que los buenos líderes forman nuevos líderes, que la solución puede ser peor que el problema y que Dios muchas veces permitirá que tengamos cosas que son malas, porque nuestro corazón no entiende y tendremos que sufrir las consecuencias.


Feliz día.


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