Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír. Definitivamente estas declaraciones calzan perfectamente con la actitud del pueblo de Judá. Jeremías declara: “Oíd ahora esto, pueblo necio y sin corazón, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye” (v.21).
Hay varias lecciones que podríamos destacar del capítulo de hoy, pero el verso que hemos elegido tienen mucha profundidad y verdad:
1. PUEBLO NECIO. La palabra necio tiene que ver con la palabra hebrea “shakal” que indica persona tonta, ignorante y terca. Es una palabra antónima a la prudencia e inteligencia. Sin embargo, esta palabra era ligada a la desobediencia. Es decir, es necia, terca o tonta porque no obedece a Dios ni a Su Palabra.
2. PUEBLO SIN CORAZÓN. Si la palabra anterior apuntaba al intelecto, a la mente. Esta segunda palabra “lëb” que es la palabra “corazón”, tiene que ver con los sentimientos y decisiones. Es un pueblo que no tiene sentimientos, no es sensible a la voz de Dios. Sus corazones están duros y reacios al llamado de Dios.
¿Cuántas veces hemos tenido esa actitud para con Dios? A veces por el trajín de la vida, las agendas y situaciones vamos por la vida haciendo “tonterías”, tomando cada decisión lejos de los caminos de Dios y “rechazando” la voz de Dios a través del Espíritu Santo hablando en nuestros corazones.
Hoy es un nuevo día. Vayamos a Dios hoy, no mañana. Oigamos la voz de Dios. No seamos ciegos ni sordos espirituales.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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