La Biblia dice que había un diácono evangelista. Sí, no leímos mal. No era un anciano o un pastor, sino un diácono. Seguro ya pensaste en Esteban como uno de los diáconos de tu iglesia. Esteban era realmente un hombre de Dios que nos enseña a través de su vida lecciones para este tiempo difícil.
Influyente entre el pueblo. “Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes señales y prodigios en el pueblo" (Hch. 6:8). Como diácono pudo quedarse en casa, haciendo lo que le dijeron que haga, sirviendo a las viudas, enfermos, etc. Pero Esteban hacía más, era un evangelista. Eres un anciano, pero debes ser evangelista; eres líder de jóvenes, pero debes ser evangelista. ¡No basta ser adventista, hay que ser evangelista!
Influyente entre los sacerdotes. “... aumentaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe" (Hch. 6:7). Esteban logró llevar a Jesús a muchos de los sacerdotes judíos. Esteban no era un apóstol, pero era un evangelista. No se intimidó ante los sacerdotes, sino que con poder les predicó y evangelizó.
Influyente por la Palabra de Dios. Su sermón fue poderoso y bíblico. “Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él" (Hch. 7:54). Esteban fue muy franco con ellos, no anduvo con rodeos. Él les dijo que eran tercos, que eran incircuncisos de corazón y de oídos, que siempre estaban resistiendo al Espíritu Santo. Los acusó de ser asesinos y traidores de los justos, al igual que sus antepasados antes que ellos. Su franqueza ante el tribunal no cayó bien a estos líderes ni a sus acusadores, y ciertamente a la gente que se había levantado en su contra. Con frecuencia se escucha decir a algunas iglesias en la actualidad: "Su sermón fue muy duro... debemos predicar más suave...". La verdad es la verdad. El predicador o el evangelista debe predicar con amor, pero siempre con la verdad.
Tristemente la Biblia dice: “Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él" (Hch. 7:57). ¿Por qué fue apedreado Esteban? Simple. Porque era un hombre de Dios. Jesús dijo que "no hay profeta con honra en su propia tierra" (Mr. 6:4). ¿Qué estamos esperando como evangelistas? ¿Honra, invitaciones, aplausos, palmadas? Juan el Bautista era un predicador grande, un evangelista poderoso y ¿cómo terminó? Eso es cumplir la misión en tiempos difíciles.
Cada vez que estés ante un púlpito, en un auditorio, plaza, local, iglesia, carpa, siempre piensa antes y pide a Dios que no seas tú quien hable sino ÉL a través de ti. Somos tan débiles. Yo me equivoco, ignoro tantas cosas... pero la Biblia NO, la Palabra de Dios jamás... Si Dios hizo maravillas a través de un diácono, ¿qué puede hacer a través de mí?
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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