El capítulo 5 de Romanos inicia diciendo: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestros Señor Jesucristo” (v.1). Hablar de paz en estos tiempos resulta paradójico. La humanidad jamás vivió un tiempo así. Estamos ya pasando el año y medio de sufrir los estragos de esta pandemia miserable. ¡Cuántas familias en luto! ¡Cuántas economías destruidas! ¡Cuántas consecuencias funestas a raíz de este mal! Y pareciera que es de nunca acabar…
Las vacunas no son suficientes en países subdesarrollados, las vacunas no son efectivas al 100% en ningún lugar del mundo. Es triste ver que ni aún las potencias en ciencia y tecnología han podido dar una solución total para este mal. No se halla la cura definitiva para el covid 19 y van apareciendo nuevos brotes o cepas, variantes o mutaciones de este flagelo, y en todo eso, uno se pregunta, ¿paz? Quizás en los tiempos de Pablo - alguno podría decir-. Y otros dirían: “Pablo no vivió en nuestros tiempos, eso está claro.”
Sin embargo, hay una paz que va más allá de los estragos del covid 19. En los tiempos de Pablo ya existía esta una pandemia más peligrosa que el covid 19. Esta pandemia existió desde que Lucifer se rebeló contra Dios. Esta “pandemia universal” es la pandemia del pecado, que hace que no solo te enfermes, pierdas tu trabajo, enlute a tu familia, sino que te quita la salvación.
Es cierto, este Covid 19 nos ha hecho mucho daño, puedo dar fe de eso, y aunque no tiene cura no tiene alcance en la salvación o perdición. Es decir, puedo morir por COVID pero tengo esperanza de que cuando Jesús venga, resucitaré si he creído en Él. En cambio, la pandemia universal del pecado, tiene que ver con la salvación o la perdición del ser humano, y sí hay cura para este mal, sí hay solución, y no, no es una vacuna, es LA SANGRE DE CRISTO JESÚS. Jesús murió por nosotros y por ello ahora podemos ser salvos de esta pandemia universal.
Pablo escribe con la plena seguridad de que, podemos ser un pueblo atribulado, perseguido, expulsado de Roma como la iglesia a quien escribe su epístola a los Romanos, pero TENEMOS PAZ. Y no del tipo de paz que el mundo la da, esa efímera, momentánea, superficial; sino una paz concreta, una paz real, que “no tapa el sol con un dedo” sino que me da la plena certeza de que Dios está conmigo. ¡Alabado sea Dios!
Hoy es un nuevo día. Quizás asistirás o asististe al culto de adoración de tu iglesia vía zoom a causa de esta pandemia. ¿Te imaginas si Cristo hubiera hecho lo mismo por nosotros en medio de esta pandemia universal del pecado? Imagina que Cristo nos hablaría vía zoom por a causa de la pandemia. Nos diría que nos ama y que pronto acabará. No. Jesús vino a este mundo, se hizo carne, se hizo hombre, venció al virus del pecado y hoy podemos tener esperanza de salvación por la fe. ¿Eso no es motivo para tener paz? Paz en medio de la tormenta. Claro que sí. ¡Amén!
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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