Festo, sucesor de Félix, gobernador de Judea tampoco halló culpa alguna para condenar a la muerte a Pablo. Sin embargo, para “congraciarse” con los judíos (v.9), le preguntó a Pablo si quería ir a Jerusalén, a lo que él apóstol respondió que no, sino que pidió ir a Roma. Festo accedió al pedido de Pablo de ser juzgado por el mismo César.
Uno podría preguntarse, si el tribuno Claudio Lisias, el gobernador Félix, su sucesor Festo, y ni el rey Agripa encontraron culpa alguna para condenar a muerte a Pablo, ¿por qué no le dejaron libre? ¿por qué tuvo que pasar varios años en prisión? Hay cosas que no entendemos hoy, tampoco lo entenderemos mañana, y quizás no las entenderemos jamás en esta vida, sin embargo tengo la plena seguridad de que algún día, cuando Cristo vuelva por segunda vez y nos lleve a las mansiones celestiales, entenderemos los “por qués de la vida.
Puede que esté leyendo alguien que ha perdido a un ser querido hermano en esta pandemia miserable. Un gran hombre, una gran mujer, un buen padre, un hijo maravilloso, una hija extraordinaria, una esposa virtuosa, un esposo amoroso fue arrebatado por este flagelo demoniaco. Y te preguntas ¿por qué? Y por más que te han dado razones no te convencen… recuerda algo, y aunque suene “facilista” la respuesta: DIOS SABE PORQUÉ. Hay razones más grandes que nuestros ojos limitados, nuestras mentes finitas no pueden ver hoy, ni entenderlos. Dios que conoce los tiempos y el futuro, sabe lo que es mejor, aunque no nos guste, no entendamos ni algún día lo hagamos en este mundo.
Pablo, no podía ser juzgado en Jerusalén. Dios dirigía todo. El Espíritu Santo ponía palabras en su labios para que hable con denuedo, con poder, y él, como apóstol, era un instrumento en las manos de Dios. Pablo era el instrumento útil, era un judío, pero era también un Romano, y esto era clave para la predicación del evangelio. ¡Amén! ¡Maravilloso! ¡Extraordinario!
Personalmente creo que había dos razones del porqué Pablo no fue liberado antes de ir a Roma:
1. Pablo fue separado por Dios desde antes de nacer, Pablo fue preparado para ser un testigo, un Evangelista en la ciudad más importante del mundo, en la capital del imperio del mundo, en Roma. ¿Quién era el indicado para hablar delante de los hombres de poder, ante gobernadores, ante reyes y ante el mismo emperador sino Pablo? Dios lo había preparado en conocimientos, en ciencia, en las Escrituras, en todo, Pablo sería un fiel representante de Dios. No es casualidad que Dios te ha llamado a ti. No es casualidad de que trabajes en ese lugar . Dios te ha preparado para que seas Evangelista ahí, donde ni el Pr. Alejandro Bullón, algún día podría predicar. Solo tú.
2. Pablo fue llevado a Roma, y encarcelado porque debía dejar legado a toda la iglesia de todas las generaciones a través de sus cartas, de sus epístolas. No tendríamos las epístolas fe Pablo si él no hubiese sido apresado y encarcelado tantos años. Definitivamente Pablo fue un hombre dirigido por Dios en cada paso.
Dios tenía grandes labores para Pablo. Tenía que hacer al menos estas dos cosas.
Seguramente ya escuchaste la famosa declaración de: “no preguntes porqué sino para qué”. Y es cierto. Cuando la enfermedad, el dolor y la injusticia nos agobia y lastima, somos tentados a mirar al cielo y a decir: “¿por qué a mí? O ¿por qué él si no tiene la culpa?”. Es entendible. Dios nos entiende. Jesús mismo un día, en medio del dolor más grande por el pecado de la humanidad dijo: “Padre, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46), así es el corazón humano, sufre, se cuestiona, llora, pero jamás debemos olvidar que Dios, es Dios, y sabe lo que es mejor siempre… aunque no nos guste, no lo entendamos y quizás jamás lo hagamos… al menos en esta tierra.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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