Aristóteles dijo alguna vez que, "El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras". La Biblia es más contundente al decir: "Por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado" (Mateo 12:37).
Jeremías y el pueblo de Judá habían hecho un PACTO, un compromiso: DEJAR EN LIBERTAD A TODOS LOS ESCLAVOS (Jeremías 34:8-10). Y el pueblo, movido por el temor, por la invasión caldea (Babilonia) y lo que ello implicaba, aceptó ese acuerdo. Dejarían libres a los esclavos. Todo bien. No obstante, cuando la tormenta pasó, cuando vieron que no era tan "divertido" y nada "bonito" vivir sin esclavos rompieron el pacto e hicieron volver a los esclavos a sus propiedades y los encadenaron (Jeremías 34:11,12). ¡Qué terrible! ¡Qué desgracia! Un día dices sí, y al otro día, no. ¿Es acaso un juego? NO PACTES CON DIOS SINO ESTAS DISPUESTO A CUMPLIR.
Esto es triste, pero real. Y es que somos débiles para hablar pronto. A veces motivados por la alegría, la tristeza y el temor, hacemos promesas y decimos cual Faraón: "Lo haré", para luego arrepentirnos, y olvidarnos de nuestras promesas.
¿Cuántas veces hemos dicho: "Sí Señor, lo haré? ¿Ésta es la última vez que lo hago. A partir de hoy las cosas serán diferentes..."? Y no mentimos. Nos comprometimos. Hicimos un pacto porque sentíamos esa necesidad. Queríamos hacerlo, pero cuando la tormenta pasó, cuando la situación se compuso, nos olvidamos de lo dicho. HICIMOS PACTO CON DIOS y NO LO CUMPLIMOS.
Ya lo dijo el sabio Salomón: "Cuando a Dios hagas promesas, no tardes en cumplirla; porque Él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes" (Eclesiastés 5:4). Y, ¿cómo es que no se complace de los INSENSATOS? Jeremías describe qué le ocurriría a los que quebraron el pacto/ compromiso con Dios y no lo cumplieron de la manera más terrible: "los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de los que buscan su vida; y sus cuerpos muertos serán comida de las aves del cielo, y de las bestias de la tierra" (Jeremías 34:20). Qué triste.
Gracias a Dios estamos vivos aún. Y estar con vida es sinónimo de una nueva oportunidad. Un nuevo amanecer es igual a la voz de Dios diciéndote: "Te amo, aprovecha este día porque estás en mis planes aún". Hagamos las cosas bien. No prometas lo que no cumplirás porque seremos juzgados por nuestras palabras para justificación o para condenación.
Hoy es un nuevo día. Es posible que hayas prometido a Dios y no hayas cumplido. Hoy es una nueva oportunidad. Cumplamos nuestras promesas con Dios.
Que Dios te bendiga.
- Jeremías 34:8-22 -
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