El texto de hoy inicia diciendo: "Vino Palabra de Jehová a Jeremías por segunda vez". ¿Cuántas veces tiene que decirnos Dios lo mismo para que le creamos? ¿Tan duro es el corazón del ser humano para que Dios vez tras vez no diga lo mismo? Así somos. Nos cuesta creer en la Palabra de Dios. Ya dijimos antes, preferimos creer en palabras de hombres, líderes políticos, actores de la TV, líderes de opinión, o simplemente creer en "cuentos de hadas", pero creerle a Dios es más complejo de lo que parece. Y es que nos hemos acostumbrado a ver para creer.
La declaración "vino Palabra de Jehová por segunda vez" es realmente extraordinaria. En realidad no era la segunda vez (era la segunda vez en el patio del palacio), incontables veces Dios había prometido para su pueblo lo mejor: que los haría volver de la cautividad. Que les daría sanidad y felicidades. Todas estas promesas de elevarlos como el pueblo más bendecido de la tierra tendrían su cumpliendo con la llegada del Mesías. Pero estas promesas no eran simples palabrerías ni mucho menos discurso halagüeños, sino que eran tan ciertos como que La palabra "promesa" en realidad no tiene un término que como que existe el día y la noche. El dicho y la noche no pueden ser alterados porque más que hagamos o digamos algo (Jeremías 33:20). No puedes evitar que amanezca ni mucho menos que anochezca. Son leyes naturales fijas.
Dios promete estas palabras en Jeremías 33, pero si somos conscientes, vamos a descubrir que muchas veces había dicho lo mismo pero con palabras y detalles diferentes. Lo que nos hace entender que simplemente Dios repite esas promesas, no por Él, sino por el ser humano incrédulo. Que quiere escuchar, que quiere pruebas contundentes para estar seguro en qué creer.
En la Biblia existen al menos 3000 promesas, ¿porqué? Porque Dios nos conoce, sabe que somos difíciles para creer en la Palabra de Dios. A lo mejor muchas promesas para que sientas la seguridad de que Dios lo hará. ¿Necesitamos tantas promesas? No lo creo, porque Dios cumple. Nunca nos falla. Pero aún así, muchas veces nos cuesta creer. Por esto, muchas promesas.
Hoy es un nuevo día. Dios nos promete no por segunda vez, ni tercera ve, ni cuarta sino por enésima vez y más... ¿por qué no creerle? No esperes más promesas, acéptalas ya. Aceptemos esas promesas y vivamos felices, porque Dios nunca falla.
Que Dios te bendiga.
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