"Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él?" (Habacuc 1:13).
El verso citado muestra la reacción del profeta ante la respuesta de Dios originada por la pregunta, "¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia y no salvarás?" (Hab.1:2). El diáologo entre Habacuc y Dios es interesante. Habacuc pregunta a Dios, por qué no hace nada ante la situación triste y terrible de Judá a pesar de que él mismo ha orado y clamado muchas veces. Dios le responde diciendo: "Porque he aquí, yo levantoa los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas" (Hab.1:6). Ahora, el profeta ya tiene la respuesta de Dios, pero no le parece, no puede entender cómo Babilonia puede ser la solución para el problema espiritual de Judá. ¿Cómo puede usar Dios a los caldeos para "castigar" al pueblo elegido por Dios?
Hay preguntas que tienen respuestas difíciles de entender. Muchas veces preguntamos a Dios por qué no responde nuestras oraciones y cuando finalmente nos responde, creemos que no es la mejor respuesta. Nos parece que una respuesta así no es justa, no es coherente. Y es que nuestra humanidad difícilmente puede entender el proceder divino, el cómo quiere Dios que las cosas sean. ¿Qué estás pidiendo a Dios incansablemente? ¿Cuál es el deseo de tu corazón en tus oraciones? Dios te va a responder pero muchas veces - tienes que saber- que las respuestas de Dios no siempre son fáciles de entender y aceptar.
El profeta Habacuc se desespera, no puede entener cómo una nación pagana, idólatra, corrupta como Babilonia puede "castigar" o puedes ser usada por Dios para amonestar a una nación como Judá, corrupta sí, pero no más que Babilonia. El profeta dice, "Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él?" (Habacuc 1:13), ¡No puede creer que Dios, siendo santo, puro que no tolera injusticias, pueda usar a Babilonia para hacer justicia! ¿Ustedes lo entienden?
En su libro, el profeta Habacuc "proporciona una solución al problema de por qué Dios permite que prosperen los pecadores, comparable con la solución proporcionada por el libro de Job al problema de por qué Dios permite que sufran los santos" (Comentario Bíblico Adventista, t.4, p.1070). Efectivamente, el profeta sabe de la condición moral y religiosa de su pueblo, sabe que merece disciplina, ¿pero que sean los babilonios los que castiguen? ¿Pueden los injustos castigar por injusticias? Simplemente el profeta no lo asimila.
Habacuc se escribió duranante un tiempo de terrible apostasía, quizá durante la última parte del reinado de Manasés (hijo y sucesor de Ezequías, vasallo de Asiria y adoptando cultos a dioses asirios dentro del templo de Jehová), durante el reinado de Amón (hijo de Manasés, reinó solo dos años pero fue tan corrupto o peor que su padre por su reinado marcado por una depravación moral) o durante la primera parte del reinado de Josías (hijo de Amón, reinó a los ocho años e hizo reformas importantes con la ayuda del profeta Jeremías), esto indica que pudo haberse escrito en general al rededor del 630 a.C, pocos años antes de la conquista de los babilonios liderados por Nabucodonosor a Judá y Jerusalén en el año 605 a.C., y es justamente el reino Caldeo o Babilonio una de las más grandes preocupaciones del profeta Habacuc pues ellos son los instrumentos de juicio de Dios.
Todas las palabras de Dios al profeta se cumplieron. Hay lecciones grandes para no olvidar, (1) Dios siempre escucha las oraciones, (2) Dios siempre responde y (3) Dios usa a malos y buenos para cumplir sus propósitos. ¿Sencillo? No siempre. Y es que así es la vida cristiana muchas veces, hay cosas que no lograremos entender fácilmente, pero la mayor y más grande esperanza es que Dios siempre responde, y cuando lo hace es siempre lo mejor para nosotros aunque no lo podamos entener hoy. Dios te ama, y si la respuesta de Dios no te gusta, igual, debes creer que es lo que te conviene, así lo veremos en el resto del libro de Habacuc.
Pr. Heyssen J. Cordero Maraví
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