Es posible que el título de este post no te agrade, y mucho menos te parezca lógico. En una sociedad donde todo debe ser por las buenas, y nada por la fuerza, donde existe libertad en todos los aspectos de la vida, es una falta de respeto insinuar que debemos aceptar algo aunque no nos guste. Pues, la lección de hoy tiene que ver con ello.
Ismael, hijo de Netanías, no estuvo de acuerdo con la designación de Gedalías como gobernante de Judá por voluntad del rey Nabucodonosor. Probablemente pensaba que no se merecía el cargo, que era incapaz de liderar bien a Judá, o quizás creía que Gedalías era un traidor, un "chupa medias" de Nabudoconor, y que por eso, por su condición servil y antipatriota el rey de Babilonia lo colocó en ese puesto. Ismael pensaba que la designación de Gedalías, era obra de humanos, y se olvidaba que era Dios quien estaba al control de todo y que no existe nada que no esté bajo la soberanía de Dios. Y es que Dios quita y pone reyes (Daniel 2:21).
La peor tragedia del ser humano es olvidar que Dios tiene el control de todo. Ni la caída de un cabello es pasado por alto ante los ojos de Dios. Pero eso no entendía Ismael, él creía que Gedalías no se merecía el puesto, que el idóneo para ese puesto era él (Ismael). No quería ser el segundo, ni mucho menos el tercero ni el cuarto después del rey. Eso no lo podía aceptar, no podía aceptar que un inepto esté al frente mientras él, que "era más capaz" no tenga la oportunidad.
Tenía un viejo profesor que decía, "aunque tus líderes sean una “coronta” de maíz, debemos respetarlo porque Dios lo puso o permitió". En esa misma dirección, y con toda la autoridad, Pablo dijo: "Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él" (Romanos 13:1).
¡Qué débiles somos los seres humanos! Al igual que Samuel con toda seguridad habríamos elegido a cualquiera de los hijos de Isaí como rey de Israel, ignorando así al jovencito David. Y es que nosotros miramos lo externo, pero Dios mira el corazón (1 Samuel 16:7).
¿Eres alguien que gustaría tener un cargo elevado? ¿Consideras que tu liderazgo o tu trabajo no es valorado por tus líderes o jefes? ¿Crees que mereces estar en el lugar de tus líderes? Tranquilo, Dios está al control. Dios sabe tu tiempo, Dios sabe lo que es mejor. No es conformismo, no es resignación, es ponerse en las manos de Dios y aceptar la voluntad de Dios, aunque no me guste, porque Dios sabe siempre lo que es mejor.
Hoy es un nuevo día. Respeta a tus líderes, a tu jefe del trabajo, al supervisor o al gerente. Dios lo puso, ahí. Respeta a las autoridades religiosas, gubernamentales, al presidente del país. El día que olvides que Dios está al control a pesar de..., serás infeliz. Cumple con la parte que te corresponde ahora.
Ismael, por su codicia y su insatisfacción personal, hizo daño y cometió terribles horrores. No dejes que los celos hagan de tu vida, una vida triste, traicionera, mentirosa y asesina.
Que Dios te bendiga.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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