Vivimos en tiempos en donde algunos cristianos o creyentes tienen dificultades en armonizar algunos temas “difíciles” con el amor de Dios. Algunos dicen que el amor de Dios es tan grande que no tienen lugar para un juicio divino que destruye.
Hay “cristianos” que creen que Dios nos ama tanto que nos entiende a tal punto de tolerar nuestras debilidades. Por lo tanto, no pueden conciliar el amor con la “ira de Dios”. Y la verdad, esto no es algo nuevo, esto ya se vivía en los tiempos de Jeremías, quién escribió: “Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová” (v.7).
Las aves saben cuándo lloverá o cuándo deben migrar, pero los seres humanos, el pueblo de Dios no conoce o no quiere entender que el juicio es inminente. Dios juzgará a su pueblo. Este mensaje fue dado por los profetas de Dios, pero ellos no hacían caso. Preferían creer en mensajes de falsos profetas, preferían creer en sus propias ideas y compresiones antojadizas de las profecías… se creían sabios como para entender que el juicio de Dios no se daría. Por eso enseñaban que no hay juicio, que todo será paz, que el mundo mejorará.
Nada más alejado de la verdad. En el año 605 a.C. Babilonia llegó y ejecutó el juicio divino. Dios cumplió.
Jamás olvidemos que Dios es Perfecto en sus tiempos. No dudes, el juicio de Dios es real. Que podamos ser obedientes a la voz de Dios. Vamos a prepararnos.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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