Dios dirige la vida de sus hijos. Pablo pudo haber muerto antes de que llegue al Gobernador Félix, pero Dios cuidó de su vida a través de los muchas personas, entre ellas, el tribuno Claudio Lisias, tal como vimos en el capítulo anterior. Y es que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28). Tú puedes tener la seguridad de que Dios jamás te abandonará en tu jornada como hijo de Dios. Si tú estás haciendo las cosas bien, no tienes qué temer. Dios siempre extenderá puentes para cumplir su propósito, su voluntad.
Eñ capítulo 24 destaca varias lecciones, como por ejemplo, cómo trabaja el enemigo. Así como
Dios tiene instrumentos para hacer su voluntad, el enemigo, Satanás, tiene también sus instrumentos: El orador Tértulo, por ejemplo que con palabras escogidas y halagüeñas se dirige a Félix para hallar su favor y lograr el juzgamiento de Pablo. Sin embargo, Dios dirige. Y a pesar de todo, Félix no halló culpa como para condenarlo, y “esperando dinero a cambio”, le dejó preso pero con algunos privilegios por dos años. Durante ese tiempo, Félix le hacía preguntas sobre la fe de Jesucristo, a lo que Pablo le exponía con pasión el evangelio, hablándole sobre la justicia, el dominio propio y el juicio divino (v.25). El texto dice:
“Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré” (v.25).
¿Por qué este triple mensaje espantó al gobernador Félix? ¿Fue muy duro acaso el Evangelista Pablo en su mensaje ante un gobernador?
El gobernador Félix había sido esclavo en su vida antigua, y con muchas mentiras y maniobras falsas había llegado a ser liberto y posteriormente a ser gobernador. Ahora estaba en una relación con Drusila, una judía, hija de Agripa II. Pertenecía a la “alta alcurnia”, pero seguía siendo injusto, corrupto y sin escrúpulos. El apóstol Pablo, siendo guiado por el Espíritu Santo toca tres temas en su mensaje: justicia, dominio propio y juicio divino. Estos mensajes “espantaron” al gobernador. Él era un gobernador injusto, un hombre que daba rienda suelta a sus pasiones y gustos. Y el se aterrorizó al escuchar que un día sería juzgado, un día ya no sería él el juez sino que Dios le juzgaría por todo lo que había en vida. ¡Impresionante!
Cuando escuchamos o leemos la Biblia podemos tomar dos acciones: (1) Aceptar el mensaje, arrepentirme y vivir como Dios quiere, y (2) Rechazar el mensaje, enojarme y seguir viviendo como si nada pasará. ¿Y qué hizo Félix? Hizo lo segundo, rechazó el mensaje y le dijo que “para otra oportunidad”, “para después”. Y ese día nunca llegó, porque como alguien dijera: “el DESPUÉS es pariente del NUNCA”.
Hoy, existen muchos “Félix”, solo quieren escuchar lo que les gusta. Y cuando son confrontados con la verdad, muchas veces no gustan, de espantan… ¿por qué? Porque va en contra de sus intereses, gustos, vida… Sin embargo, debemos ser como Pablo, predicar la verdad. Pablo no fue halagüeño, adulón, servil o obsecuente. No. Pablo habló la verdad. Pablo no predicó un mensaje para congraciarse con el gobernador como para que lo deje libre. Pablo no se defendía, Él defendía su mensaje, el mensaje de Cristo. Por eso su vida quedaba a un segundo plano. No pagó por su libertad pudiéndolo hacer. Pablo quería ver a más personas salvas, por ello no desaprovechó la a oportunidad de hablarle a Félix. Quizás sería la única oportunidad de predicarle a un hombre como Félix, eso es pasión por las personas, por la misión.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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