lunes, 26 de octubre de 2009

En cuanto sea posible, esté en paz con todos

Los golpes en la puerta, antes que llamar su atención le escandalizaron porque temía que a cada nuevo embate sucumbieran las bisagras y dejaran caer los dos portones, grandes y pesados, de madera traída de la India. "Ya va, ya va", dijo con cierta impaciencia, que se disipó cuando abrió. Un niño le informó: "Padre, los sepultureros se agarraron a golpes en el cementerio".

Subió en la bicicleta después de arremangarse la sotana blanca y pedaleó con desespero para encontrarse con el espectáculo: los dos cuidadores de tumba estaban protagonizando una trifulca sin precedentes, ni siquiera en las contiendas de box que tanto le gustaban en su niñez.

El cementerio San Miguel, de Santa Marta, al norte de Colombia, estaba lleno de curiosos. Incluso, aprovechando la aglomeración, algunos avivatos vendían empanadas, refrescos y pan, y un fotógrafo de la plaza central, ofrecía imágenes tomadas en su cámara de revelado instantáneo. "Para las guarde para el recuerdo", gritaba.

Los tres pronto estaban inmersos en la gresca hasta que llegó la policía. Uno de los agentes se santiguó y a porrazos logró separarlos en procura de conducirlos a la delegación. Aún en la celda continuaban gritándose improperios y uno de ellos, con el ojo amoratado, amenazó al cura: "Apenas salga de aquí, lo mato".

El incidente no pasó a mayores, gracias a Dios, pero los tres protagonistas salieron en radio prensa y televisión y alguien incluso hasta propuso que sirviera de argumento para una telenovela.

Arreglar antes que sea tarde

Los cristianos, como nuevas criaturas por la obra redentora del amado Señor Jesús, debemos evidenciar nuestra nueva naturaleza (Juan 1:12; 2 Corintios 5.17). Y una de los aspectos que debe caracterizarnos, es el diálogo. Procurar resolver los problemas antes que se agraven.

El apóstol Pablo escribió: "No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor" (Romanos 12:17-19).

Quien obra justicia es Dios. A Él debemos dejarle que se manifieste con poder y salga en nuestra defensa como poderoso gigante. Resolver todos los asuntos a nuestra manera, además de que no es lo más aconsejable, puede conducir a empeorar las cosas.

Le invito para que acogiendo la recomendación de la Palabra de Dios, encomiende todas las dificultades que tenga, en manos de Dios. Pídale que le ayude a resolver los conflictos. Si camina asido de su mano, puedo asegurar que en todos los casos, encontrará una solución.

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